La temporada del Athletic continúa por la senda de la frustración y con el único objetivo de sumar los puntos necesarios para despedir San Mamés dignamente antes de acometer una profunda reflexión en torno a lo sucedido desde mayo de 2012. Los leones siguen sin dar con la tecla necesaria en lo deportivo mientras asimilan mentalmente una situación absolutamente inesperada. En las últimas semanas, el discurso del vestuario ha ido variando hacia la autoafirmación mediante diferentes declaraciones ante los medios. El apego al club, el sentimiento familiar y la crítica velada hacia los que se van han empezado a tener su espacio.

Es parte del proceso, decía Óscar de Marcos, que se aprende más de un «no» que de un «sí». Tiene razón el de Biasteri, que al igual que la mayoría de sus compañeros ha sacado más conclusiones de los tropiezos de la presente temporada que de la nube de Gelsenkirchen u Old Trafford. La primera, que para ser un equipo de súper élite es imprescindible no bajar la guardia ni en el césped ni en el apartado psicológico. He ahí la clave de lo sucedido, ya que pasarán muchos antes de que el Athletic repita un curso tan extraordinario como el del año pasado. Lo hecho está al alcance de pocos, pero de menos aún lo está el mantenerse.

Restan nueve puntos por conseguir, cifra que no cabe despreciar y cabría reducir desde el partido ante el Granada. Los leones cuentan con buenos futbolistas, algunos minusvalorados al rol de secundarios por los que se fueron, se marcharán -aunque no estaría de más saber qué papel les otorgan a ellos sus excompañeros de la seleccion española o los del Bayern- o parte de la afición y tratan de apuntalar el futuro con renovaciones como las de Ruiz de Galarreta, Laporte o Saborit. La cadena de Lezama nunca se detiene y es necesario mirar hacia adelante. Poniendo las bases para que lo sucedido este año no se repita.

No cabe otro camino. A falta de grandes revanchas, el fútbol otorga nuevas oportunidades cada fin de semana. Al final de cada temporada, el aficionado renueva sus ilusiones y los hinchas del Athletic no lo son menos. Incomodidades derivadas del traslado al nuevo campo aparte, volverán a sonreir al estrenar casa y pensar que vuelve la primavera rojiblanca.

El futuro del Athletic pasa por atender a la excepcional temporada del filial, recuperar lesionados y reforzarse en el mercado. Siendo en ese sentido exjugadores del club las primeras opciones. Sin embargo, todo proyecto necesita un líder cualificado y el Athletic lo sigue teniendo. Marcelo Bielsa, además de uno de los mejores entrenadores del mundo, con todos sus defectos -que también los tiene-, es uno de los personajes más trascendentes e influyentes del planeta futbolístico. Por ello, tanto el club como el rosarino deberían realizar un esfuerzo compartido para unir su vínculo en un contexto liberado de todas las dificultades y sinsabores de este curso de transición. Esa debería ser la primera opción en Ibaigane y sería positivo que Bielsa entendiese que siendo ya parte de la historia del club las despedidas son mejores con una sonrisa.