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Análisis | dia mundial de la seguridad y la salud en el trabajo

Poniendo el foco en la salud

La directora de la Agencia Europea, que depende de la Comisión Europea, directamente reflexiona sobre el tema que la OIT ha elegido para esta conmemoración: las enfermedades profesionales y, a la vez, recuerda a los trabajadores fallecidos o lesionados por el trabajo.

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Christa SEDLATSCHEK directora de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo con sede en Bilbo

En el marco de este día tan señalado para los que trabajamos en el mundo de la seguridad y la salud laboral, me gustaría hacer dos reflexiones. Una más teórica, referida al tema elegido por la OIT y otra en relación a la memoria de los trabajadores fallecidos o lesionados por causas laborales.

Para este año se centra en la prevención de las enfermedades profesionales. Cada año en la Unión Europea unas 3.800 personas mueren como resultado de accidentes de trabajo y hay unos 2,8 millones de accidentes laborales graves. Pero estas muertes y lesiones son solo una pequeña parte de la historia: millones de trabajadores europeos tiene que vivir toda su vida con los efectos de accidentes de trabajo o daños crónicos para su salud como consecuencia de su trabajo.

El día mundial, que se celebra hoy, está poniendo de relieve que de las víctimas anuales que se contabilizan en todo el mundo en relación con el trabajo, solo menos del 15% es resultado de accidentes laborales, y sin embargo hay más muertes cada día relacionadas con problemas de salud y enfermedades relacionadas con el trabajo. Este desequilibrio es aún más marcado en Europa, con menos del 5% de las muertes laborales de la Unión Europea causadas por accidentes de trabajo, de acuerdo con las estadísticas de la OIT.

A pesar de estos números, aún existe la tendencia a ver la prevención de daños a los trabajadores principalmente como una cuestión de seguridad. ¿Por qué Mi primera reflexión explora una teoría acerca de cómo percibimos el riesgo. El profesor John Adams, profesor emérito de Geografía de la Universidad de Londres, ha creado un modelo presentando una tipología de «riesgos» (Risk Forum Publica, mayo de 2007).

Dos de los tipos de riesgo son «los riesgos que se perciben directamente» y «los riesgos que se perciben a través de la ciencia». Los riesgos que se perciben directamente son los peligros y riesgos que se pueden ver claramente. Por ejemplo, el riesgo de caída de altura durante trabajo, o maquinaria peligrosa desprotegida. Los percibidos a través de la ciencia son los que necesitan cierta formación científica y/o equipo para identificarlos. Los peligros y riesgos laborales en esta categoría incluyen, por ejemplo,la transmisión de infecciones por vía sanguínea como la Hepatitis a través de un «pinchazo». Sabemos de la naturaleza de este riesgo y su posible prevención gracias a la investigación científica.

Si tenemos en cuenta los peligros y riesgos que conducen a los accidentes, estos generalmente entran en la categoría de riesgos percibidos directamente. Por el contrario, los peligros, riesgos y exposiciones que dan lugar a enfermedades relacionadas con el trabajo pertenecen principalmente a la categoría de «riesgos percibidos a través de la ciencia», en los que la relación causa-efecto no es tan evidente o directa.

Una tercera categoría de riesgos del modelo del profesor Adams se refiere a aquellos en los que la ciencia no es concluyente o quizás no es fácilmente entendible por aquellos que han de considerar el riesgo o peligro. El individuo hace una estimación del peligro o del riesgo basado en su juicio y lo que él/ella cree. Todos nosotros, seamos inspección de trabajo, expertos en seguridad y salud, empresarios o trabajadores, necesitamos mejorar nuestra capacidad para mirar más allá de lo evidente, más allá de los riesgos percibidos directamente y considerar los otros peligros y riesgos, especialmente los que conducen a problemas de salud. Porque si no somos conscientes de los peligros, no vamos a tomar medidas para prevenir los daños que puedan surgir. Este debería ser el primer mensaje para el Día Mundial 2013 dedicado a la Seguridad y Salud en el Trabajo.

Mi segunda reflexión se relaciona con uno de los mensajes clave de la Agencia que dirijo (EU-OSHA). A menudo comunicamos que la buena seguridad y salud laboral es un buen negocio, es rentable y favorece el crecimiento económico. Un sistema eficaz de seguridad y salud ahorra a largo plazo dinero a las empresas y los gobiernos.

Esto, sin embargo, no debe ocultar el hecho de que es el trabajador lesionado o enfermo el que paga el precio más alto de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

Hay diversos estudios para calcular los costes de los accidentes y enfermedades, y la Agencia está llevando a cabo un proyecto de análisis en 2013 sobre el coste que supone «la falta de seguridad y salud», cuyos resultados espero podamos hacer públicos a finales de año.

En el Reino Unido, por ejemplo, el Ejecutivo de Salud y Seguridad (Health and Safety Executive) publicó un informe en el que se estimó que el coste total asociado a los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales (excluidos los cánceres ocupacionales) en 2010/2011 en Gran Bretaña fue de cerca de 13.400 millones de libras (alrededor de 15.500 millones de euros) de los cuáles «algo más de la mitad del coste total recayó sobre los individuos».

Mientras tanto, un estudio catalán encontró que el coste para las víctimas de accidentes de trabajo en 2007 fue de 10.415 euros por persona afectada, más de 60% del coste total de cada accidente.

El problema de cálculo de los costes financieros es que no logra transmitir de manera real todo el dolor de cada accidente o problema de salud que hay detrás. Un estudio más contundente proviene de Hrymak y Perezgonzalez en Irlanda en el que se examinan no solo los costes sino los «efectos» de veinte accidentes en el trabajador.

Para los trabajadores afectados, el impacto psicológico es a menudo mayor que el daño físico sufrido. Como uno de ellos dijo: «mi esposa y mis dos hijos sufrieron mucho también...me convertí en una persona diferente», u otra que señalaba que «los sentimientos de vergüenza también me han afectado. Después del accidente, yo no quería salir ni socializar, porque no quería que la gente viera mi mano».

Son historias de quienes todavía pueden contarlo.....el silencio de los que han muerto por causas laborales es todavía más sobrecogedor.

Este Día en conmemoración de los trabajadores debe ser el día para considerar el impacto total de un accidente de trabajo a un nivel más amplio, los problemas de salud, a lo que anima la OIT en 2013 con el foco puesto en las enfermedades profesionales. Y deber ser, sobre todo, el día para renovar el compromiso, desde las instituciones y organismos europeos como el que represento, con la lucha para reducir los daños para la seguridad y, este año más que nunca, para la salud de los millones de trabajadores europeos.

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