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Internacional

Fútbol de hierro

Férrea tiranía del Bayern, como la de Margaret Thatcher en el balompié inglés.

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Joseba VIVANCO

Como decíamos ayer... que dijera Fray Luis de León, sí, el poderoso Bayern de Munich se proclamó finalmente campeón de la Bundesliga a falta de seis jornadas y recibirá por 23º vez la die Salatschüssl, esa famosa `ensaladera' cuyo origen se remonta a principios del siglo pasado, en el embrión de las primeras competiciones futbolísticas en Alemania, y fue una donación del príncipe Guillermo de Prusia. En aquel entonces el equipo ganador la guardaba en sus vitrinas durante un año, hasta que el peculiar trofeo desapareció con la Segunda Guerra Mundial y apareció años después en un banco de la Alemania oriental donde la había depositado un aficionado del Dresden, último campeón.

Este fin de semana, el Bayern se alzó con la `ensaladera', siendo el campeón más rápido en lograrlo, batiendo el récord que ostentaba el FC Köln desde 1964. Y lo hizo con números que asustan: 24 victorias, 3 empates, 1 derrota; 79 goles a favor, 13 en contra. Un solitario gol de Bastian Schweinsteiger le dio el decisivo triunfo este domingo, gol de un jugador que llegó al club bávaro con 14 años, que cada vez que se anuncia su nombre en el Allianz Arena se pronuncia con el sobrenombre de Fussballgott o `Dios del fútbol' aunque el apodo que menos le gusta sea Schweini, o sea, `cerdito', aficionado a la música electrónica, a los karts y para quien su día perfecto nada tiene que ver con el fútbol sino con un día a orillas del lago Chiemsee.

El Bayern capitaneado por Jupp Heynckes ha hecho historia en la Bundesliga tras dos temporadas en blanco y ahora quiere hacer historia más allá. Con la llegada de Pep Guardiola y algún refuerzo defensivo, no es de extrañar que su directivo Karl-Heinz Rummenigge haya abogado esta semana por seguir revitalizando el campeonato alemán jugándolo de marzo a diciembre sin pausa de verano, evitando el frío invierno y en esos meses promover giras internacionales para mercadear la Bundesliga y sus equipos.

Intratable también caminaba en la Premier League el Manchester United, hasta que este lunes le rindió visita su rival el City y los Citizen perderán la Liga pero al menos les quedará el consuelo de volver a ganar en Old Trafford, ante 76.000 espectadores, por segunda temporada consecutiva. 1-2 para los de Roberto Mancini, con golazo victorioso de un Kun Agüero -por cierto, el apellido es el de su madre, porque sus padres eran menores de edad cuando lo tuvieron- que salió desde el banquillo y lo celebró mostrando sus espinilleras de Oliver y Benji, serie de la que era un gran aficionado en su niñez. No anotó su compañero el Apache Tévez, que la semana pasada empezó su nuevo trabajo como barrendero, al que ha sido castigado por la justicia por sus continuas sanciones de tráfico. Eso sí, llegó en Porsche con chófer...

Solo había perdido una vez Alex Ferguson jugando con su United en lunes, en 1992, y esta vez el que le `pintó' la cara fue su más directo rival. Mientras, el irregular Chelsea remontó al Sunderland del polémico Paolo Di Canio -el sindicato de mineros inglés ha denunciado su contratación- para ganar 2-1 en Stamford Bridge y colocarse tercero a expensas de un Tottenham sin el galés Gareth Bale que empató en casa ante el Everton. El Arsenal también ganó 1-2 al WBA y se coloca a dos puntos de los Spurs con un partido menos.

Destinos exóticos

El séptimo en discordia es el Liverpool, que no pasó del empate en casa ante el West Ham, y donde la mítica grada `Koop' de Anfield se acordó con cánticos nada amigables de la fallecida Margaret Thatcher, como también lo hizo nuestro admirado Joey Barton, que a estas alturas uno no sabe si lo hace mejor en las redes sociales que sobre el césped del Velodrome de Marsella: «I'd say RIP Maggie but it wouldn't be true. If Heaven exists that old witch won't be there....», escribió en su Twitter, algo así como «Yo diría a Maggie RIP pero no sería cierto. Si el cielo existe esa vieja bruja no estará allí...».

Sam Allardyce, técnico del Wets Ham, dijo de ella en su día que «Margaret Thatcher mató al fútbol», porque, según denunció en 2011, «Thatcher modificó las leyes, con ello se dejó de pagar a los profesores dinero extra para entrenar deportes después de la escuela. Las actividades deportivas se hundieron. Ello afectó a nivel competitivo. Hoy día tenemos menos atletas listos y más niños gordos, por eso creo que Margaret Thatcher no solo perjudicó el fútbol y en general al deporte británico. Ella mató al fútbol». Durante la etapa en que la exministra tenía la voz de mando, cerca de 5.000 terrenos de fútbol se convirtieron en áreas de desarrollo.

Al margen de eso, como ha escrito Toni Padilla en un artículo en la revista ``Panenka'', cuando la primera ministra llegó al poder, en el fútbol inglés predominaban «estadios viejos, hostiles, donde los hinchas lanzaban a los visitantes dardos o bolas de billar que robaban en los pubs. Muchos jóvenes fallecieron en peleas en el metro o cerca de los estadios», se vendía propaganda fascista... Thatcher atacó y acabó con ese `hooliganismo', obligó a reestructurar los viejos y peligrosos estadios, y todo derivó en la creación de la Premier League de la mano de los derechos televisivos que salvaron a los clubes, acabando con el fútbol de toda la vida para convertirlo en negocio. «La mujer que alejó a los obreros del fútbol», la ha llamado el periodista Mauricio Cabrera. Thatcher, por cierto, era hincha del Burnley.

A quien seguro le preocupa lo justo lo que pase en la Premier es a un denostado guardameta inglés como David James, ¿recuerdan?, Calamity James le rebautizaron allí tras uno de esos históricos errores habituales en los porteros de las Islas. Pues el bueno de David, junto a Ryan Giggs uno de los jugadores con más partidos, acaba de recalar en el Vestmannaeyjar islandés. Un destino bastante exótico para un jugador que fue guardameta de la selección inglesa, pero para nada extravagante. Ya sabemos que el gran Alessandro Del Piero ha renovado un año más en Australia, que la MLS estadounidense se ha convertido también en un balneario dorado para algunos futbolistas, aunque sí sorprende encontrarse estos días en la Champions asiática al australiano Harry Kewall, ex del Liverpool o Galatasaray, jugando en el Al Gharafa qatarí, junto a Nené, aquel ex del Alavés y el año pasado en el PSG, así como un viejo rockero como Djibril Cissé, ese poderoso delantero francés conocido por el color de sus peinados y su barba, casado con... una peluquera galesa.

Al menos Cissé tiene los años que dice que tiene, 32, aunque tras pasar por ocho clubes parezca más veterano. No vaya a suceder como con el nigeriano Taribo West, el de las dos coletitas en la cabeza, ex de Auxerre, Inter y Milan, de quien Zarco Zecevic, presidente del Partizán de Belgrado, equipo donde militó entre 2002 y 2004, ha revelado que «cuando le fichamos dijo tener 28 años. Luego descubrimos que en realidad tenía 40».

De Taribo West alguien dijo que era «un jugador con tan poco talento que le han salido espárragos en la cabeza», pero lo cierto es que si nos atenemos a ese baile de años, se habría retirado con 46 años, en 2008, en el fútbol iraní. Habría jugado en el Inter con 36 años, mientras en su documento ponía 24.

En fin, viejos rockeros como Francesco Totti, que en su 32º derbi sigue marcando goles, como el del empate a uno en el clásico romano ante la Lazio. Incidentes previos al encuentro, varios heridos por arma blanca, cargas policiales, y dentro del Olímpico de Roma -donde por cierto, se acaban de prohibir los pases especiales a políticos en el estadio- tablas que mantienen a los laciales quintos y séptimos a los de la Loba.

Empató también el Milan en casa de la Fiorentina un partido que ganaba 0-2 y sigue tercero con los violas cuartos; al Inter le crecen los enanos y perdió 3-4 en casa ante el Atalanta, y la Juventus sigue a su ritmo tras ganar 2-1, seguida del Napoli, que hizo lo propio. Este fin de semana, dos apasionantes Milan-Napoli -tercero y segundo, cuatro puntos de ventaja- y Lazio-Juve.

El nombre de la jornada y no por sus goles, quién si no, Mario Balotelli, pillado fumando en el tren que les llevaba al partido, y que además ha sido sancionado con tres partidos por dirigirse a un juez de línea con las palabras «Che cazzo guardi?», algo así como ¿qué coño miras? 20.000 euros de sanción le han caído también a la Fiorentina por cánticos racistas en su partido ante el Milan. Desde luego, deberían aprender del ingenio inglés como el de los seguidores del West Ham, que al lampiño Jonjo Shelvey, del Liverpool, le cantaban «Harry Potter viene por ti», por su parecido a Voldemort.

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