Incendio en el casco viejo de Bermeo
El fuego consume parte del centro histórico y alarma a los vecinos
Un gran incendio, originado de madrugada en el bajo de un edificio abandonado en el casco viejo de Bermeo, causó ayer el derrumbe de cinco inmuebles, dañando a otros dos y obligando a desalojar a 70 vecinos, y mantuvo en vilo a toda la villa marinera vizcaina. Durante horas, los bomberos trataron de sofocar el fuego, que controlaron a la tarde.
Mikel PASTOR | BERMEO
Un gran incendio en el casco viejo de Bermeo -declarado según diversas fuentes alrededor de las cuatro de la madrugada- provocó alarma e incertidumbre entre los vecinos de la villa marinera durante toda la jornada de ayer. Las consecuencias no fueron tan trágicas como se pudo aventurar en un principio, a pesar de los importantes daños materiales que se produjeron por el efecto de las llamas y, posteriormente, por el agua empleada por los bomberos para extinguir el imponente fuego que consumió una parte del corazón de la localidad vizcaina.
Cinco edificios completamente destruidos, otros dos con daños muy graves, 70 personas de unos 35 núcleos familiares con su domicilio perdido para siempre, negocios gravemente afectados, calles acordonadas y, sobre todo, la sensación de miedo, de impotencia y de alarma que vivieron durante varias horas los afectados hasta que los servicios de emergencias y los responsables institucionales controlaron los efectos de la catástrofe.
La situación y las causas por las que se produjo el fuego no están aún del todo definidas. Lo único claro es que a las 3.50, el bajo de un edificio abandonado en la calle Nardiz'tar Jon del casco viejo bermeotarra ardía completamente, extendiéndose las llamas por todo el inmueble en cuestión de minutos.
Empujado por el fuerte viento sur que azotó durante toda la jornada la localidad pesquera vizcaina, el fuego se propagó a los edificios colindantes. Dos son las razones para la rápida extensión de las llamas: la estrechez de las callejuelas del centro histórico, que hacen que cualquier posible objeto incendiado que salte de un inmueble en llamas caiga en cualquier otro edificio; y la antigüedad de las edificaciones, con muchos ele- mentos que no han sido renovados durante décadas.
Algunos heridos leves
Solo veinte minutos después de que se detectara el fuego -a las 4.10- bomberos del parque foral de Gernika se personaron en el lugar. También hicieron acto de presencia agentes de la Ertzaintza y de la Policía Municipal, que participaron activamente en labores de extinción.
Este arduo trabajo dejó un saldo de cinco heridos leves: tres bomberos, un policía local y un ertzaina, que fueron atendidos en el lugar sin que fuera necesario su traslado a un centro sanitario.
Las dotaciones de bomberos continuaron trabajando intensamente en el lugar durante toda la mañana y parte de la tarde, realizando todas labores de extinción para que no volviera a surgir ningún fuego de los humeantes escombros de las viviendas derruidas. La amenaza constante de las llamas, con el riesgo latente de que el fuego se volviera a extender por las estrechas callejuelas del casco viejo, hicieron aún más complicada la labor. Sobre las 18.00, y tras un titánico trabajo por parte de profesionales y voluntarios, se dio por controlado el siniestro.
La meteorología jugó un papel importante en todo este proceso. En primer lugar, el fuerte viento sur que sacudió a Euskal Herria fue un auténtico obstáculo que tuvieron que salvar las unidades de bomberos. Además de jugar un papel determinante durante la expansión de las llamas, ayudando a prender las viviendas colindantes, también dificultó sobremanera el apagado de las llamas, ya que originó varios pequeños incendios y complicó a los bomberos la labor de acotar el terreno del fuego. En contrapartida, las lluvias caídas a mediodía sobre Bermeo ayudaron a enfriar los escombros y a dar la puntilla a un incendio que tuvo en jaque a vecinos y autoridades durante muchísimas horas.
Esta situación llevó a las fuerzas desplazadas a acordonar la zona. En total, cuatro calles en las que se encontraban situados 20 portales tuvieron que ser inmediatamente desalojadas. Muchos vecinos, dadas las horas que eran, tuvieron que salir a la carrera de sus domicilios y casi con lo puesto, debido a las peligrosas trazas que la situación estaba tomando por momentos.
Esta situación de caos y pánico tornó en angustia y preocupación con el paso de las horas. Muchos bermeotarras, sabiéndose ya fuera de todo riesgo, lamentaron los daños materiales y personales que este incendio ha provocado. Los corrillos, las conversaciones en tono grave y los lamentos fueron la tónica general durante al jornada.
«Venían bolas de fuego»
Las reacciones a uno de los mayores incendios sufridos por Bermeo en los últimos 50 años no se hicieron esperar. Inquietud, preocupación, incredulidad. Cada afectado ofreció su porción de realidad, ayudando a completar un puzzle que muestra una tragedia de proporciones muy destacables.
Enrique Vara, uno de los vecinos desalojados, aseguraba que se dio cuenta de la gravedad del suceso al asomarse al balcón y ver «como venían bolas de fuego» que le ayudaron a visualizar la gravedad de la situación. Vara fue desalojado pasadas las cuatro de la madrugada junto a su mujer, su hijo y dos nietas de, de 6 y 9 años, de su domicilio en la calle Intxausti, paralela a Nardiz'tar Jon. Afirmó no haber sentido miedo durante el proceso, pero sí cierto nerviosismo al ver las llamas tan cerca.
Esas dosis de tensión fueron perceptibles a todos los niveles de representación. La propia alcaldesa, Idurre Bideguren, reconoció con gesto afectado que, en un momento de la noche, pensó que «iba a arder todo el casco viejo» vista la magnitud de las llamas.
«En un momento de nervios, le he preguntado a un bombero que tenía al lado: ¿Vamos a ser capaces de pararlo? Me ha mirado con un `no sé que decirte'. Ha sido un momento muy duro, las llamas ardían mucho», narró la primera edil de Bildu, añadiendo que pensaban «que el fuego estaba controlado, pero ha venido una ráfaga de viento fuerte y se ha propagado con facilidad».
Otro vecino, Manu Díez, quiso destacar la reacción de todos los afectados, explicando que los vecinos «estaban muy tranquilos y bastante organizados», y que la respuesta del pueblo, en términos generales, había sido correcta y muy madura.
Como Vara, también vive en la colindante calle Intxausti, pero su edificio no resultó afectado por el fuego. «Hemos oído los ruidos de la calle -relató- y hemos salido de la casa para ayudar a mi cuñada, que sí ha sido desalojada por el humo». Otro residente incidió en el apartado humano: «Hay personas que están bastante afectadas, porque son conscientes de que han perdido la casa».
Otro de los elementos destacables fue el fuerte calor reinante en todos los rincones de la villa. La cantidad de materiales quemados, la poca ventilación de esas calles y las horas que los escombros estuvieron desprendiendo calor convirtieron la localidad en un auténtico infierno. Una de las vecinas relataba a los medios de comunicación que las calles «son un auténtico horno. Llevamos aquí varias horas y el calor que desprenden los edificios afectados es tremendo». No fue raro ver a algunos de los afectados, o a vecinos de los inmediaciones, en camiseta de tirantes o manga corta.
Junto a las llamas, el humo también tuvo su cuota de protagonismo negativo. La amplitud del terreno quemado hizo que una gigantesca nube se alzara desde el corazón de la villa marinera hacia el cielo. En las propias calles, la presencia de una fuerte humareda fue constante durante las primeras horas del día. Esta nube de humo fue especialmente visible desde Sollube, desde donde se pudo comprobar con toda claridad la verdadera dimensión del incendio ocurrido y hasta qué punto afectó al corazón de la villa.
Desolación colectiva
La sensación de rabia e impotencia fue visible en los rostros de los afectados. Cuadrillas de jóvenes, mayores, padres y madres, observaron, entre la incredulidad y el dolor, como su domicilio, su casa, con toda la carga sentimental que esta conlleva, desaparecía bajo las llamas. Cientos de recuerdos de familias enteras desaparecieron entre las llamas. Es difícil calcular hasta qué punto puede afectar emocionalmente a una persona la pérdida de documentos históricos o a los que se tiene un especial aprecio. Es la otra cara de la pérdida, la emocional.
Para cuando el sol quiso aparecer, varios corros de personas comentaban ya cómo habían vivido el repentino despertar, la rápida recogida de los bienes más fundamentales. Las calles cercanas se convirtieron en un hervidero de gente que quiso comprobar hasta qué punto habían devastado las llamas las viviendas y negocios del entorno.
La luz del día dejó a la vista un espectáculo terrible. Edificios enteros completamente derruidos, otros destrozados en gran parte, escombros calcinados. La mirada perdida y triste de varias personas que se asomaron desde sus balcones o ventanas para contemplar las consecuencias del fuego deja bien a las claras la magnitud del daño ocasionado y no solo en el aspecto material,.
Además de los del propio municipio, varios representantes institucionales se acercaron hasta la localidad marinera para informarse in situ sobre la situación del fuego e interesarse por los afectados, como Estefanía Beltrán de Heredia, consejera de Seguridad de Lakua, que apuntó al viento sur, a la temperatura y al alto grado de humedad como causas para que el fuego se propagara rápidamente.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, llegó a Bermeo a primera hora de la tarde, acompañado de varios miembros de su partido, como Josu Erkoreka, portavoz de su gobierno o Unai Rementeria. Ambos se unieron al diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, quien sostuvo que «hace muchísimos años» que no se registraba un incendio de este tamaño en el herrialde.
«Especialmente compungido» se mostró el bermeotarra Josu Erkoreka. «Yo he pasado muchos años de mi vida en esta calle y conocía a la gente que en ella vivía y ver la calle como la he visto, con edificios derruidos y sumida en la desolación, me produce especial preocupación», manifestó. El consejero de Justicia y Administración añadió que en el bajo del edificio donde se originó el fuego, su madre tuvo una tienda de ultramarinos.
Con el paso de las horas, la situación fue recobrando cierta normalidad a todos los niveles. Con el anuncio de los bomberos de que el fuego estaba totalmente bajo control, los vecinos de la cercana calle Erremedio que fueron desalojadas pudieron volver a sus hogares. Los de la citada calle Intxausti también pudieron hacerlo pocas horas después, aunque en este caso estuvieron a la espera de que los bomberos concluyeran con su trabajo.
El incendio afectó a muchas familias del entorno del casco viejo. En total, 70 personas tuvieron que abandonar sus casas. La Policía Municipal tuvo que cortar cuatro calles, afectando a 20 portales.
Sopló de componente sur durante toda la jornada, ayudando al fuego a extenderse a edificios colindantes. Tanto bomberos como instituciones señalaron al viento como uno de los responsables de la magnitud del fuego.
El incendio que mantuvo ayer en vilo a los vecinos de Bermeo fue, según fuentes forales, el «más grave y aparatoso» de los que han acontecido en las tres últimas décadas en Bizkaia, y sin duda el más grave en medio siglo en la villa marinera. Los bomberos apuntaron a que la causa que originó el fuego pudo ser un cortocircuito, a la espera de las conclusiones que se obtengan de la pertinente investigación una vez sofocado el siniestro.
No fue hasta la tarde cuando los bomberos de la Diputación vizcaina lo dieron por controlado, habiendo participado en la intervención más de 60 profesionales con 25 vehículos de los parques de Gernika, Urioste, Balmaseda, Basauri, Markina, Derio, Artaza e Iurreta. Asimismo, acudió un vehículo con escala del Consistorio bilbaino. Tal fue el trabajo que tuvieron que desarrollar, que consumieron 120 botellas de aire.
A pesar de tenerlo bajo control, un amplio retén se mantuvo en el casco histórico bermeotarra para evitar cualquier nuevo foco y vigilar percances en los edificios aledaños. Desde el Servicio de Extinción y Salvamento explicaron que entre otros factores que agravaron la situación, especialmente el trabajo de los bomberos, estuvieron «la dificultad del acceso al lugar al tratarse del casco antiguo con calles estrechas, la estructura de madera de las propias viviendas, así como la adversa meteorología por las continuas rachas de viento».
Ante los comentarios suscitados a raíz del grave suceso, la Mesa Intersectorial de la Madera emitió un comunicado en el que quiso dejar claro que el riesgo de que se produzca un incendio, «no depende tanto de los materiales de construcción, como del mantenimiento del inmueble, de sus instalaciones y del uso que se le da». Incidieron en que la madera es «un material seguro y resistente al fuego, tanto o más que otros». A.G.
Tras las primeras decisiones de urgencia adoptadas por el Ayuntamiento de Bermeo para afrontar la catástrofe, la institución que preside Idurre Bideguren (Bildu) constituyó una mesa de crisis en la que técnicos y concejales, Cruz Roja, Bomberos, SOS Deiak, Protección Civil, Patronato de Bienestar Social, así como los voluntarios que acudieron a prestar ayuda, abordaron la situación e intentaron ofrecer la mejor ayuda a los afectados por el grave incendio en el casco viejo.
Fue a través de ese órgano de coordinación por el que se identificó a los 70 vecinos que habían sido las principales víctimas del siniestro, por encontrarse sus hogares en el perímetro con más daños. Así, 51 personas acudieron a la mañana a las dependencias del Consistorio a solicitar información y de ellas 22 comunicaron que necesitaban alojamiento, ya que el resto logró techo gracias a familiares y amigos. El Ayuntamiento les garantizó el alojamiento «y lo que necesiten».
Tras la visita que el diputado general de Bizkaia efectuó al mediodía a la localidad, José Luis Bilbao ofreció 75 viviendas para realojar a las familias afectadas; se trata de pisos que promovió la institución foral y que no ha logrado vender. Bilbao anunció que esas viviendas se podrán a disposición de los que las necesiten en cinco días. En las mismas declaraciones en la zona siniestrada -en donde estuvo acompañado por el diputado de Presidencia y portavoz foral, el mundakarra Unai Rementeria-, destacó la «excelente coordinación y colaboración interinstitucional».
En los próximos días, el Ayuntamiento, a través de la oficina de Berhaz, continuará ofreciendo en sus dependencias de la calle Ercilla información a todas las personas que se han visto afectadas por el fuego. Pero no será el único recurso municipal disponible, al haberse habilitado el centro social de Goiko Plaza -el antiguo local de BBK- para que trabajadores del Patronato de Bienestar Social, en coordinación con los servicios de Cruz Roja, ofrezcan ayuda asistencial y apoyo sicosocial, al tiempo que estudiarán las necesidades de cada caso y las tratarán de satisfacer.
Desde Cruz Roja se activó al Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias en Intervención Psicosocial de la CAV, conformado por ocho voluntarios, para atender a los afectados por el incendio. Ese personal realizó labores de acompañamiento y apoyo sicológico a las víctimas o familiares en situaciones traumáticas.
El Consistorio, a través de un comunicado enviado a la tarde a los medios de comunicación, agradeció las muestras de apoyo y de solidaridad de la ciudadanía, así como la ayuda por parte de las y los vecinos y diferentes comercios, «que se han volcado para ayudar al municipio en esta difícil situación». Tampoco quisieron pasar por alto que, «a pesar de la gravedad del incendio -resaltaron en la nota- afortunadamente no hemos tenido que lamentar víctimas».
Por la tarde, acudió a la villa marinera el lehendakari Iñigo Urkullu, acompañado del portavoz del Ejecutivo de Lakua, el bermeotarra Josu Erkoreka, a quienes se unieron los responsables forales, todos ellos del PNV. En el lugar de la tragedia, donde aún había rescoldos de fuego, anunció que su gobierno concederá ayudas de emergencia social individuales a los afectados. «En este tipo de sucesos, siempre el impacto visual impide ver lo que hay detrás de este destrozo y de esta desgracia», manifestó A.G.
Los vecinos de un edificio de cinco plantas que fueron desalojados ayer a las 16.07 en Lizarra debido al incendio de una caldera volvieron a sus casas poco después, a las 16.50, según informó la Policía Foral. El siniestro, que no provocó ningún daño personal, se originó en la sala de calderas del número 14 de la calle Príncipe de Viana. Al inmueble afectado se desplazaron varias dotaciones de los bomberos, una ambulancia, así como agentes de la Policía Municipal y Foral. A pesar del susto que se llevaron los moradores del bloque de viviendas, el incendio no fue, por suerte, a mayores. GARA
Una oficina de atención estará abierta mañana y tarde en horario continuado. En la misma línea, las personas afectadas podrán llamar a los teléfonos 688 848 035 o 688 848 039.
El obispo Mario Iceta envió un mensaje de solidaridad y aliento al pueblo de Bermeo por el «tremendo» incendio, además de expresarles «apoyo, afecto y la disponibilidad» de la diócesis para ayudarles.