Un parado búlgaro de 41 años de edad se encontraba ayer en estado crítico tras quemarse a lo bonzo en Bulgaria, convirtiéndose en el sexto caso de inmolación en un mes de protestas contra la pobreza y la corrupción de las élites políticas, debido a sus difíciles condiciones de vida.

El último caso de esta triste lista ocurrió ayer, cuando un habitante de Sitovo, cerca de Silistra, se roció el cuerpo con gasolina y se prendió fuego en el centro del estadio local, lo que le produjo quemaduras en el 90%.

El individuo, desempleado, con un hijo, dijo a los médicos de emergencia que se quemó por desesperación porque «no se puede soportar más sin pan».

La prensa local informó, además, del caso de un minero de la ciudad sureña de Bobovdol, cuya vida corre peligro tras prenderse fuego. El hombre, de 59 años, había llamado a su esposa y le había dicho que se inmolaría por sentirse «inútil e incapaz de ayudar a su familia» tras haber perdido su trabajo. Su hijo llegó cuando se rociaba con gasolina y se prendía fuego y consiguió extinguir las llamas, aunque se encuentra grave.

Un artesano del hierro de 51 años permanece en estado crítico tras inmolarse hace una semana.

Esta forma de protesta comenzó en Bulgaria con las intensas manifestaciones contra los elevados precios de la electricidad y otras necesidades, que han desatado una grave crisis política. Tras personas han muerto ya tras inmolarse.