PIRINEÍSMO Actividad
«Les délinquants de l´inutile» recibe una repetición
Los franceses Nicolas Kalisz y David Marret escalan en el día la imponente ruta de la cara norte del Pique Longue. La línea que fue abierta en 1994 por B. Dandonneau, Christian Ravier y R. Thivel suele estar rara vez en condiciones y llevaba diez años sin repetirse.
Andoni ARABAOLAZA
El invierno se fue, y en estas páginas hemos intentado recoger algunas significativas actividades que se han realizado a lo largo y ancho de la cordillera de los Pirineos. Ya en plena primavera os informamos de una escalada que se llevó a cabo en enero en uno de los murallones más emblemáticos del Pirineo: Vignemale.
Concretamente en plena cara norte del Pique Longue, los franceses Nicolas Kalisz y David Marret se hacen con una de las pocas repeticones (Jérôme Thiniéres en solo en 2003, y la cordada de Romain Wagner y Pierre Bogino con variante incluída) que tiene la mítica vía «Les délinquants de l´inutile». Un gran itinerario mixto y comprometido abierto en marzo de 1994, hace ya casi 20 años, por tres grandes figuras del pirineísmo francés: Benoit Dandonneau, Christian Ravier y Rémi Thivel.
Para sus 800 metros de recorrido, el trío propuso una dificultad global de ED. Esta impresionante vía que recorre el murazo norte del Pique Longue apenas cuenta con repeticiones porque, aparte de su dificultad y compromiso, rara vez se encuentra en condiciones. Pues bien, hablando de rarezas, muchos especialistas han afirmado que el pasado invierno no fue nada bueno para actividades de ese tipo. Pero, en cambio, «Les délinquants de l´inutile» se ha dejado ver en todo su esplendor. Y es que, aparte de la repetición que os comentamos, y por lo que sabemos, dos o tres cordadas también lo han intentado sin éxito.
Como decíamos, Kalisz y Marret han sido los que han recibido debida recompensa. Así pues, a uno de esos protagonistas, a Marret, le dejamos que nos cuente cómo les fue en esta repetición a la vía mítica.
Siguiendo a Terray
«Ninguna piedra, ninguna grieta, ningún serac me está esperando en algún lugar del mundo para detener mi carrera. Un día, viejo y cansado, encontraré la paz entre los animales y las flores. El círculo se cerrará, y entonces seré un pastor que de niño soñaba con ser...».
Grenoble, julio de 1961. Lionel Terray finalizaba su himno a la montaña «Los delicuentes de lo inútil» con esas palabras de gran candor. Me gustaría haber escrito esas palabras, me hubiera gustado abrir esa línea. Una apertura de un alpinismo desinteresado.
Los Dandonneau, Ravier y Thivel nos dejaron esta línea, una traza blanca. Asociar su nombre a «los delicuentes de lo inútil» me crea un profundo respeto por el compromiso, el sentido de la cordada y la estética de la ruta.
A principios de enero realizamos un intento junto a Vivien Horcholle. Estamos solos en la montaña. El ataque empezó al mediodía, ya que teníamos intención de hacer un vivac en la pared. Los 120 metros de placage son muy verticales, pero se dejan negociar. Debajo del desplome, algunos metros me dirigen a una parada. Los 15 pitones variados que llevo no me sirven para superar el muro liso. En esta ocasión, ya de noche, emprendemos el descenso, no como delincuentes, sino como inútiles.
A pesar de todo, comienzo a enviar mensajes para encontrar compañero de cordada y volver a intentarlo de nuevo. Vivien se va a los Alpes, y Nicolas se muestra muy motivado con el proyecto. El día 7 volvemos al refugio. Y a la mañana siguiente Nicolas ya se encuentra escalando los dos primeros largos que yo conozco mejor. Son las 5:30 de la mañana.
Muy impaciente me dirijo al desplome con ganas de poner un gancho que me ofrezca un acceso a la insignificante fisura. Me sigue Nico, despitonando los 25 metros del desplome. Seguimos enfrentándonos a varias tiradas de placage. Verticales al principio, pero luego se tumban un poco. Antes de llegar a la chimenea de los «austríacos», escalamos un par de largos (70º-85º). El nombre de la chimenea está bien puesta. Es más vertical de lo que aparenta en las fotos, y demasiado seca para mi gusto; las posibilidades para protegerse no son del todo interesantes. Sería prudente dejar la goulotte y seguir por los placages de «mantequilla», más francos, y finalmente escalar rápido.
Ya nos encontramos en una sección mucho más agradable. Seguimos por pendientes de nieve más fáciles que nos ayudan a pillar altura siempre a la izquierda de de la parte superior de la arista intermedia. Y luego tiramos a la izquierda otra vez para llegar a las últimas pendientes antes de la salida de los esquistos. ¡La famosa salida de los esquistos!
Están parcialmente cubiertas de nieve costra e inútil; lo inútil es el tema principal de esta ruta. Lo importante era buscar esas regletas para manos y crampones. Le dije a Nico por prudencia que no escalaré rápido. Ya es de noche.
Tres horas después y en dos largos estamos los dos ante los espits de la parte superior de la arista de Gaube, al pie del cono terminal. Son las 22:30. La cumbre está cerca. Estamos agotados y, la verdad sea dicha, la cima no nos motiva demasiado. ¡Lástima! Nos cuesta llegar al collado de Oulettes. Nico me recuerda el descenso junto a Luce a la vuelta de la escalada que hicimos al Espolón Norte en el verano pasado.
Llegamos al plateau de Oulettes, y voy a por las raquetas que dejamos en los séracs del glaciar. Encadenamos el descenso hasta Pont d´Espagne; llegamos a la cinco de la mañana. Finalmente, nos hemos hecho con el proyecto.
Nicolas Kalisz y David Marret firman una de las escasas repeticones de la mítica vía del Pique Longue: «Les délinquants de l´inutile».