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APOYO a la resolución en el aniversario del bombardeo

Gernika premia la labor todavía inconclusa de Otegi y Eguiguren

Una iniciativa y una foto de alto valor simbólico se produjeron ayer en una villa también emblemática: Gernika. Arnaldo Otegi y Jesús Eguiguren fueron premiados juntos por impulsar la solución, y sus hijas recogieron el galardón.

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Ramón SOLA | GERNIKA

Gernika constituye uno de los principales iconos contra la guerra, a nivel mundial, por haber sufrido el bombardeo franquista un día como ayer de hace 76 años. Situada a apenas 40 kilómetros, Elgoibar también constituye un símbolo, en este caso del diálogo para solucionar el conflicto. Hace ahora una década, con el enfrentamiento armado en su apogeo, allí empezaron a reunirse en el caserío Txillarre dos dirigentes de posiciones políticas muy alejadas: Arnaldo Otegi, de Batasuna, y Jesús Eguiguren, del PSE.

Su iniciativa fue galardonada ayer con el Premio Gernika, otorgado conjuntamente a ambos políticos. Obviamente Otegi no acudió porque está preso en Logroño, precisamente por su labor política. Así que Eguiguren decidió que él tampoco subiría al estrado. Sin embargo, ambos hicieron oír su voz en sendos mensajes escritos. Y decidieron además crear otra imagen conjunta de impacto: fueron sus hijas las que recogieron el premio, para visualizar que aquel diálogo tenía como objetivo dejar una Euskal Herria mejor a las futuras generaciones.

Se trata de una tarea inconclusa hasta el momento. Otegi recordó en su mensaje que aquellas conversaciones han dado algunos frutos, en alusión al escenario actual, pero que «faltan otros por coger, queda camino por hacer». Desde la otra parte, una constatación similar salió de boca de María Eguiguren, hija del presidente del PSE, que deseó en su intervención «que salgan de la cárcel los que trabajan por la paz, como Arnaldo», «que nadie esté lejos de sus familias», que el sufrimiento provocado por el conflicto «sea cuanto antes un recuerdo» y que «no haya más odio».

Mensajes de futuro

María Eguiguren, que recogió el premio junto a Garazi Otegi, intercaló bertsos de Xalbador con unas breves palabras de su padre y otras opiniones propias, desde la perspectiva y la frescura de sus trece años de edad: «Estoy aquí porque sé lo que ha pasado. Aunque mis padres disimulasen en casa, sé lo que es sufrir, sé lo que es tener miedo y sé lo que es llorar en silencio. Sé lo que es odiar, sé lo que es decir `ojalá se mueran'. Y sé que odiar es el infierno».

La parte del discurso elaborada por Eguiguren incluyó alabanzas a Otegi, pero también a Frantxua Maitia, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero y Patxi López, a quienes citó como artífices de «la paz» pese a que anteriormente él mismo los haya cuestionado otras veces, sobre todo al exministro de Interior y al exlehendakari. A Gernika acudió una amplia delegación del PSE, con José Antonio Pastor, Idoia Mendia y Begoña Gil entre otros, junto al propio Eguiguren.

En cuanto a Otegi, su carta desde Logroño -«ese apartamento que te han regalado», ironizó cariñosamente Eguiguren- fue leída por la primera teniente de alcalde de Gernika, Begoña Landa. Retrotrayéndose a aquellas reuniones de Txillarre que permanecieron secretas hasta casi finales de 2005, Otegi apuntó que hoy siente que «empezamos a hacer política con mayúsculas», a lo que concede especial valor teniendo en cuenta el desprestigio creciente de esa labor. «Decidimos dejar de lado, poco a poco, las contiendas electorales y los cálculos políticos, y decidimos de que de esa mesa debería salir el acuerdo basado en la justicia y la paz que merece Euskal Herria».

Incidió en que se ha avanzado parte del camino, pero queda todavía bastante. Y en este punto llamó la atención sobre la necesidad de dar la palabra al pueblo sin ninguna limitación y en asumir que «el pueblo no lo forman los que piensan como nosotros, el resto también son el pueblo, son Euskal Herria».

Concluyó con un agradecimiento emotivo a su familia, un recuerdo concreto a sus compañeros del «caso Bateragune» y loas al «compromiso, lealtad y honestidad» de Eguiguren.

Esquivel y Adams

Otras dos voces muy notables sonaron también en el Lizeo Antzokia de Gernika (la misma sala en que se firmó el Acuerdo de Gernika que también supuso un hito en este proceso). A través de sendas cartas, saludaron el galardón Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz, y Gerry Adams, líder de Sinn Féin.

Esquivel, que también recibió en su día este Premio Gernika, se refirió al trabajo hecho por los dirigentes y a las dificultades que han padecido por ello. En cuanto a la carta de Adams, está dirigida a su amigo Otegi. Alaba su liderazgo al «soñar y dibujar» un escenario y un proceso inéditos.

El Movimiento Sin Tierra brasileño también fue galardonado con el Premio Gernika. Se le considera la iniciativa social más amplia del mundo, ya que implica a cerca de dos millones de personas que pueden vivir así de tierras antes improductivas. Joao Carlos Rodriguez recogió el galardón con un recuerdo a los compañeros muertos y a todos los presos del planeta.

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