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Fayik Yagizay | Delegado del BDP kurdo en Europa

«Sabemos que el Gobierno turco no es sincero, pero necesita la paz»

Fayik Yagizay nació en Mardin (Kurdistán) y vive exiliado en Estrasburgo, desde donde actúa como observador del Partido Paz y Democracia (BDP) ante el Parlamento Europeo y representante en el Consejo de Europa. De la mano de Euskal Preso Politikoen Kolektiboa (EPPK) ha participado en Euskal Herria en una mesa redonda sobre el papel de los presos políticos en la resolución de conflictos.

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Mirari ISASI | BILBO

Optimista y esperanzado. Así se declara el delegado del BDP en Europa Fayik Yagizay cuando valora el proceso de diálogo entre el Gobierno de Ankara y el líder kurdo, Abdullah Oçalan, aunque ya en el pasado hubo otros intentos que fracasaron. «Sabemos que el Gobierno no es sincero -subraya-, pero necesita la paz. Y este proceso no se basa en la sinceridad sino en la necesidad y tiene que continuar». Está seguro de que así será porque el diálogo, que califica de «el más serio», es continuo, porque casi el 80% de los turcos y de los kurdos lo apoyan y porque «Europa, que está ayudando, no va a dejar que se pudra». Y porque el pueblo kurdo cree en su lucha y en su líder, y «no tiene nada que perder».

Yagizay está convencido de que las condiciones ahora son más favorables incluso que en 1993, cuando el presidente turco, Turgut Ozal, acometió uno de los intentos más importantes que fracasó a su muerte, dos días después de que el PKK declarara un alto el fuego. «El Gobierno turco siempre ha querido tener abierto un canal de diálogo. Luchaban y conversaban al mismo tiempo», sostiene. Y recuerda que Ozal quería que Oçalan anunciase un alto el fuego para iniciar un proceso de reformas para el pueblo kurdo. «Oçalan declaró un alto el fuego de 20 días y llamó a continuar el diálogo, pero dos días después Ozal murió, y ahora un tribunal ha dictaminado que fue envenenado», constata.

Tras aquel fracaso, hubo un recrudecimiento del conflicto que ha perdurado hasta ahora. En ese tiempo, el PKK declaró un alto el fuego permanente en ocho ocasiones sin que el Estado respondiera a ellos «con la esperanza de vencer y destruir al PKK». Pero cuando la guerrilla kurda «demostró que no puede ser derrotada militarmente» el Estado turco, que además teme que la brecha entre turcos y kurdos se profundice aún más, entendió que había que negociar.

Según Yagizay, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan se vio empujado a ello también por la situación en Siria, donde la guerra ha permitido al Partido de la Unión Democrática (PYD), organización hermana del PKK, tomar el control total de Kurdistán Occidental (noreste de Siria) y tener una autonomía de facto, que ahora las Unidades de Protección Kurdas (YPG) defienden frente a la oposición armada. Mantiene que «EEUU y Europa se dieron cuenta de que si en Turquía no había avances con el PKK tampoco los habría en Siria» y por eso apuestan por este proceso.

Sin pasos del Estado turco

Una vez sentado el Estado turco a la mesa, Yagizay considera importante que todos se sumen al proceso, al que se oponen los nacionalistas turcos, y que se den determinados pasos que permitan avanzar. «El PKK liberó a ocho retenidos, declaró un alto el fuego y se prepara para salir del territorio turco, pero no ha habido pasos concretos por parte del Estado. Solo ha cambiado el discurso. Algunos compañeros fueron juzgados y liberados, pero no hay un marco legal para este proceso, que aún así supone un paso histórico».

Pero va más allá y para el desarrollo del proceso considera fundamental un cambio en las condiciones de reclusión de Oçalan, que durante un año ha estado totalmente aislado en la isla-prisión de Imrali, sin contacto con abogados ni familiares, hasta que arrancaron estas conversaciones y pudo ser visitado por sus letrados y por parlamentarios. Yagizay pide su liberación para que el diálogo se dé en igualdad de condiciones, pero es consciente de que «en este momento es políticamente difícil» y, por eso, reclama que «se le garantice el contacto directo con sus camaradas, con partidos políticos, sindicatos y sociedad civil en general, que pueda contar con un equipo de trabajo para que el proceso no recaiga sobre una sola persona, y que sea llevado a un lugar donde tenga las condiciones para realizar esta tarea. Si no el proceso no avanzará», alerta.

Reconocimiento constitucional

Fayik Yagizay sostiene, asimismo, que la nueva Constitución que se está elaborando en Turquía debe reconocer la existencia del pueblo kurdo y sus derechos culturales y lingüísticos y de organización, y establecer la descentrali- zación del Estado otorgando más poder a las regiones, de forma que los kurdos puedan ejercer el derecho de autodeterminación y controlar su territorio.

Un reconocimiento que implicaría modificar el concepto de Estado-nación, con un solo pueblo (el turco) sobre el que Mustafá Kemal Atatürk fundó la nueva república de las cenizas del Imperio Otomano en 1923, y certificaría el abandono por parte del pueblo kurdo de la reivindicación de un Estado propio independiente.

«Probablemente habrá kurdos que mantengan esa utopía, pero el movimiento liderado por Oçalan no cree en estados-nación sino que apuesta por una confederación en la región de Oriente Medio», apunta. Una confederación que considera posible incluso sin romper las actuales fronteras políticas, aunque añade que «si hubiera una verdadera democracia en todos esos estados de la región, esas fronteras serían artificiales». Es categórico cuando dice que «el mayor problema que tiene el mundo son los estados-nación, porque es un sistema que ha colapsado».

Señala, además, que en el marco de la negociación los presos kurdos deben ser liberados y los políticos exiliados deben tener el derecho de volver a su país y organizarse políticamente, al margen de la necesidad de que se den ciertas modificaciones legislativas, como la abolición de la ley «antiterrorista» y la ley de partidos políticos, la reforma de la legislación penal e incluso algunos cambios en la ley electoral, que ahora exige el 10% de los votos para tener representación parlamentaria, para que el proceso avance.

«Y así la paz será posible en el marco de estas negociaciones», declara Yagizay, aunque luego quede la ardua tarea de consolidar esa paz después de décadas de conflicto.

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