El Gobierno de Chipre volvía a atrasar ayer, por segunda vez, la votación del paquete de medidas del Eurogrupo a cambio del rescate de 10.000 millones euros debido al previsible rechazo del resto de partidos del parlamento. La decisión de imponer una quita a los depósitos bancarios suscitó el rechazo de la oposición por lo que el presidente, Nikos Anastasiadis, optó por presentar una contrapropuesta a sus socios europeos, a fin de rebajar el impacto en los pequeños ahorradores.

Finalmente, el Eurogrupo cedía y aceptaba la propuesta de Chipre de excluir a los ahorradores con depósitos inferiores a los 100.000 euros del impuesto único que preveía inicialmente imponerles.

Tras una teleconferencia que se prolongó durante una hora y media, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, anunció en un comunicado que «la eurozona sigue pensando que los pequeños ahorradores deberían ser tratados de manera diferente a los grandes depositantes y reafirma la importancia de garantizar plenamente los depósitos inferiores a 100.000 euros».

Ya por la mañana, varios líderes de la eurozona, ministros de Finanzas y algunos representantes de la troika dejaron la puerta abierta a una modificación de los términos de la quita y dejaron a Nicosia la responsabilidad de fijar los porcentajes.

La Comisión Europea calmaba el clima de incertidumbre con las declaraciones del vicepresidente, Olli Rehn, que afirmó que siempre que se logre el mismo impacto económico de la participación de los ahorradores (5.800 millones), la eurozona no se opondría a una modificación de la quita en base a una aplicación más progresiva de la carga.

Para conseguir este objetivo, Chipre podría aumentar hasta el 15,6% la retención que aplicará a los depósitos superiores a los 100.000 euros. En la primera formulación del impuesto, estaba previsto que los ahorros hasta los 100.000 euros sufriesen una quita del 6,7% y los superiores una del 9,9%.

La alarma se mantiene

Entretanto, el descontento popular y político a la quita propuesta por los mandatarios europeos protagonizó la jornada. Tras dos días de vaivén de cifras y citas, los partidos esperaban el resultado de la reunión para analizar la nueva propuesta y decidir el sentido de su voto.

El sentimiento más compartido seguía siendo el de rechazo hacia los socios europeos, un sentir alimentado por el propio presidente, quien en su mensaje a la ciudadanía aseguró que en Bruselas se le había planteado, a modo de chantaje, la alternativa entre la quiebra y la quita.

«Algo jamás visto. Nos tratan como a conejillos de Indias», dijo Marios Karoyian, el presidente del partido centrista DIKO, socio de Anastasiadis en el Gobierno, tras asistir en el Parlamento a una reunión a puerta cerrada con el presidente.

Karoyian, cuyo partido en principio decidió apoyar el proyecto, aunque se apuntaba a la posibilidad de que uno de sus parlamentarios votara en contra, dejó abierta la posibilidad de un «no» si no se imponen modificaciones.

El plan del Eurogrupo requiere del voto de 29 de los 56 parlamentarios, por lo que los 20 del partido gobernante requieren al menos de los nueve de su aliado NIKOS.

Además de los pequeños ahorradores, la quita a los depósitos bancarios perjudican sobre todo los intereses de Rusia, cuyos depósitos en la isla se estiman en unos 15.474 millones de euros.

Más de una quinta parte de todos los depósitos en los bancos de Chipre, que suman unos 70.544 millones de euros, son propiedad de ciudadanos rusos por lo que las autoridades del país mostraron en varias ocasiones sus reticencias a la medida. El presidente, Vladimir Putin, quien hoy calificó la quita de «injusta, poco profesional y peligrosa».

En la misma línea se pronunció el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev: «No andaremos con rodeos, esto (la quita) se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno», sentenció. Moscú se plantea tomar represalias. El titular de Finanzas, Antón Siluánov, adelantó que se replanteará la reestructuración de la deuda de Chipre, que ha solicitado a Rusia que suavice las condiciones de un crédito de 2.500 millones de dólares.

A la espera del resultado de la votación en el Parlamento, el Banco Central mantiene la orden de no abrir los bancos hasta el jueves, una medida que en principio se preveía hasta hoy, por el miedo de que se produzca una «fuga de capitales».