El premonzón ya ha abierto las puertas a una nueva temporada en los picos más altos del Himalaya. El más alto de todos, el Everest, será el protaginista principal. Siempre mirando desde dos verientes. Por un lado, por el llamado espectáculo; ese aluvión de cientos de montañeros que intentarán hollar su cima «enganchados» a los kilómetros de cuerda fijada (desde el glaciar hasta la misma cima), al oxígeno artificial y ayudados de un montón de porteadores de altura.

Y, por otro, el que más interesa desde el punto de vista deportivo, los proyectos que se quieren llevar a cabo en las laderas de la montaña. Sin ningún lugar a dudas, cabe destacar la irrupción de parte de la vanguardia del ochomilismo y del alpinismo internacional.

A diferencia de las últimas décadas, dos grupos del todo minimalistas han presentado sendos retos que, si lo logran, entrarán por la puerta grande en la historia del ochomilismo. El ruso Alexey Bolotov y el kazajo Denis Urubko han adelantado que quieren abrir una nueva ruta en la cara suroeste. Una cordada de dos ante el poderoso murallón y en estilo alpino. El mismo estilo utilizarán el suizo Ueli Steck y el italiano Simone Moro para atacar otra nueva línea. Junto a ellos participará también el alpinista británico Jonathan Griffith, quien se incorpora al grupo como cámara y fotógrafo. En esta ocasión, todavía no han dado a conocer la vertiente que quieren escalar.

Había otra cordada con ganas de aportar en esta especialidad, pero, finalmente, se han quedado en casa por falta de apoyos. Los rusos Gleb Sokolov y Alexander Kirikov querían medirse a la vertiente del Kangshung e intentar escalar un nuevo itinerario a la derecha de dos ya existentes.

En movimiento

Las dos expedicones ya se encuentran en plena fase de aclimatación, y ya han realizado varias ascensiones a alturas cada vez mayores. Así, hace ya más de una semana Bolotov y Urubko subieron hasta una cota de 7.000 metros, y en este momento están en el campamento base. Según adelanta Urubko, el próximo objetivo será completar dicha fase en la arista oeste de la montaña para ascender hasta los 8.000.

El kazajo ha dejado claro que lo intentarán en estilo alpino puro: «Es simplemente una decisión clara: empezar desde la base y acabar en la cumbre, sin la utilización de ayuda artificial. Además para mí es un error utilizar el teléfono satelital, en el sentido de ser pesado y porque representa una fuerte distracción exterior».

Urubko ha añadido que este tipo de empresas les va a exigir dar todo: «Es importante reunir muchos aspectos: estar listos mentalmente, realizar entrenamientos específicos, encontrar un compañero tan fuerte como Alexey, tener buena amistad... Si alguna de ellas falla, no será posible conseguir el objetivo. Solo somos dos amigos que están listos para trabajar con fuerza y morir si es necesario».

A día de hoy, Steck y Moro ya han coincidido con sus compañeros en el campo base. Para aclimatarse se han metido en la vía normal de la cara sur. Sobre la ruta a seguir, la cordada todavía no ha ofrecido ninguna pista: «Tenemos muy claro que queremos abrir una nueva ruta, realizar una nueva aportación. Pero antes de nada queremos analizar bien las diferentes opciones. Es decir, ver en qué condiciones está la montaña. Nosotros tenemos muy claro que conformamos una cordada muy fuerte, pero es obvio que la montaña es más fuerte que nosotros y será ella la que condicione nuestra actividad. Mientras aclimatemos, veremos por dónde ir. Como hay demasiados factores, ya decidiremos qué ruta es la más óptima. La idea nació tras el fracaso que tuve el año pasado por culpa de la «caravana» que provocó un atascó monumental y me impidió escalar la montaña sin oxígeno artificial».

Informaros también que en en la cima más alta del mundo habrá representación vasca, así como en el Nuptse, Lhotse, Cho Oyu...