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La creciente media luna de Kosovo

Las vertientes más radicales del islam van ganando adeptos en la nación más joven de los Balcanes. Cada vez son más las personas que dan la espalda a una sociedad hasta ahora laica y prestan atención a unos imanes que con la ayuda de dinero procedente del Golfo Pérsico expanden ideas religiosas conservadoras.

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Pablo GONZÁLEZ

En Pristina, capital de Kosovo, es sencillo ver y oír minaretes que llaman a los musulmanes a rezar varias veces al día. Por un lado, este hecho es común en cualquier país de mayoría musulmana, sin embargo, en Kosovo está despertando temores debido al mensaje conservador, en algunos casos incluso radical, que están difundiendo algunos imanes entre sus feligreses. Ello unido a la crisis económica en la que vive sumido todo Kosovo desde hace unos años hace que, en opinión de diferentes componentes de la sociedad kosovar y observadores, exista una mezcla idónea para cultivar ideas extremistas.

Sin embargo, hasta no hace mucho la importancia que se le daba a la religión era escasa. La sociedad yugoslava de la que formaron parte los albanokosovares era, como en la mayoría de los países del bloque socialista a excepción de Polonia, una sociedad laica. Los propios albaneses, tanto de Kosovo como de la propia Albania, no son estrictamente musulmanes, y aunque pequeña, existe entre ellos una minoría cristiana. Así una de las personas más famosas y queridas por todos los albaneses es la misionera Madre Teresa de Calcuta, albanesa católica. La mayoría musulmana, un 96% de la población, tampoco ha practicado una vertiente demasiado conservadora, siendo el consumo del alcohol o incluso comer productos porcinos bastante común.

Creciente islamización

En los últimos años, vertientes musulmanas más conservadoras como el salafismo o el wahabismo están penetrando con fuerza en Kosovo. Imanes bien financiados desde organizaciones no gubernamentales de ámbito religioso crean comunidades que se expanden con rapidez. El secreto de su éxito es sencillo en el Kosovo actual. Con cerca de un 50% del paro, las familias reciben desde las mezquitas ayudas mensuales equivalentes, y en muchos casos superiores, a un sueldo normal. Reciben así mismo «apoyo moral», educación gratuita para sus hijos, ayudas para acudir al médico. Todo ello en medio de una sociedad donde la educación o sanidad están al alcance de menos personas año tras año, y aun así son cada vez de peor calidad. La financiación, aunque no de manera directa, proviene de países del Golfo Pérsico. Las diferentes organizaciones no gubernamentales que donan sustanciales sumas para este, como ellos califican, «trabajo social», se encuentran en su mayoría en países occidentales como Gran Bretaña o Australia, pero previsiblemente se financian de donaciones provenientes de países como Arabia Saudí, Catar o Egipto. En algunos casos, se habla directamente del apoyo que ofrece la organización Hermanos Musulmanes, oficialmente no presente en Kosovo.

Este no es el primer intento que hacen los islamistas más rigoristas de entrar en Kosovo. Justo después de la guerra de 1999 que supuso la intervención de la OTAN y la separación de facto de Kosovo de Serbia, ya hicieron varios intentos. En ese momento fueron rechazados, en varias ocasiones de manera violenta, por las fuerzas de la guerrilla albanokosovar UCK. Ahora la situación ha cambiado, ya que el control del cumplimiento de las leyes está en manos de la misión europea EULEX. Esta, siguiendo «estándares occidentales», no permite perseguir a ninguna ONG, aunque su trabajo y financiación no queden muy claros. Por esta paradoja, los elementos musulmanes más reaccionarios encuentran protección para sus actividades de las mismas fuerzas que los combaten en otros frentes como Afganistán o Mali.

Los defensores de la no investigación y persecución de estas ONG alegan que por el momento el número real de adeptos de estás vertientes es todavía escaso y, sobre todo, que no han cometido delito alguno. Así, hasta ahora han calificado de acciones esporádicas protagonizadas por individuos aislados los actos de violencia que van ocurriendo con cada vez mayor asiduidad contra cementerios y monumentos serbios (iglesias y monasterios ortodoxos en su mayoría). También, y esto preocupa más en Kosovo, cada vez son más los imanes liberales que son atacados por partidarios de ramas más conservadoras. Palizas, amenazas o la quema de propiedades son denuncias que han presentado ante la Policía en los últimos años varios imanes que se pronunciaron públicamente en contra de las vertientes más rigoristas del islam. Hasta ahora, solo una de las muchas denuncias ha dado resultado, una condena de tres meses a un solo individuo por la quema de un coche. El resto no se ha investigado en profundidad, o si se ha hecho, no ha dado resultados.

Gracias a esta libertad de acción, imanes como Shefqet Krasniqi cada vez obtienen mayor reconocimiento dentro de la sociedad. Calificado como mayor exponente del islam más conservador de Kosovo, este imán dirige las oraciones en la principal mezquita de Pristina, y además tiene un programa propio en una televisión local. Krasniqi califica la situación actual de un proceso natural, en el que la sociedad kosovar tiene un despertar religioso tras años de socialismo y dominio serbio. Para él, este despertar se tiene que culminar con el abandono del secularismo por parte del Estado y la adopción de unas leyes y costumbres más acordes con una visión del islam propia de los países del Golfo Pérsico. Así mismo, a pesar de señalar que el conflicto con los serbios no tiene para él una base religiosa, compara la situación de los enclaves serbios en Kosovo con el Líbano. Un problema que para él se tiene que solucionar «de una manera u otra».

¿Amenaza real?

El debate está abierto en Kosovo. Lo que unos ven como una amenaza intolerable en una sociedad democrática, otros lo ven como un proceso que afianzará a una sociedad con problemas. Sea de una manera u otra, este aumento del islam de índole más rigorista es un serio toque de atención sobre la realidad que se está formando en la joven nación balcánica. Pobreza unida a libertad de acción para agentes religiosos rigoristas no ha dado hasta ahora buenos frutos, y menos en una zona tan sensible como los Balcanes.

 

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