Si lo que ven no es extraño, la visión es falsa

(en un muro)

El fiscal anticorrupción, Pedro Roch, oficiando de paladín de acosadas princesas, no ve indicios de delito en la mayor de las infantas. Aunque copropietaria de la fundación que servía (presuntamente, no vaya a ser que Pedro se altere) para desviar fondos públicos, no sabía nada de nada. Todos pensando que, de las dos infantas borbónicas, Elena era la más sencilla y ha resultado que es Cristina la que comparte la candidez de Ana Mato. Dos mirlos blancos a contracorriente de una realidad corrupta que la justicia española ha sabido descubrir frente a los prejuicios y resentimientos de la mayoría de los mortales que afirman su culpabilidad.

Eva Durán Ramos, diputada del PP, siente revivir situaciones propias del gueto judío de Varsovia. Para ella los llamados escraches contra los diputados responsables de los desahucios son lo mismo que las razzias de las escuadras de las Waffen-SS realizaban contra los judíos marcando con una estrella de David los domicilios. Hay, dentro del PP y sus acólitos, quien no se aventura a tanto y tan sólo denuncia que ETA, a través de la «calle barroka» está detrás de los escraches. Si les asusta el barroquismo de calles recargadas por tanta gente amenazada de desahucio y con un futuro incierto proponiendo una salida, qué pasará cuando las calles se conviertan en el hogar de gentes sin futuro para ellos y para sus hijos.

Todo esto ocurre mientras la amenaza mundial vuelve a ser asiática. Si no era suficiente con la presencia de la Vespa mandarinia (avispón asiático gigante), un himenóptero, cabrón donde los haya, sin idea buena y la gripe aviar amenazando, de nuevo, desde China; ahora, además, a «El Brillante Camarada y Joven General», Kim Jong Un, hijo de «El Querido Líder Kim Jong Il» y nieto de «El Gran Líder Kim Il Sung», le ha dado el cuarto de hora y amenaza con arrasar los EEUU y lo que se ponga por delante. En Corea del Norte, la jefatura del Estado que, además, ostenta la jefatura del ejército la hereda el hijo varón, como en España.

En tiempos de mis abuelos el demonio amarillo lo representaba Fu Manchú, al que las crónicas de entonces describían como un hombre de alta estatura, delgado, pero fibroso, felino en sus actitudes y movimientos y un rostro de expresión satánica. Una coleta pendía de su afeitado cráneo y sus rasgados ojos poseían «el fulgor magnético de los ojos de la pantera». En tiempo de mis padres, un ilustrado Mao al alimón con el poeta Ho Chi Minh ocuparon el centro de los odios de los guardianes de Occidente por méritos más que probados. Ahora, con China presa de la lógica del capital y de los mercados, el Bin Laden disfrutando del paraíso; nos quieren meter miedo con un tío de metro cuarenta, ágrafo, amigo de los tupés y con cara de dibujo de la factoría Disney.

Los que violentan la libertad, la igualdad y la justicia llaman nazis a quienes no marcan su paso de oca; EEUU se declara defensor de la Paz Mundial. ¿Qué será lo próximo?