Esta semana nos hemos sorprendido con una mala noticia: el próximo curso en Gasteiz se van a cerrar tres escuelas infantiles pertenecientes al Partzuergo Haurreskolak: Almudena Cid en El Pilar, Txirrinbil en Lakua y Virgen Blanca en Abetxuko. Así, los y las niñas del aula de cunas de estas tres haurreskolas no podrán volver en septiembre a sus Centros con sus educadoras y educadores. La excusa fácil que ofrecen tanto el Ayuntamiento como el Partzuergo Haurreskolak es la baja matriculación y la necesidad de reorganizar la oferta del servicio. En nuestra opinión, detrás de este cierre se encuentra el alto coste del servicio, que se traduce en unas cuotas inaceptables en la situación económica actual.

Como consecuencia de estos cierres, la oferta pública de 0 a 2 años en Gasteiz se verá reducida en 125 plazas, y 20 educadoras deberán abandonar sus puestos (13 serán reubicadas en otros centros y el resto finalizará sus contratos; además, se amortizarán cuatro plazas de trabajadores del Ayuntamiento). Si se lleva a cabo el cierre de la haurreskola Virgen Blanca, el barrio de Abetxuko se quedaría sin servicio público del ciclo 0-2 años y sin oferta educativa en euskara, con la única posibilidad de la oferta privada o concertada.

El modelo de planificación que realizan el Ayuntamiento y el Gobierno vasco con respecto a la oferta escolar está basado en criterios puramente economicistas, sin ninguna previsión sobre los datos reales. De hecho, nos consta que son muchos los niños y niñas que se han quedado sin oferta pública de educación infantil en diferentes barrios de Gasteiz ¿Abrirán nuevas escuelas infantiles cuando ya no exista demanda?

La baja matriculación de niños y niñas es consecuencia directa del alto precio de las haurreskolas. Debido a la crisis actual, estas cuotas son inasumibles para muchas familias. La Administración, en vez de facilitar el acceso a las escuelas públicas, día a día lo dificulta más, haciendo políticas que dirigen la matriculación del ciclo 0-2 hacía la oferta privada. Las escuelas concertadas, por cuestiones estratégicas (para atraer matriculación), deciden mantener congeladas unas cuotas inferiores a las públicas, a costa -entre otras cosas- de las pésimas condiciones laborales de sus trabajadoras y trabajadores. Mientras tanto, en la oferta pública la subida ha sido de un 5% para este curso. La cuota que tienen que pagar las familias por cada niño o niña es de 160 euros por cinco horas o 208 euros entre cinco y ocho horas. ¡Qué precios para tiempos de crisis! Además, desde este curso se les obliga a todas las familias a abonar el primer mes en mayo. Muchas familias desconocen su futuro laboral, por lo que prefieren no arriesgar y deciden optar por otras ofertas o dejar a sus hijos e hijas en casa.

Desde el sindicato STEE-EILAS volvemos a denunciar una situación que no solo afecta directamente a la situación económica de las familias, sino también al futuro de la oferta pública, con consecuencias importantes en el ámbito de la cohesión social y la igualdad de oportunidades..