Internacional
Fútbol a dentelladas
El charrúa Luis Suárez muerde en el brazo a Ivanovic y el Bayern le arranca a Mario Götze al Dortmund.
Joseba VIVANCO
Esta semana hay dos nombres propios que marcan la actualidad del fútbol europeo. Uno, el Manchester United, el otro, Mario Götze, y ambos con permiso del charrúa Luisito Suárez y su arrebatador mordisco a un rival. Los red devils se auparon el lunes con su vigésima Premier League, con tripleta incluida del `20' Robin van Persie -ha marcado 24 dianas, a gol por millón de libras pagado por él-, que no pudo sino ser agradecido y recordar que gran parte de este su primer entorchado se lo debe a su mentor Arsene Wenger; él y muchos como él, pues desde que el Arsenal ganara su último campeonato, en 2005, 26 jugadores que han abandonado los Gunners desde entonces han conseguido 76 trofeos. Y este fin de semana, un clásico, Arsenal-United, con los de Londres jugándose plaza en Champions.
Los de la capital marchan terceros tras su 0-1 al futuro equipo de Fernando Amorebieta, el Fulham, y el tropiezo del Chelsea, un punto por debajo, que ganaba en Alfield y se dejó empatar 2-2 en el minuto 96 de partido. Había sido Rafa Benítez el héroe de la previa, el técnico manchego que hizo campeón de Europa a los Reds constató que allí a los suyos nunca les dejan solos y fue recibido como no lo es en Stamford Brigde. Pero ese protagonismo se lo iba a robar al final del duelo un jugador de esos de barrio, callejero, uruguayo por más señas, Luis Suárez.
El delantero red tiene tras de sí un suculento historial `delictivo', de alguna que otra pelea, piscinazos y burlas que tan poco gustan en el fútbol inglés, su altercado con Patrice Evra por un insulto racista que le costó varios partidos -el entrenador del United, Alex Ferguson, se indignó: «Si estuviera en un club de la tradición del Liverpool echaría a Suárez. Lo haría de verdad. Es una vergüenza para el club»-, pero lo de su mordisco en el brazo al blue Ivanovic no tiene precedentes... o sí.
El sudamericano ya protagonizó un suceso similar cuando en 2010, militando en las filas del Ajax, fue sancionado con varios partidos por dentellear el hombro de Bakkal, futbolista del PSV Eindhoven. Por suerte para él, semanas después lo fichó el Liverpool en el mercado de invierno. Suárez no solo provocó un innecesario penalti por mano, no solo mordió a un rival sin que el árbitro se percatara de ello, sino que en el minuto 96 hizo el gol del empate.
Sin embargo, su conducta no ha pasado desapercibida -ni siquiera para el exboxeador Mike Tyson, que se ha hecho seguidor suyo en Twitter- y su propio club le ha multado, cuantía que Suárez -que llamó a Ivanovic para pedirle perdón- ha decidido destinar a los familiares de la tragedia de Hillsborough. Pero ni incluso estos le han perdonado su inexplicable conducta. La Federación inglesa le ha castigado con nada menos que 10 partidos y el angelito ya forma parte del podium de otros insignes bad boys que fueron duramente castigados, como Eric Cantoná (9 meses), Joey Barton (12 partidos), Paolo Di Canio (11)...
Está Luisito, el Negro, como le llamaba su abuela, entre los aspirantes a mejor jugador de esta Premier League que toca a su fin, junto a Bale, Carrick, Van Persie, Hazard y Juan Mata. Ni uno solo del Manchester City, que hace tiempo se despidió del título, y que volvió a caer esta jornada, 3-1, los tres tantos en siete minutos, ante un Tottenham que va lanzado y es quinto a un punto del Chelsea y dos del Arsenal, en esa lucha encarnizada por entrar en Champions.
A los Sky Blus del cuestionado Roberto Mancini no les queda sino empezar a programar la siguiente campaña, donde ya se habla de la llegada del Matador Edinson Cavani, del Nápoles, el mismo jugador que suena para el PSG parisino después de que se rumoree que Ibrahimovic -27 goles en la Ligue 1, nadie lo había hecho desde Jean Pierre-Papin hace 21 años- regresará al Calcio y recalará en una Juventus -hasta 2017 y con una rebaja de sueldo- que quiere volver a ser grande en Europa.
Precisamente los de Turín tienen muy cerca el Scudetto tras ganar 0-1 en el superclásico ante el Milan, un mal partido por ambos bandos que se decidió desde los once metros. No pudo jugar Mario Balotelli, por sanción, cuyo nombre ha sido incluido por la revista ``Time'' entre los cien personajes más influyentes del momento.
Si la Juventus, que le saca 11 puntos al Nápoles, segundo, gana este fin de semana en el derbi de la ciudad ante el Torino y los partenopeos no se imponen en su partido, los biannconeros serán campeones por segundo año seguido; y si no, esperarán a la siguiente jornada, en casa, ante el Parlermo. Sería el segundo título de Liga consecutivo del gran Andrea Pirlo en su nuevo hogar juventino.
El veterano centrocampista, que debutó en la Serie A con 15 años, cuenta en su autobiografía que «quería ser considerado importante, en el centro del proyecto, no un jugador en fila para destrucción. Nunca me sentí viejo, ni en ese momento, y la Juve me ofreció un contrato de tres años».
Un Pirlo que, por cierto, habla también de su técnico Antonio Conte, que fue muy claro al dirigirse al vestuario cuando arribó a la Vecchia Signora: «Este equipo, queridos muchachos, viene de dos séptimos lugares, yo no estoy aquí para eso, es hora de dejar de dar asco». Y aunque los suyos lo hagan bien, cuenta Pirlo, «Conte entra ahí e incluso cuando vamos ganando lanza todo lo que tenga en las manos contra la pared, justo en mi sitio. Lanzará ahí todo lo que pueda encontrar, casi siempre botellas de plástico llenas de agua... agua muy gaseosa. Conte se convierte en una bestia y nunca está feliz, siempre hay un detalle que no le gusta, puede ver lo que pasará en los otros 45 minutos». Esta semana, el técnico aludido respondió con una sonrisa: «He lanzado botellas de agua en el vestuario, pero debo mejorar mi puntería, nunca le pego a nadie». Y luego aclaró su vehemencia: «Son situaciones estudiadas para tener en alto la concentración».
La política de debilitar al rival
El técnico italiano ha reconocido estos días que en Italia son, pongamos, un Ferrari, pero en el concierto europeo van montados en una Vespa. Los directivos juventinos tendrán que traerle más refuerzos que el de Fernando Llorente para que Conte se quede. El repaso que les dio el Bayern en Champions les desnudó. Un equipo bávaro que no solo campa en Europa, sino que da miedo a corto y medio plazo. Si el 4-0 al Barça ha acaparado titulares, qué decir del fichaje del joven y prometedor Mario Götze, una de las estrellas de su rival doméstico, el Borussia Dortmund. Nacido en una localidad a una hora de Munich, con seis años se mudó a Dormtund y a los nueve entró en la cantera de los schawarzgelben. En diciembre pasado, en una entrevista le preguntaban si le gustaban los colores del Bayern y respondía que «mucho más que el azul del Schalke».
Se reconoce algo vanidoso; aparcó los estudios para dedicarse al fútbol pese a las reticencias de su padre -profesor universitario-; con pendientes desde los 16 años -nada de tatuajes como la mayoría de sus compañeros-; los niños piden que les corten el pelo a imagen de su ídolo veinteañero; nada de coches de lujo; la biografía de Rafa Nadal le ayudó a superar su última lesión... y en su perfil de Facebook incluía a Pep Guardiola como uno de sus deportistas predilectos... ¿Premonición?
Los 37 millones de su cláusula tienen la culpa y los de Munich los han pagado a tocateja, sin olvidar que el delantero polaco Robert Lewandowski puede ser el siguiente. «Hace un año nosotros pagamos la cláusula de Marco Reus y al Gladbach tampoco le hizo gracia», ha asumido con deportividad el técnico Jurgen Klopp. Se fue Sahin y llegó Gundogan; se fue Kagawa y llegó Reus; veremos si hay reemplazo para Götze y muy probablemente Lewandowski.
Una política la del Bayern que pasa siempre por debilitar a su inmediatos rivales. En los últimos cuatro años se han gastado 212 millones de euros, frente a los 54 del Dortmund, el campeón los dos últimos cursos. Cuando era el Werder Bremen el que le hacía sombra, le arrebató a Klose, Pizarro o Borovski; cuando el rival de turno era el Bayer Leverkusen, le quitó a Ballack; cuando fue el Sttutgart, a Mario Gómez; sin olvidar que fichó al gran portero Manuel Neuer del Schalke... y así toda la vida. No es de extrañar que el Bayern esté listo para reclamar su cetro europeo, este año y a futuro: Götze, 20 años; Alaba, 20 años; Shaqiri, 21 años; Kroos, 23 años; Muller, 23 años; Javi Martínez, 24 años. Prometen.
Así las cosas, parece evidente que los grandes mandan, que el dinero manda. En Alemania el Bayern se pasea y tiene pinta de seguir haciéndolo, en Inglaterra el United es campeón a falta de nada menos cuatro jornadas, en Italia la Juventus repite con holgura por segunda campaña consecutiva, en Francia el PSG mantiene nueve puntos de ventaja y va directo al título, en tanto que en Holanda el Ajax enfila su segunda ensaladera seguida.
Es el negocio del fútbol, donde la competición ya no es cosa ni de dos, solo de uno. En Escocia el Celtic se ha hecho esta jornada con su 44º título de Liga. En Croacia, se alzó con su octavo campeonato consecutivo el Dinamo de Zagreb, en cuyo estadio una placa reza: «A los aficionados del equipo, que sobre este terreno de juego empezaron la guerra contra Serbia el 12 de mayo de 1990», el día en que el Dinamo y el serbio Estrella Roja dinamitaran sobre el césped y en las gradas el triunfo nacionalista de Franjo Tudjman días antes, incluida la famosa patada del croata Boban -luego del Milan- a un policía serbio. Dicen que fue la espita de la guerra, una dentellada a la paz.