Raimundo Fitero
Inalcanzables
Ver esas casas, en bloque informativo, produce una sensación de desigualdad social inmensa. Individuos o familias que han podido elegir un lugar, un modelo, una construcción, una disposición espacial y una decoración, frente a la inmensa mayoría que tiene su horizonte puesto en el piso VPO y la decoración en Ikea. O peor, muchos de los que han soñado con lo último pero han sido atropellados por la realidad, por la crisis, el paro, y como final fatal el desahucio. Y en una cadena como La Sexta, que simula estar en el centro-izquierda, con programas que realmente inciden en los problemas reales de la sociedad, apostar a su vez por esa exhibición impúdica de dinero, posibilidades y arquitectura privada, parece una contradicción.
Al igual que es una contradicción paradójica ver una carrera de Fórmula 1 desde Shangai, en una China exuberante, un país, un régimen, un modelo de organización política, social y económica que es un completo galimatías conceptual para los que miramos desde un pensamiento que huye de las excrecencias del mercado. Cierto es que en una retransmisión de estas carreras es difícil ubicar el lugar donde sucede porque los anuncios son universales, los coches siempre los mismos con su carga de publicidad pegada a su estructura y solamente es el entorno, el perímetro exterior el que cambia y nos puede dar alguna referencia. Desde luego los coches de este circo van a dar el espectáculo allá donde hay dinero. Cuanto más fresco mejor. Eso no cambia. Es un lujo, de los más caros, inalcanzable.