Mikel INSAUSTI

Segundo largometraje del independiente Josh Radnor, más conocido como actor por la serie televisiva «Cómo conocí a vuestra madre». Dada su capacidad para desdoblarse delante y detrás de la cámara, y debido a que su ópera prima «Happythankyoumoreplease» transcurría en Nueva York, ya se empezó a ver en él a un nuevo Woody Allen. Afortunadamente, «Liberal Arts» pone las cosas en su sitio, y tan precipitada comparación queda olvidada. El propio Radnor es el primero en desmarcarse, haciendo que su personaje deje la Gran Manzana para regresar a su Ohio natal.

El pretexto argumental para cambiar la vida de urbanita por la de un entorno más rural es una invitación para asistir a la despedida de un antiguo profesor, que se jubila. Será, precisamente, el ex catedrático interpretado por Richard Jenkins el que resuma con sus diálogos la filosofía de la película, que va más allá del «peterpanismo», al manifestar que nadie quiere sentirse como un adulto, y menos aún cuando llega la hora del obligado retiro.

El protagonista, por su parte, es un treintañero que sufre el síndrome del eterno estudiante, ya que no pierde la ocasión de su retorno al campus para revivir sus años en la Universidad. Es más, iniciará una relación sentimental con la joven universitaria a la que presta su imagen Elizabeth Olsen, además de tener una aventura con su antigua profesora de romanticismo inglés. Y es que todos los personajes de «Liberal Arts» leen tanto como los de las películas de Eric Rohmer, si bien en cuanto a gustos literarios no falta el inevitable conflicto generacional. El protagonista le reprocha a su nueva amiga íntima que lea las novelas de Stephenie Meyer, y para demostrarle que «Crepúsculo» no es auténtica literatura gótica le regala «Drácula», de Bram Stoker. No es el único libro al que se hace una referencia explícita, y a un nivel más amplio de significación el lugar de cabecera lo ocupa «Canciones de inocencia y experiencia», de William Blake. Y aquí va el spoiler para quien quiera saltárselo: no es de extrañar que acabe finalmente emparejado con la bibliotecaria.