Tras el tercer triunfo a domicilio
Tornan los buenos números foráneos
Con la victoria en Valladolid, los rojillos vuelven a ponerse en la media de las cifras a domicilio obtenidas en la etapa Mendilibar.
Natxo MATXIN
Once jornadas le costó esta temporada a Osasuna estrenarse lejos de El Sadar, precisamente contra el rival de este próximo domingo, el Espanyol, al que goleó en su estadio (0-3). Un triunfo que sirvió para que la escuadra navarra diese un giro en su trayectoria tras un inicio de Liga muy pobre, que le ha ido lastrando a lo largo de todo el año.
Esa victoria a domicilio tuvo un valor especial en la presente campaña dada la falta de tino de los de Mendilibar en los encuentros caseros, uno de los puntos fuertes del equipo y que se echó en falta hasta bien entrado el campeonato. Aparte de un magnífico balón de oxígeno, los tres puntos obtenidos en el campo de Cornellà-El Prat dieron lugar a la esperanza de que los rojillos iban a cumplir con las expectativas de su entrenador de jugar igual fuera que en casa.
Sin embargo, la realidad fue bien distinta. Si a Osasuna le costó once partidos anotarse el primer triple lejos de Iruñea, bastante más tuvo que esperar para encadenar el segundo: nada menos que 17 partidos. Ante tan largo periodo, la ansiedad por sacar un buen resultado foráneo hizo mella en el vestuario rojillo, acrecentada por la irregularidad en su propio estadio.
La victoria en el Ciutat de Levante ante un rival que por entonces disputaba competición europea -y que aspira a repetirlo este año- sirvió para desvanecer todos esos fantasmas y establecer el convencimiento de que el cuadro encarnado podía sacar partido a su fútbol atrevido en cualquier campo. Y esta creencia la refrendó el pasado domingo en Valladolid, con un nuevo triunfo que devuelve a Osasuna a los números foráneos que se habían venido firmando en la etapa de Mendilibar, e incluso con un cuarto de torneo todavía pendiente para mejorarlos.
Ahora mismo, son doce los puntos que atesora en su bagaje lejos de Iruñea, solo dos menos que los que tenía el año pasado a estas alturas de temporada. Teniendo en cuenta el momento que vivía por aquel entonces el club navarro y por lo que ha tenido que pasar en el presente, se antoja de gran valor esa decena mencionada.
Además, no sería descabellado pensar que, haciendo una extrapolación contenida con respecto a lo que fue la campaña pasada -finalmente se sumaron 18 puntos fuera de casa-, Osasuna aún está en disposición de sumar otros aproximadamente cuatro puntos, los cuales, junto a un par de triunfos locales, le darían casi con toda seguridad la permanencia un año más en la Primera División.
Pocos goles
La mejoría en los guarismos a domicilio del club navarro ha quedado patente en estas dos últimas campañas si los comparamos con anteriores ejercicios. Así, los 12 puntos de esta temporada o los 14 de la anterior superan sensiblemente a los 8 de la 2010-2011, los 9 de la 2007-2008 o los 10 de la 2008-09, que se llevaban sumados a la conclusión de la jornada liguera visegimonovena.
Como dato interesante, confirmar asimismo que Osasuna sigue en la misma línea de encajar pocos goles y anotar bastantes menos, pero con la variante de que, a día de hoy, saca mucho mayor rendimiento -lo que se traduce en más puntos- a esa fuerte personalidad defensiva y a su contraria, la incapacidad en ataque para transformar sus ocasiones en tantos que suban al marcador.
No varían mucho los 14 goles que lleva a favor y 22 en contra en sus desplazamientos de la actual temporada con respecto a las cifras de anteriores campañas. Así, en la pasada todavía eran peores esos guarismos -13 frente a 28-, mientras que en la 2010-2011 fueron similares -14 contra 26-, en la 2009-2010 se firmaron 13 a favor y 20 en contra, en la 2008-2009 un gol menos a favor y en la 2007-2008 unos raquíticos 8 contra 17.
Aunque tampoco brillante, lo que queda claro es que ha existido una mejoría del rendimiento del equipo lejos de El Sadar en la etapa Mendilibar con respecto a lo que fue el bagaje foráneo de Camacho en el banquillo osasunista.
Lo mucho que le costó a Osasuna ganar su primer partido fuera de casa y encadenar la segunda victoria a domicilio ha quedado más patente en la presente temporada por la irregular marcha del equipo en sus encuentros caseros.
En una entrevista concedida a la agencia EFE, Andrés Fernández prefiere no pensar en su futuro inmediato y aferrarse al presente del buen momento que está viviendo en Osasuna, aunque es consciente de que ello ha generado que un buen número de equipos hayan puesto sus ojos en él para hacerse con sus servicios en el próximo mercado veraniego.
El cancerbero destaca que «la verdad es que estoy en una ciudad muy tranquila, estoy muy a gusto con la gente y en el equipo estoy fenomenal». Interpelado sobre lo que le deparará el destino una vez concluida la presente temporada, asegura que «pienso lo mismo que el año pasado y este año. Voy a disfrutar lo que tengo aquí, que muchas veces no valoras por estar pensando en mil sitios».
Incidiendo más todavía en esa idea de vivir con intensidad lo que podrían ser sus últimos meses vistiendo la elástica rojilla, el portero murciano resalta que Osasuna «es como una familia» y que se lo pasa «muy bien» en el equipo, «entrenando y en el vestuario. Prefiero valorar eso y, si en un futuro pasa algo, ya no lo sé. No está en mis manos», admite.
Andrés Fernández refrendó en su último encuentro, disputado en el José Zorrilla, lo que ya se pudo ver la temporada anterior y sigue protagonizando en la presente, que es un puntal básico en el once de Mendilibar y que, con sus paradas, ha permitido que la escuadra navarra sumase unos cuantos puntos.
Dos intervenciones de mérito suyas en la primera parte posibilitaron que Osasuna llegase vivo al descanso y le diese la vuelta al marcador en la segunda mitad. «Fue importante, sobre todo, por el nivel anímico del equipo porque, si el rival se pone con dos goles, lo ves todavía más difícil. En el fútbol tienes un fallo, pero siempre hay otra jugada y no hay que bajar los brazos. Fue importante mantener el 1-0 hasta el descanso y a partir de ahí poder reaccionar», recalca.
Una reacción, la rojilla, que vino como fruto de la conjura que hubo en el equipo durante el descanso, en el sentido de «creer« en sí mismos, en que hacen «fútbol como para ganar», además de «salir con carácter y mucha mentalidad».
La victoria en Pucela fue «importante» para acabar con una racha de tres derrotas consecutivas, pero los siete puntos que hay de colchón no deben servir para confiarse, de ahí que «los nueve partidos que nos quedan hay que intentar ganarlos, seguir con esa mentalidad hasta el final». GARA