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Larga jornada sin grandes colas y alta participación hasta el último minuto

La alta participación anunciada por el Gobierno venezolano no tuvo su reflejo en las habituales colas, que se evitaron gracias al nuevo sistema implementado por el consejo electoral. Desde las madrugadoras dianas chavistas hasta la «operación avalancha» con la que la oposición apuró su voto, el país caribeño registró una intensa jornada que determinará la continuidad del proyecto bolivariano o el acceso al poder del aspirante Capriles.

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Alberto PRADILLA

«Misión cumplida, comandante». Con esta sentencia depositaba su voto Yoel Capriles, miembro del consejo comunal Andrés Eloy Blanco, en el barrio del 23 de Enero de Caracas. Eran las 8.00 horas (14.30 horas en Euskal Herria) y por delante quedaba una maratoniana jornada. Desde 5 horas antes, cuando las dianas pusieron en pie a los chavistas más madrugadores, millones de venezolanos tomaban parte en una histórica cita con las urnas en la que, por primera vez en 14 años, no estaba presente el difunto Hugo Chávez. Una jornada que se preveía larga. Especialmente, tras el anuncio del candidato opositor, Henrique Capriles, de la puesta en marcha de la «operación avalancha», un llamamiento a sus fieles más jóvenes a votar a última hora de la tarde. En diferentes colegios de Caracas, las colas para depositar el voto fueron menores que las que pudieron verse hace seis meses, cuando el líder bolivariano venció con más de 8 millones de votos. Un hecho que se explica por una asistencia más progresiva y por el nuevo sistema instalado por el Consejo Nacional Electoral, que agilizó el trámite. Hasta el último momento, tanto bolivarianos como los partidarios de la derecha confiaban en la victoria y apuraban un último esfuerzo para que los rezagados depositasen su papeleta.

Con los habituales cohetes y las atronadoras dianas, los partidarios de Nicolás Maduro fueron quienes antes despertaron. Al contrario que en los comicios celebrados en octubre de 2012, en esta ocasión las estrategias fueron divergentes. Por una parte, el chavismo mantuvo las tradicionales dianas matutinas, que ejercen como despertador desde las 3 de la madrugada. Un hábito que se repite desde el referéndum revocatorio de 2004. Por el contrario, la oposición esperaba jugar todas sus cartas a última hora. «Capriles ha ordenado a los jóvenes votar por la tarde, para que estén pendientes del recuento», reconocía Henry Orta, partidario del candidato derechista, que votaba en el colegio Más Luz, en Altamira, al este de Caracas. Este es uno de los núcleos fuertes de la oposición, pese a que la presencia de un pequeño barrio, incrustado como una anomalía entre edificios de clase media, aportaba diversidad a un barrio donde los carteles de apoyo a la derecha son mayoritarios.

Organización popular

«Hoy las dianas estuvieron más flojas, no funcionó una de las cornetas a última hora», bromeaba Reina Pereira, pasadas las 3 de la madrugada en la calle Libertad, del consejo Carlos Eloy Blanco, ubicado en el acceso al Observatorio, una de las zonas elevadas de la parroquia 23 de Enero. En ese momento, los bafles instalados en el exterior de las humildes viviendas competían por ver cuál atronaba más. Marchas militares como la «diana de Carabobo» se entremezclaban con el «top ten» de las diferentes campañas, entre las que «Chávez corazón del pueblo», el himno de la campaña de octubre de 2012, sigue siendo la más coreada.

La organización popular en estos bastiones bolivarianos es clave. Desde primerísima hora, los líderes comunales disponían toda la infraestructura: toldos para protegerse y atención a las necesidades de los militares encargados de custodiar el proceso. En el ambiente, la certeza de que el voto por Maduro era clave para seguir adelante con el camino iniciado por Chávez en 1998. «Mi hijo pudo estudiar medicina gracias a él. Perdió cinco años después de terminar el bachiller, porque quien no tenía dinero, no accedía a la Universidad Central», explicaba Zenaida Fuertes, orgullosa de que su vástago es ahora coordinador médico en Maracaibo después de licenciarse en Cuba.

Acostumbrados a las largas colas que suelen acompañar las primeras horas de votaciones, la fluidez en los colegios pilló por sorpresa a muchos electores. Tanto aquí como en otras zonas del 23 de Enero, como el colegio Leoncio Martínez. Un fenómeno que también se repetía en el centro, en el colegio Casa de Nuestras Américas José Martí o en el este, en el Don Bosco de Altamira o el Unidad Educativa Estatal Estado Araua, de San Antonio de Los Altos, en el Estado Miranda, feudo de Capriles. Posteriormente, el CNE informó de que el nuevo sistema informático puesto en marcha en estos comicios había agilizado el trámite, a pesar de que el proceso es exactamente igual al que rigió el 7 de octubre. «Vamos a romper récords de participación», vaticinó Nicolás Maduro después de depositar su voto pasadas las 14.15 horas (20.45 horas en Euskal Herria). El presidente «encargado» pronunció posteriormente un discurso en el que alertó sobre los ataques opositores contra el órgano rector electoral.

Todo un recado hacia el candidato derechista, que insistió en su intento de sembrar dudas sobre el proceso, argumentando «tropiezos y abusos». Unas acusaciones rebatidas por el jefe de la misión de acompañamiento de Unasur, Carlos «Chacho» Alvarez, quien reivindicó el «ejemplo» ofrecido por los comicios venezolanos.

La batalla de última hora

A falta de dos horas para el cierre de los colegios (que pueden seguir abiertos siempre y cuando haya votantes esperando), habían votado 13 millones de personas (de 18 millones). Así que las previsiones se mantenían dentro de las cifras de 2012. Especialmente, teniendo en cuenta que ambas candidaturas presentaron batalla por el voto hasta el último minuto.

«Es la última oportunidad para cambiar el Gobierno», afirmaba María Elena, que votaba en Don Bosco, en Altamira. «La gente es consciente de que el proceso debe de continuar», indicaba Santana Molleja desde un punto rojo ubicado en el centro histórico de Caracas. Horas antes de que el CNE diese cuenta de los resultados, Diosdado Cabello instaba a acatarlos. Los ataques contra el órgano rector seguían alimentando el miedo a que los opositores no reconociesen el veredicto.

euskal herria

Las elecciones venezolanas también tuvieron su reflejo en Euskal Herria. En concreto, los votantes, entre quienes se encontraba el senador del PNV Iñaki Anasagasti, que anunció su apoyo a Capriles, pudieron ejercer su derecho a voto en tres mesas.

paramilitares

El candidato del PSUV y presidente en funciones, Nicolás Maduro, anunció la detención de varios paramilitares colombianos y alertó de que durante los arrestos se habían incautado de armas y explosivos para actuar en Venezuela.

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