«Las mutuas niegan el origen laboral de los daños a la salud»
Hoy se conmemora el Día Mundial de la Salud y la Seguridad en el Trabajo. En la UE-27 fallecen al año 160.000 personas por accidentes, los menos, y enfermedades profesionales. Ibon Zubiela reconoce que los puestos de trabajo no son seguros, pero «los gobiernos no quieren enfrentarse a la patronal».
Juanjo BASTERRA | BILBO
¿Qué balance hace de la seguridad y salud laboral en Hego Euskal Herria?
Negativo. Las condiciones de empleo y de trabajo han empeorado, se ve reforma tras reforma, con el PSOE y con el PP. Se produce una precarización galopante en las condiciones de trabajo y tiene una repercusión directa en la salud. Hoy en día faltar al trabajo con bajas controladas por la mutua también es motivo de despido. Se ha alargado la edad de jubilación, empeora la entrada de jóvenes y, al final de nuestra vida laboral, será complicado llegar con buena salud.
Llegar con buena salud a la jubilación es el mensaje europeo.
La clase trabajadora tiene más dificultades para defender sus condiciones con todas estas medidas por decreto. Si le unimos la negociación colectiva, que estamos a las puertas del 7 de julio, bajo el riesgo de perder convenios, iremos a una peor calidad, sin duda. Hay mucha fragilidad en el mercado laboral, hay más suicidios y aumenta el consumo de medicamentos. Al final, se pasa del absentismo al presentismo. Vas a trabajar sin una recuperación adecuada. Todo eso no aparece en las estadísticas, pero existe, y, lo que es peor, lo sufren los trabajadores.
¿Por qué no se reflejan en las estadísticas como usted dice?
No hay interés real en que aparezcan. Muchos datos accidentes y daños a la salud se quedan fuera o se camuflan. Las mutuas hacen un trabajo de negar el origen laboral de los daños. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) se fía de las mutuas, porque cuando vas a reclamar solo tienes los partes que te ha facilitado la mutua, lo que supone es que a día de hoy sea muy difícil demostrar el origen laboral de muchos daños. Se está privatizando la salud.
¿Vamos a peor?
Sí, porque la nueva reforma sobre incapacidad temporal otorga más poder a las mutuas. Ahora mismo, hablan de duración media de las bajas, de tal forma que las bajas por enfermedad serán de cinco días y el mismo día te dan la baja y el alta, por ejemplo. Las mutuas tendrán casi la potestad total en enfermedad común. Van a proponer al médico de cabecera el alta, si no hay una contestación en cuatro días, el quinto te dan el alta efectiva para trabajar. Otro tema es el tratamiento del origen laboral del daño. Si la mutua dice que es por enfermedad común, el trabajador tendrá dos días para presentar disconformidad ante el INSS, pero si no tengo los informes que te piden, ¿qué hacemos?
¿Se trata de recortar las bajas laborales?
Sí. Todo eso supone recortar el tiempo de baja, recortar derechos que tenemos como trabajadores y como país. Porque en los últimos años, a pesar de tener transferidas las competencias de Sanidad, el INSS sin que los gobiernos de Gasteiz e Iruñea dijeran nada, tenía la potestad en los primeros 365 días de darte el alta. A partir de ahora, además, las mutuas controlarán las contingencias comunes, si no acudes por cualquier razón, directamente a la cita te suspende el pago de las prestaciones. Te conviertes en sospechoso por no ir a la cita y debes demostrar a posteriori que has tenido algún problema para no ir.
Así, ¿qué futuro les queda a los trabajadores para llegar con salud a la jubilación?
Complicado. Vamos a llegar bastante mal a la jubilación. La gente irá a trabajar sin estar en condiciones de hacerlo. El control desde el sistema sanitario público va a ser casi cero. Desde LAB reclamamos un cambio de modelo y rumbo. La solución no está ni en Madrid ni en París, sino en un marco propio.
Al día de hoy da igual las competencias que se tengan en Iruñea o Gasteiz cuando por decreto las cambian de forma continua. Tenemos que ir haciendo nuestro propio camino, porque la solución pasa por ahí.
¿Porque Urkullu y Barcina hacen dejación de competencias?
Porque UPN y PNV están bastante alineados con las tesis patronales. Siguen creyendo, como creen PP, Confebask, CEOE y CEN, que esto de lo público está bien para un rato. Dicen que hay que dar más poder a lo privado para que nos controlen. En este tránsito perdemos derechos y, a ellos, no les importa.
Cada quince segundos muere un trabajador en accidente o enfermedad profesional, ¿por qué vale tan poco la vida de un trabajador?
En Europa por cada muerte en accidente de trabajo hay 18 muertes por enfermedades profesionales. En cambio, en el Estado español se desconocen las muertes por enfermedad profesional. A penas existen. Como sabes, en el caso de amianto el año pasado fueron 31 muertes. La clase trabajadora es un elemento más de usar y tirar para beneficio del capital. Que estemos bien o mal es igual mientras produzcamos.
¿Para qué sirven Osalan y el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra?
Para poco, porque falta voluntad política. El problema se sitúa en la directriz política que se consigna. Se les deja hacer seguimiento de las estrategias generales, pero siguen insistiendo en la necesidad de concienciación y sensibilización después de que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales se aprobó ya en 1995. Aquí las empresas siguen sin realizar la vigilancia de la salud en base al protocolo, y en muchas ocasiones las evaluaciones de riesgos están mal hechas y en muchos aspectos ergonómicos y sicosociales ni existen.
En cambio, seguimos hablando de concienciación y sensibilización. No se quiere confrontar con la patronal. Eso lleva a que los daños a la salud se oculten. Hay entre un 20% y 30% de daños que no se declaran. Muchos de los costes de la no prevención, los pagamos nosotros. Se mueve mucho papel para esconder que no se hace nada en prevención real. Los trabajadores somos un elemento más para rentabilizar las cuentas de los resultados. No les importa nuestro sufrimiento.
«En la UE-27 por cada muerte por accidente laboral se producen 18 fallecidos por enfermedad profesional, pero en el Estado español se desconocen los datos. No aparecen ni los 31 fallecidos por amianto en 2012 ni los tres que llevamos este año»