Apuros del Gobierno de Lakua
Inédita retirada de presupuestos al no lograr Urkullu ningún acuerdo
La maniobra de última hora le evita la imagen de ser el primer lehendakari al que el Parlamento de Gasteiz le devuelve su proyecto presupuestario. Las previsiones sobre el déficit ya las contempló en su documento de la pasada semana
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
Iñigo Urkullu iba camino de una imagen histórica: la de encabezar el primer Gobierno de Lakua al que el Parlamento le devolvía el proyecto de presupuestos. El retrato de un doble fracaso. El primero, el de la decisión de gobernar en solitario con solo 27 de 75 parlamentarios. El segundo, el de haber sido incapaz durante tres meses de lograr los apoyos necesarios para sacar adelante sus cuentas.
En ese contexto, hablar de haber encontrado en un viaje a Bruselas nuevos datos sobre la posible relajación del techo de déficit es un asidero para maquillar el bochorno político. De hecho, hace días que se viene hablando de la posible retirada del proyecto. Este mismo diario publicó el martes (escrito el lunes, antes de que el lehendakari comenzara su viaje) que el artículo 146 del reglamento del Parlamento contemplaba la facultad gubernamental de retirar un proyecto de ley.
«Quizás» y «ojalá»
El lehendakari se reunió ayer en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; con el comisario de Competencia, Joaquín Almunia; y con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Fue tras ese encuentro cuando anunció la convocatoria para hoy de un Consejo de Gobierno urgente que decida retirar el proyecto de presupuesto y elaborar otro con un nuevo techo de gasto.
«Estamos encontrando nuevos datos que nos hacen pensar que quizás merezca la pena diseñar un proyecto de presupuesto en base a ellos», adujo Urkullu. Y añadió que «hoy estamos con una información más fresca y puntual sobre lo que quizás vaya a ser, ojalá vaya a ser, una posibilidad de cumplimiento de objetivos, pero de manera más relajada y con mayor disponibilidad de recursos».
El déficit de esta excusa
Alegar la posibilidad de que la Unión Europea relaje los límites de endeudamiento como razón para retirar los presupuestos tiene el doble déficit argumental de que se trata de una previsión ya conocida e, incluso, reflejada por distintos grupos parlamentarios en sus enmiendas a la totalidad, a lo que se añade una cuestión de plazos que hace muy difícil que sus conclusiones puedan llegar a tiempo para la elaboración de un nuevo proyecto para 2013.
En sus declaraciones de ayer, el propio lehendakari reconoció que ya había hablado de esta posible elevación del techo de déficit con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en su reunión del 30 de enero. Y desveló que esperaban que esa relajación se diera en la reunión del Ecofin de primeros de febrero, lo que no ocurrió. Ahora esperan que pueda producirse a finales de mayo.
Tan prevista estaba la posible decisión de Bruselas que en el documento que la pasada semana Urkullu entregó al resto de partidos ya ofrecía una solución para decidir «el destino de recursos adicionales si los hubiere a lo largo del año 2013». Proponía la remisión al Parlamento de un proyecto de ley de Crédito Adicional que se comprometía a negociar con quienes apoyaran los presupuestos.
Por otra parte, es preciso advertir que esa elevación del déficit supone únicamente la posibilidad de emitir más deuda pública y que los gastos a los que se destine tienen que tener la consideración de inversión. No deberían utilizarse ni para gasto corriente ni para determinadas partidas sociales.
Por todo ello, no cabe pensar que han sido las novedades conocidas durante su viaje las que han hecho que el lehendakari haya decidido retirar su proyecto de presupuestos, sino la evidencia de que la incapacidad de su Gobierno para tejer alianzas le encaminaba a ver que mañana se rechazaban sus cuentas.
El Consejo de Gobierno extraordinario está previsto para las cinco de esta tarde. Será entonces cuando se adopte oficialmente la decisión de retirar el proyecto y se comunique al Parlamento para suspender el pleno previsto para mañana.
Los plazos reglamentarios para la aprobación de un proyecto de ley, como el de un presupuesto, y las previsiones legales para comenzar los trabajos de las cuentas del próximo ejercicio hacen muy difícil que el Gobierno vaya a presentar un nuevo borrador para 2013 que en su tramitación se solaparía de hecho con la preparación del de 2014.
Según la información aportada ayer por el lehendakari en sus declaraciones, las previsiones que maneja son que el Consejo Europeo pudiera adoptar una decisión sobre la relajación de las directrices sobre el déficit a finales de mayo.
Durante el mes de junio -a primeros si hubiera un acuerdo inmediato-, el Gobierno de Mariano Rajoy debería pactar con las comunidades autónomas el límite de déficit a aplicar en estas. El acuerdo ya se contempla trabajoso desde estos momentos porque las diferentes comunidades mantienen criterios distintos sobre si se debe aplicar un mismo techo a todas o si deben contemplarse otras variables. Aunque hubiera un acuerdo bilateral entre Lakua y Madrid sobre la materia, debería esperarse a su oficialización.
Una vez de que el Gobierno de Urkullu tuviera decidido cuál es finalmente su techo de gasto, es preciso elaborar un nuevo proyecto de presupuesto acorde a esas cifras, que debe ser sometido antes de su aprobación a los correspondientes informes y pasos administrativos.
Luego llega el trámite parlamentario, que difícilmente bajará de un mes desde la presentación del proyecto de presupuestos hasta llegar al punto en el que estábamos hoy, víspera del debate de las enmiendas a la totalidad.
Y para ese momento el Gobierno debería contar con un acuerdo que hasta ahora ha sido incapaz de tejer y garantizarse la mayoría suficiente para evitar un nuevo rechazo.
De conseguir que las cuentas siguieran su trámite, se abriría otro plazo de cerca de un mes para el debate de las enmiendas parciales. Es decir, no sería descabellado llegar a setiembre, incluso habilitando agosto.
Entre tanto, dentro de la primera semana de junio, el Gobierno debe fijar ya las directrices económicas del presupuesto de 2014, que han de llegar al Parlamento antes del 1 de noviembre.
Parece más lógico seguir con la prórroga y centrar tantos esfuerzos en los presupuestos de 2014. I. IRIONDO
Todos los grupos de la oposición coincidieron ayer en considerar un «fracaso político» la retirada del presupuesto por parte del Gobierno de Lakua, al tiempo que criticaban la incapacidad del Ejecutivo de Iñigo Urkullu y del PNV de lograr acuerdos que garantizaran la aprobación de sus cuentas.
Tras conocerse la noticia, el primer grupo de la oposición, EH Bildu, señaló que «con la retirada del proyecto de presupuestos del Gobierno se evidencia el fracaso del PNV por no ser capaz de responder a las necesidades de este pueblo». El parlamentario Oscar Matute destacó que «EH Bildu ha defendido desde el principio subir el límite de déficit y ahora, después de habernos acusado de vivir fuera de la realidad, el propio Urkullu admite que ese es el camino y que teníamos razón».
Según Matute, «el Ejecutivo tiene ahora la oportunidad de abordar el debate desde otros parámetros que garanticen los derechos sociales y unas condiciones de vida dignas, pero si se aferra al modelo que quieren la troika, Bruselas y los mercados, nos va a seguir teniendo enfrente». En este sentido, EH Bildu demanda a Urkullu un plan de emergencia que aborde con eficacia las consecuencias de la crisis de modo que los presupuestos sean un instrumento más de ese plan.
El portavoz del PSE en la Cámara de Gasteiz, José Antonio Pastor, sentenció que la retirada del proyecto es la «expresión más clara de la falta de rumbo» y el reconocimiento del «fracaso político» del lehendakari. Según dijo, Urkullu se está convirtiendo en un «especialista» en «hacer perder el tiempo» a los ciudadanos y subrayó que, si cuando era presidente del PNV no se hubiera negado a abordar una reforma fiscal, ahora tendría más ingresos.
La portavoz parlamentaria del PP, Arantza Quiroga, manifestó que el lehendakari debe «hacer una reflexión» después del «fracaso de no ser capaz de llegar a acuerdos» para aprobar los presupuestos para 2013. «El Gobierno nos ha sorprendido de manera muy negativa», comentó Quiroga, quien afeó el hecho de que Urkullu «no está cuando hay que estar», en alusión a su viaje a Bruselas en una semana crucial en la negociación presupuestaria.
El parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, acusó al lehendakari de no haber tenido la valentía de defender su proyecto de presupuestos en la Cámara y se atribuyó el mérito de esta retirada. Según Maneiro, «ha sido UPyD con su oposición razonada y justificada quien ha evitado un proyecto ineficaz, inútil y contraproducente para los ciudadanos. Mientras, otros estaban dispuestos a apoyar los presupuestos gratis...».
Frente a la reacción unánime de la oposición, el PNV recordó al lehendakari que cuenta con «todo el apoyo» del partido para los pasos que pretenda dar ahora. La parlamentaria jeltzale Josune Gorospe calificó de «muy buena noticia» que la UE esté dispuesta a suavizar el margen de gasto y que esta medida aumente la capacidad de maniobra del Gobierno.
También desde el mundo sindical hubo reacciones a la decisión del lehendakari. LAB, tras coincidir en que la retirada pretende evitar la votación de mañana, exige al Gobierno «que cambie las prioridades para la elaboración de los presupuestos». Ve necesario «rehacer no solo el presupuesto sino también el programa de gobierno que ha dado origen a semejantes cuentas; de no hacerlo así, los próximos presupuestos volverán a ser idénticos», sin reparto equitativo de la riqueza ni garantía de derechos sociales fundamentales, y «de sumisión a las decisiones del Gobierno de España». GARA