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Tercera derrota consecutiva en El Sadar

El socavón casero parece no tener fin

Los rojillos saltaron sin tensión en los inicios de ambas partes y ello les costó muy caro en la segunda. El Espanyol, bien posicionado y con el buzo de trabajo, no permitió la reacción de los anfitriones que, salvo en alguna acción aislada, no dieron sensación de peligro.

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OSASUNA 0

ESPANYOL 2

Natxo MATXIN

Osasuna está empeñado en culminar una de las peores campañas caseras que se le recuerdan en los últimos tiempos. De 16 partidos disputados en El Sadar, los de Mendilibar solo han sido capaces de sacar cinco adelante. Desde hace casi dos meses -frente al Zaragoza-, el cuadro rojillo no gana en el estadio iruindarra. Y, lo que es peor, no solo se han dejado puntos en el camino de manera inmisericorde, sino que también las sensaciones han ido de mal en peor.

Si ante el Athletic la derrota se pudo escudar en la falta de fortuna de los anfitriones, la visita del Atlético dejó al descubierto más de una carencia de la escuadra navarra, no solo en ataque, también en defensa. Al menos, el equipo, aunque impotente, trató de echarle casta en un partido en el que la diferencia de calidad quedó patente.

Por eso se esperaba con ilusión el envite frente a los periquitos, en principio más equilibrado y con el aval de haberse traído los tres puntos de Valladolid. Parecía un encuentro diseñado como anillo al dedo para cortar la sangría y volver a dar una alegría a la siempre corajuda afición local.

Nada más lejos de la realidad. En esta ocasión no hubo excusas a las que recurrir y sí comprobar, con desaliento, cómo incluso faltó el ímpetu obligado por la situación clasificatoria. Los inicios de la primera y segunda parte así lo atestiguaron, hasta el punto de que cuando Héctor Moreno anotó el 0-1 a más de uno le cayó como una losa la sensación de que el choque estaba finiquitado.

Al menos por lo visto en los dos últimos compromisos disputados en el campo encarnado, da la sensación de que los rivales le han cogido el tranquillo al estilo de juego de los rojillos, contrarrestándolo con parecida medicina. Osasuna no encuentra alternativas cuando el contrario que tiene enfrente realiza una apuesta deportiva muy similar a la suya, e incluso mejor, como ocurrió ayer.

El Espanyol estuvo mucho más intenso en todas las disputas, perfectamente colocado, inexpugnable en el juego aéreo y eficaz en la estrategia. Demasiadas cualidades como para que se le pudiese meter mano, máxime por parte de un once que en contadas ocasiones buscó penetrar por banda, que no se sirvió de las caídas como otrora, y que tampoco fue capaz de ahogar al adversario.

Sin esas señas de identidad, los de Mendilibar se encontraban perdidos. Y lo dejaron patente poco después de sonar el pitido inicial. Con una latente falta de tensión, inexplicable con lo que hay en juego, los periquitos bien pudieron ya ponerse por delante en el marcador a las primeras de cambio.

La manopla de Andrés, el larguero y la falta de puntería impidieron que la tragedia adelantase su curso, pero comenzaba a mascarse. Pudo variar el rumbo de la pequeña historia del partido la clamorosa ocasión de que disfrutó Kike Sola, y acabó mandándola al anfiteatro. Tampoco los pequeños detalles, tan determinantes en este tipo de compromisos, quisieron estar ayer del lado navarro. Esta vez, el delantero cascantino no atinó con la portería contraria cuando la tenía toda para él, impidiendo que su equipo se adelantase en el marcador, lo que quizá habría variado considerablemente el devenir de la tarde.

Malos estudiantes

Como suele ocurrir, del perdón se pasó al castigo. Nuevamente hubo flojera defensiva en una jugada a balón parado y se pagó con otro gol que, a la postre, se tornaría decisivo. Confirmando la máxima del mal estudiante, que aprieta cuando llegan los exámenes, Osasuna trató, ya con el marcador en contra, de ejecutar por la vía rápida todo aquello que antes había sido incapaz de llevar a cabo.

Y de esas prisas apareció el estilo acelerado y desesperado que casi siempre acaba en juego atropellado, poco profundo y desesperante. Con algún que otro oasis, como el tiro de De las Cuevas que buscó la base del poste en el 66, pero que sacó con solvencia Casilla. Lo demás fue mucho envío largo, centros poco precisos e intentos de profanar la defensa blanquiazul por su parte central y más poblada.

Lo que está claro es que a esta plantilla parece irle la marcha de jugar con el corazón de los aficionados hasta el último suspiro. Y en ello estamos.

«Ellos han actuado de Osasuna y nosotros hemos querido ganar jugando diferente»

A juicio del técnico rojillo, José Luis Mendilibar, una de las claves de la tercera derrota consecutiva rojilla en casa estuvo en que se cambiaron los papeles. «Ellos han actuado de Osasuna, mientras que nosotros hemos querido ganar jugando de una manera diferente a la habitual», reflejó el técnico zaldibartarra.

«No sé si nos hemos confundido por querer sacar el balón jugado y nos han obligado a dar muchos apoyos hacia atrás. Las segundas jugadas en envíos largos fueron para ellos y nuestras líneas estuvieron muy separadas, como si fuésemos dos equipos», amplió.

Mendilibar no escondió, además, que los suyos no estuvieron finos en los dos inicios de ambas partes. «Salieron con mucha más tensión que nosotros, jugando en nuestro campo, sacando corners. Nos ha costado mucho soltarnos y llevar la inicitiva, con lo que hemos perdido confianza y nos vinimos un poco abajo. En el descanso hablamos de que no podía suceder lo mismo al comienzo de la segunda parte, pero se ha repetido», admitió con rotundidad.

El míster rojillo volvió a incidir en una máxima que se viene cumpliendo en los últimos tiempos. «Parece que tenemos que estar bajo presión para jugar bien y eso es un fallo mío, que soy quien les tengo que meter esa presión para que no nos durmamos. A lo mejor es que nos creemos mejores...», dejó caer.

Por su parte, el entrenador periquito, Javier Aguirre, resaltó de los suyos la «solidez y orden del equipo», quiso dejar claro que «fue un gran paso» el triunfo en El Sadar, pero que la salvación no está «matemáticamente» conseguida. El Vasco ha conseguido 30 puntos de 51 posibles, lo que daría pie a pensar en su renovación. Un tema que no le preocupa. «Me la suda», dijo explícito. N.M.

La distancia al descenso se reduce a cinco

Tras la derrota contra el Espanyol, la distancia respecto al descenso se vio reducida dos puntos, quedando ahora Osasuna a cinco del Deportivo, que es quien lo marca. La derrota del Celta en su campo contra el Rayo Vallecano (0-2) favoreció los intereses rojillos, ya que perdieron cuatro de los cinco equipos que están por detrás de los de Mendilibar.

El juvenil pierde sorpresivamente frente al Alavés

El equipo rojillo de División de Honor cayó de manera inesperada en el derbi contra el Alavés (0-1), ubicado en la zona media de la tabla. La derrota, en cualquier caso, no impide que los juveniles sigan manteniendo la segunda posición. El resto de equipos de la cantera -juveniles, cadetes e infantiles- consiguió pleno de victorias frente a su diferentes rivales.

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