Intereses contrapuestos condicionan los esfuerzos de paz en Myanmar
GARA | NAYPIDAW
El Gobierno birmano está multiplicando los esfuerzos para lograr un alto el fuego de la última guerrilla activa en norte del país, un acuerdo que supondría vencer las reticencias y los intereses contrapuestos de los diferentes actores involucrados en el conflicto, según los analistas.
Los combates con la rebelión kachin, que se reanudaron en junio de 2011 tras 17 años de tregua, han provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas, amenazan los proyectos chinos y ensombrecen las reformas del Gobierno. Pero si el diálogo ha permitido ciertos progresos, hará falta mucho más para vencer las múltiples resistencias.
«El presidente Thein Sein es sincero en su voluntad de poner fin al conflicto, pero hace frente a todo tipo de intereses de una y otra parte que empujan en la dirección opuesta», indica el experto Mael Raynaud.
El exgeneral se ganó cierto respeto de la comunidad internacional por sus reformas políticas. «La paz constituiría el último éxito que haría de él un líder indiscutible y eso sería el fin de los conservadores», insiste Raynaud.
El régimen anunció en enero un alto el fuego unilateral en diciembre, pero los combates continuaron.
Tras la caída de dos granadas en su territorio, China acogió las negociaciones. En el fondo, pretende asegurar el oleoducto y el gaseoducto que unirá el golfo de Bengala con la provincia de Yunnan, a riesgo de irritar a las partes al priorizar sus intereses.
Según Raynaud, los líderes de la Organización para la Independencia Kachin «tienen intereses financieros y quieren mantener el control de la economía local», pero sus bases «se oponen a la paz», y el Ejército quiere poner fin al conflicto, pero no los funcionarios corruptos que se han enriquecido con él.
Además, están los intereses contradictorios de China, porque mientras Pekín cuida sus grandes proyectos y su seguridad energética, las autoridades de Yunnan se enriquecen abasteciendo de armas y logística a los kachin.