Lo ocurrido con las licencias de radio es un auténtico escándalo. Las irregularidades son evidentes y los damnificados también: el Grupo Noticias y su emisora Onda Vasca, por un lado, y EKHE, la empresa editora de GARA, por otro. ¿Casualidades? No parece. En todo caso, la pregunta ahora es qué hacer. Nosotros hemos presentado los recursos pertinentes y nuestras petición es clara: que se retome la convocatoria en el punto 5, punto en el que están hechas las primeras valoraciones -visto lo visto, las únicas valoraciones objetivas y sujetas a las bases de la convocatoria de todo el proceso-.

Si del concurso tal y como se ha hecho los damnificados somos esos dos grupos comunicativos, de la suspensión y judicialización del mismo saldrían aún más damnificados. Supondría un retraso inaceptable que se sumaría a los 25 años que se ha tardado en convocar este concurso (el anterior fue en 1987). El primer afectado sería el euskara, dado que se demora la legalización de más emisoras en el idioma de los vascos, retrasando así una normalización urgente y necesaria. Asimismo, la suspensión incondicional del concurso la sufrirían los oyentes que quieren tener un dial plural y representativo de la sociedad vasca, dentro del cual ellos tengan la libertad de elegir qué quieren escuchar. Hoy en día la radiodifusión está en manos de empresas estatales. En consecuencia, somos periferia de un sistema de radiodifusión ajeno. Las instituciones vascas no saldrían tampoco muy bien paradas, puesto que los técnicos también consideran que la mejor opción es recuperar el concurso donde se torció.

Reiniciar todo el proceso sería un error. Todo el mundo perdería y no se subsanaría la injusticia cometida con Onda Vasca y con GARA.