Resignados, abatidos, derrotados. Así se mostraban ayer los chipriotas tras conocer el resultado de la crucial negociación llevada a cabo en Bruselas entre su gobierno y los miembros del Eurogrupo.

En una jornada de fiesta nacional, aniversario del inicio de la Revolución Griega de 1821, habitantes de la capital expresaron a GARA su consternación por el resultado y el aciago sentimiento de estar «acostumbrados a empezar de cero». Kostas, un jubilado de 67 años, lamentó la decisión de los prestamistas internacionales y las graves consecuencias que acarreará. «No debieron atemorizar a otros países con lo ocurrido en Chipre -afirmó-, la decisión contra nosotros ha sido muy dura, debieron ser más flexibles».

Yorgos, empleado de comercio, achacó a la debilidad del país el desenlace de las negociaciones. «No tuvimos alternativa, a las naciones pequeñas nos imponen estas políticas», aseguró, al tiempo que mostró su certeza de que «la economía empeorará rápidamente».

Más dramático se mostró el científico Emmanuel Lioudakis, quien en una carta a la ciudadanía publicada en la prensa local trató de «reunir los fragmentos de la dignidad de este pueblo en ruinas dejadas por la imposición de medidas intolerables de nuestros socios en la Unión Europea». Tras asegurar que «Chipre, ya no existe», Lioudakis presagió «la destrucción del sistema bancario y la desaparición de nuestro estado».

A su vez el Premio Nobel de Economía, Christopher Pissarides, y jefe del Consejo Económico de Chipre, consideró que su país debería replantearse su permanencia en la eurozona toda vez que «si tienes problemas no necesariamente van a ser solucionados de la manera más beneficiosa para la economía». Al tiempo, consideró que el Eurogrupo ha sentado un peligroso precedente para otros países pequeños como Malta y Luxemburgo, que también deberían evaluar los beneficios de ser miembros de la Unión.

Los políticos difieren

Sin embargo, los principales líderes políticos chipriotas asumieron el acuerdo como el mal menor ante el panorama presentado de quiebra descontrolada. «Lo difícil empieza hoy y es a partir de ahora cuando debemos demostrar que somos capaces de sacar lo mejor de nosotros», dijo en un comunicado el presidente de la comisión parlamentaria de Finanzas, Nikos Papadópulos, del partido socialdemócrata DIKO. A su juicio, no hay duda de que la decisión del Eurogrupo es un acuerdo doloroso que va a cambiar la vida cotidiana, y que lo importante ahora «es intentar reducir al mínimo las consecuencias del acuerdo y ayudar a los que las sufrirán».

Por su parte el vicepresidente del partido gubernamental DISY, Lefteris Jristoforu, justificó el resultado como un mal preferible a otro peor que hubiera significado la bancarrota del país. Afirmó también que el presidente y los dirigentes de los partidos políticos asumieron el desenlace sin controversias y con consciencia del momento.

Por último, la prensa local subrayó la existencia de intensas presiones y chantajes intolerables durante las maratonianas negociaciones de Bruselas. Los dirigentes europeos exigieron la aplicación de las medidas con el coste humano más alto, profirieron amenazas de expulsión de Chipre de la eurozona y cambiaron incesantemente de postura a lo largo de las conversaciones.