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«Colegas vascos míos me dicen: `Esta historia tan extraordinaria es el pan de cada día aquí'»

Joel Joan

Director de «Fénix 11.23»

Joel Joan es uno de los principales exponentes de la escena catalana, ya sea teatral, televisiva o cinematográfica. Con «Fénix 11.23», estrenada el viernes en Euskal Herria, se centra por primera vez exclusivamente en la codirección de un filme junto a Sergi Lara. Una película que pretende aportar su «granito de arena» en el camino hacia la independencia.

Beñat ZALDUA | BARCELONA

En 2004 y con solo 14 años, a Èric Bertran se le ocurrió enviar unas cartas a unos supermercados pidiendo que etiquetasen en catalán. Lo hizo en nombre del «Ejército del Fénix», inspirándose en la saga de Harry Potter. Poco después, la Guardia Civil lo detuvo en su casa y la Audiencia Nacional llegó a pedir su ingreso en un reformatorio durante ocho años. Joel Joan es el director que ha llevado esta historia a la gran pantalla.

¿Qué te empujó a realizar la película?

La historia de Èric Bertran es la de un pequeño gran hombre libre que, con 14 años, decidió que no entraba en esta perversa rueda de culpabilidades y de sentirse mal por defender una lengua que no sea la española. Decidió que no había hecho nada malo y todo el odio y toda la intransigencia del sistema judicial español cayó sobre él. En cierta manera, es un David contra un Goliat y yo creo que una manera de crecer como sociedad es valorar aquella gente que hace cosas por la dignidad de todos. Porque lo que le ocurrió fue muy grave. De hecho, es la pregunta que dejo para el espectador de la película:¿Por qué pasan cosas como esta? Y sobre todo, ¿por qué dejamos que pasen?

Han pasado ya ocho años y sobre el tema hay un libro, una obra de teatro y un documental. ¿Por qué una película y por qué ahora?

Porque las películas hacen que el espectador quede implicado con la historia, emocionalmente nos atrapan, nos emocionan. Aquella historia pasa al terreno de los recuerdos emocionales. Un documental es una cosa mucho más fría. El cine va al alma del espectador y eso es impresionante. Te hace entrar en el punto de vista del niño, lo entiendes y de repente empiezas a sufrir con él.

Sobre el momento de estrenarla, los primeros dos años fueron de toma de contacto con la historia y a partir de entonces han sido 5 o 6 años de dedicación exclusiva a este proyecto, sobre todo para encontrar la manera de explicarla. Porque uno de los principales problemas era hacer creíble una historia que es real. Sobre los primeros guiones, gente de fuera me decía: «Eso no puede pasar, no me lo creo». Y añadían: «Tienes que decidir si la Guardia Civil es catalanofóbica o negligente, pero con las dos cosas parece un panfleto». Pero es que te lees el informe del capitán de la Guardia Civil con la acusación que le hicieron a Èric y es surrealista, no tiene ni pies ni cabeza.

Además del escándalo político, la película se acerca a las consecuencias personales y familiares que hechos como este conllevan. ¿Cómo lo han hecho?

Primero de todo, la historia fue así, no nos inventamos nada. Y la realidad es que te destrozan humanamente, te dicen que eres un terrorista y te miran mal por la calle, empiezas a echar una peste extraña y pierdes la confianza hasta de los padres. Y cuando eso pasa, de alguna manera te deshumanizan y en el caso de Èric, pues se quedó más solo que la una. Eso dramáticamente es muy interesante. Porque además nos lleva el drama a un nivel emocional en el que el espectador puede empatizar.

El viernes se estrenó la película en Euskal Herria. ¿Qué les dices a los espectadores vascos?

Que fliparán y que les sonará mucho. La historia les será terriblemente común. Muchos colegas míos allá conocen la historia y me dicen «pero esta historia tan extraordinaria es el pan de cada día aquí...». Tengo que decir, eso sí, que una de nuestras grandes decepciones fue que no nos seleccionasen en Donostia, fue un palo muy grande que no nos esperábamos para nada. De hecho, yo sigo sin entenderlo. En el Festival Internacional de Cine de Donostia ha habido mucho de un lado, pero muy poca incursión en esta parte más oscura de esta España intransigente que existe. De todos modos, lo que espero sobre todo que a los que vayan a verla les guste como película, porque esta ha sido mi gran obsesión, convertir esta historia en una buena película, que es el mejor favor que le puedo hacer a nuestro país y a la causa independentista.

Ha mencionado que Èric estuvo solo en su día. Ahora, sin embargo, parece que hay unos cuantos más. ¿Qué ha pasado en Catalunya en estos diez años?

Eric es un ejemplo de los escalones que la sociedad catalana ha ido subiendo estos años hasta llegar hasta donde estamos ahora. Pero este proyecto que ahora es mayoritario en nuestro país, porque se nota que es así, no es una cosa que pase de la noche a la mañana, sino que son pasos dados poco a poco y después de innumerables ofensas y ataques desde el Estado español, empezando si quieres por lo del Estatut. Y lo que ha pasado es que la gente se ha hartado.

En la película también se ve cómo puede actuar el Estado español. ¿Sirve de aviso a lo que se está viendo en el proceso actual?

Pues sí, porque actúan con la misma virulencia. Se ve por ejemplo en todo lo relacionado con la guerra sucia, con un ministro del Interior que autoriza unos borradores policiales contra un candidato... y eso que yo no soy precisamente votante de Convergència. La película explica muy bien esta intransigencia, este odio.

 
DIGNIDAD

«En cierta manera, es un David contra un Goliat, y yo creo que una manera de crecer como sociedad es valorar aquella gente que hace cosas por la dignidad de todos»

GUARDIA CIVIL

«La historia fue así, no nos inventamos nada. La realidad es que te destrozan humanamente, te dicen que eres un terrorista y te miran mal por la calle, pierdes la confianza hasta de los padres»

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