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Piden la conservación y recuperación del Bellas Artes de Donostia

El derribo del edificio de Bellas Artes de Donostia, obra de Ramón Cortázar, para convertirlo en un hotel ha tenido respuesta en las redes sociales: ayer se contabilizaban más de 9.000 firmas que pedían al Ayuntamiento su conservación. Y hay más iniciativas.
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Amaia EREÑAGA | DONOSTIA

Situado en la intersección entre las calles Urbieta y Prim, el antiguo cine Bellas Artes ha ido perdiendo con el tiempo su hermosa cúpula gris y otras partes emblemáticas, como su marquesina de cristal, abandonado a su suerte. Actualmente es una sombra de lo que fue y su propietaria, la empresa cinematográfica Sade, tiene prevista su conversión en un hotel para lo que lo derribaría y «recrearía» manteniendo el estilo del edificio concebido por el arquitecto Ramón Cortázar, autor asimismo de la Perla o el actual Koldo Mitxelena.

Tiene los permisos municipales para ello, pero, como hace trece años cuando el anterior alcalde Odón Elorza tuvo que paralizar un proyecto parecido por las protestas, su demolición o al menos su falta de protección han provocado una importante reacción, que se concreta en la recogida de firmas en la Red e iniciativas como la anunciada ayer por la agrupación cívica Áncora, quien solicitará urgentemente al Gobierno de Gasteiz la incoación de un expediente para declarar el edificio bien cultural calificado con la categoría de monumento.

Construida en 1914, con un aforo de nada menos que 1.426 localidades e inspirada en el Gaumont-Palace de París, esta es la sala de cine más antigua de Euskal Herria, y uno de los contadísimos edificios de este tipo en Europa, anteriores a la Primera Guerra Mundial, que ha llegado a nuestros días, según explicó ayer Áncora, que forman, entre otros, el historiador Juan María Unsain, el director de la galería Altxerri Juan Ignacio García-Velilla o la doctora en Historia del Arte Montserrat Fornells.

Su interés patrimonial y simbólico parece importante, pero, sin embargo, según denunciaron, en los últimos años ha sufrido un proceso de modificaciones a la baja de su nivel de protección, pasando del máximo al mínimo actual: en los planes de ordenación urbana de 1977 y 1955 tenía el máximo de protección; en la última modificación del PEPUC (Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido) aprobado el 5 de abril pasado por el actual consistorio, se ha «degradado» al grado D y en su ficha se «autoriza la demolición de la edificación actual, previa justificación de su necesidad (bien por imposibilidad de mantener en pie su fachada, bien por cualquier otra razón)».

Esta, apuntaron, una «operación orquestada ad hoc para posibilitar su desaparición», con la la Sade -por haber dejado conscientemente que el edificio fuese degradándose- y los partidos políticos representados en el Ayuntamiento -por «dar cobertura a este despropósito»- como protagonistas. Una historia que, dijeron, viene de lejos, de hace dos décadas. Han pedido reuniones con Bildu y con el resto de los partidos, así como con Lakua.

Esta asociación que apuesta por la recuperación del Bellas Artes para la ciudad -recordaron, en este sentido, edificios como el cine Doré de Madrid, convertido en la sede de la Filmoteca Nacional-, apuntó la posibilidad de que el Ayuntamiento ofreciera otro solar en permuta a la propietaria. Se enfrentan a un problema: según apuntaron, la demolición está previsto que arranque en junio.

LARGA HISTORIA

La Sade quiere hacer un hotel de 92 habitaciones construyendo una réplica del edificio. La última modificación del PEPUC, aprobada por el Ayuntamiento, rebaja su protección, que en anteriores planes generales ha ido pasando de la máxima protección a la mínima actual. Hace trece años, el Ayuntamiento también tuvo que parar una operación parecida ante las protestas. Oteiza y Nagel estaban entre quienes pedían su conservación.

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