EEUU, sin pistas de quién atentó en Boston, busca «en todo el mundo»
Barack Obama reconoció ayer que Estados Unidos ignoraba quién llevó a cabo o el posible móvil del atentado de Boston que mató al menos a tres personas y dejó heridas a 176 al explotar dos bombas artesanales en la línea de meta del maratón de la ciudad. Policía y FBI investigaban cualquier indicio en imágenes, restos e interrogatorios y dijeron estar dispuestos a ir «al fin del mundo» para dar con los autores, aunque no adelantaron ninguna hipótesis.
GARA | WASHINGTON
«No sabemos todavía quién ha llevado a cabo este atentado, si ha sido planeado y ejecutado por una organización terrorista, extranjera o americana, o si ha sido el acto de un individuo. No tenemos aún una idea del móvil. A esta hora todo es una especulación», reconoció el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su segunda intervención pública tras el atentado ocurrido el lunes en Boston.
Obama reconoció que ayer las autoridades desconocían la autoría «de este acto odioso y cobarde» y sus intenciones. «Cada vez que las bombas son utilizadas para matar civiles inocentes, se trata de un acto de terrorismo», afirmó el presidente de Estados Unidos.
Las dos bombas explotaron con doce segundos de intervalo en la línea de meta del popular maratón de Boston y provocaron al menos tres muertos y 176 heridos, de los que 17 se encontraban en estado crítico.
El alcalde de Boston, Tom Menino, afirmó que «el terror» ha llegado a la ciudad y explicó que uno de los tres fallecidos era Martin William Richard, un niño de ocho años de la ciudad de Dorchester, que esperaba junto a la valla la llegada a la meta de su padre, participante en la carrera. Otra de las víctimas mortales era Krystle Campbell, de 29 años. La ciudad tiene previsto celebrar un acto fúnebre interreligioso en memoria de las víctimas.
Piden fotos y vídeos
Las autoridades estadounidenses buscaban el menor indicio ante un ataque del que desconocían cualquier autoría o motivación y del que ayer aún no había reivindicación: cámaras de vigilancia del lugar, restos dejados por las bombas artesanales o interrogatorios a las numerosas personas que vieron o creyeron ver algo.
Así, pidieron a los ciudadanos que envíen cuanto antes las fotos y vídeos que pudieran tomar en los momentos previos y posteriores a las explosiones. «Tiene que haber cientos, si no miles, de fotografías y vídeos que se hicieron en la línea de meta», afirmó Timothy Alben, superintendente de la policía del estado de Massachusetts. «Envíen tantas fotografías como puedan», urgió Davis.
«Estudiamos un gran número de indicios y pistas», afirmó Rick DesLauriers, responsable local del FBI, que dirige la investigación, y que prometió que «esto va a ser una investigación a nivel mundial» y que los agentes federales se trasladarán «a donde quiera que les lleven las pistas. Iremos hasta el fin del mundo para encontrar a los responsables de este despreciable crimen», añadió DesLauriers.
Además, descartó que se hubieran recibido amenazas antes del suceso. «No tengo constancia de que se registrara ninguna amenaza antes del maratón. No hubo ninguna amenaza inminente asociada con esta investigación», agregó el agente, quien aseguró que tampoco han recibido amenazas desde entonces.
Entre las hipótesis también se encuentra la relación con el debate sobre el control de las armas de fuego, tras la matanza ocurrida a mediados de diciembre en la escuela elemental de Newtown, Connecticut.
Según recordaba el diario «The Washington Post», la perspectiva de una legislación federal sobre las armas de fuego ha exacerbado la actividad de los grupos «patrióticos» más violentos. El Southern Poverty Law Center (SPLC), organismo que investiga a los grupos violentos, aseguraba en un estudio publicado en la primavera de 2012 que la cantidad de grupos de extrema derecha autodenominados «patriotas» alcanzaron niveles «realmente sorprendentes» en 2011, con un crecimiento de un 755% en solo tres años.
El SPLC envió una carta la semana pasada al fiscal general, Eric H. Holder Jr, advirtiéndole sobre «amenazas ominosas» de estos grupos, al igual que en el periodo anterior a la bomba de Oklahoma de 1995, cuando murieron 168 personas. Precisamente, el Senado de EEUU comenzó ayer su primer debate sobre una legislación de control de armas en dos décadas.
En ollas a presión con metralla
Una de las dos bombas estaba colocada en el interior de una olla express llena de clavos y rodamientos, según informó una fuente de las fuerzas de seguridad estadounidenses a la cadena de televisión CBS.
La olla estaba dentro de una bolsa o mochila negra oculta con el objetivo de que parecieran pertenencias que habían sido arrojadas a la basura. Los investigadores encontraron en el lugar de la explosión varias piezas de un circuito electrónico que creen que podría formar parte del temporizador del detonador del artefacto.
Según la misma fuente, tenían una «baja carga explosiva» pero estaban empaquetadas para acabar con muchas vidas. Indicó que los artefactos contenía bolas de acero y clavos, lo que coincide con el diagnóstico de los médicos, que explicaron que tuvieron que retirar metralla de los cuerpos de muchas de las víctimas.
En su discurso, Obama reiteró que «en los próximos días seguiremos nuestros esfuerzos para saber qué ha pasado y permaneceremos vigilantes. He dado la orden a la administración de tomar las medidas de seguridad necesarias para proteger a los americanos», señaló, añadiendo que «todos tenemos un papel que jugar para alertar a las autoridades» en caso de sospecha. Y las sospechas se multiplicaron. La falta de indicios hizo que la Policía investigara cualquier cosa. Así, registró un apartamento en Ocean Avenue, en el área de Revere, a unos 15 minutos del sitio donde se produjeron las explosiones.
También registró un avión de la aerolínea US Airways en el aeropuerto de Boston-Logan tras una alerta de seguridad para buscar una maleta que no había pasado los filtros de seguridad en un avión procedente de Filadelfia. La Policía aseguró que el incidente no estaba relacionado con las explosiones del lunes, pero sí son muestra del estado de alerta máxima en que se encuentra la ciudad y de la confusión reinante en Boston.
Una gran área del centro seguía siendo considerada una enorme «escena del crimen», mientras que tanquetas y agentes de la Guardia Nacional, federales y expertos locales y estatales vigilaban cada esquina.
La Avenida Boyslton donde se produjeron los atentados estaba vedada al tráfico y a los transeúntes. En la zona acordonada aún yacían restos de botellas, bolsas, mantas térmicas y calcetines tirados por el suelo, así como las vituallas para los miles de personas que el lunes participaban en la maratón de Boston.
En las mayores ciudades de Estados Unidos también había un despliegue de efectivos policiales y del Gobierno Federal.
En Washington, el alcalde Vincent Gray, dijo que se llevarán a cabo según lo programado los desfiles por la Avenida Pensilvania en conmemoración de los 150 años de la emancipación de los esclavos. De madrugada, en los puentes de acceso y áreas centrales de Washington se desplazaron destacamentos de policías fuertemente armados.
Asimismo, una planta del aeropuerto neoyorquino de Laguardia fue evacuada al detectarse un paquete sospechoso, que luego se comprobó que era inofensivo. Nueva York estaba en alerta y se incrementó la vigilancia por toda la ciudad desde la tarde del lunes
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, destituyó ayer al cónsul español en Boston, Pablo Sánchez-Terán, por considerar que tuvo un comportamiento inadmisible al decidir cerrar la oficina diplomática después del atentado. Sánchez-Terán cerró el consulado a la hora habitual, unos 120 minutos después de que se produjeran las explosiones en el transcurso de la maratón de Botón, en la que había 91 españoles inscritos que no resultaron heridos.
En una entrevista en Marca TV, el cónsul justificó el cierre de la Embajada porque «era la hora» y no facilitó un teléfono para que pudieran llamar los españoles interesados por la suerte de sus familiares, a los que remitió a los hospitales. Sánchez-Terán sí atendió en cambio a algunos medios de comunicación, como Europa Press, a los que confirmó que ninguno de los 91 españoles inscritos en la Maratón había resultado herido en los atentados.
Margallo justificó el cese porque «en un momento de tragedia como la ocurrida esa asistencia es infinitamente mucho más necesaria». GARA
La policía de Boston y los sindicatos de bomberos de la ciudad estadounidense ofrecieron una recompensa de 50.000 dólares por cualquier información que lleve a la captura del autor o autores de los atentados.
Egipto, Jordania, Líbano, Emiratos e instituciones regionales como la Liga Árabe condenaron las explosiones y las calificaron de «criminales y terroristas. Al Azhar, la más prestigiosa institución del islam suní, expresó su gran preocupación y recordó que «el derramamiento de sangre está prohibido».
El gobernador del estado de Massachusetts, Deval Patrick, descartó que el lunes hubiera más bombas en la ciudad de Boston tras las dos que estallaron en la línea de meta del maratón, descartando así las especulaciones publicadas en la prensa estadounidense.
El ministro ruso de Deportes, Vitali Mutkó, afirmó ayer que el atentado terrorista durante la celebración del maratón de Boston es un «serio aviso» para Rusia, que en los próximos meses será sede de importantes eventos deportivos. «Para Rusia, que próximamente acogerá una serie de grandes competiciones, esto es un serio aviso», dijo Mutkó en declaraciones a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti. Al mismo tiempo, destacó que en Rusia las medidas de seguridad son muy rigurosas. «A nuestros colegas extranjeros a veces estas medidas no les gustan, pero así es el mundo», dijo Mutkó, tras subrayar que Rusia concede suma importancia a todos los problemas relativos a la seguridad. En los próximos meses Rusia acogerá, entre otras competiciones, la Universiada de Verano (Kazán), los Campeonatos Mundiales de Atletismo (Moscú) y las Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 (Sochi). El Ministerio ruso del Interior anunció que a partir del próximo 1 de junio se implantarán medidas adicionales de seguridad en el balneario de Sochi. «La seguridad de los que vengan a los Juegos de Sochi es una tarea prioritaria del Estado», indicó en una nota, que destacó que el sistema de seguridad de los Juegos de Sochi fue «diseñado conjuntamente con los mejores expertos extranjeros». «Dicho sistema se corresponde plenamente con los requerimientos de seguridad para acontecimientos de gran magnitud y ha sido puesto a prueba en importante eventos internacionales», agregó. Los Juegos de Sochi, que tendrán lugar entre el 7 y el 23 de febrero de 2014, serán los más caros de la historia olímpica con una inversión de 50.000 millones de dólares (1,525 billones de rublos).
Por su parte, el presidente de la Federación Rusa de Atletismo, Valentin Balajnichov, garantizó la seguridad de deportistas y aficionados durante los mundiales que se disputarán en agosto próximo en la capital rusa y reconoció que «los sucesos de Boston han puesto al descubierto los problemas para garantizar la seguridad de las competiciones masivas que se disputan al aire libre». «Garantizar la seguridad en la calle es mucho más difícil que en un estadio. Temo mucho que el incidente de Boston sirva de ejemplo para otros organizadores de actos terroristas», añadió. GARA