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Derrota de Lagun Aro GBC que pone en serio peligro su permanencia en la Liga ACB Endesa

Los secundarios del «Obra» llevan al borde del precipicio

Solo la victoria del Baskonia en Fuenlabrada impidió que se certificara el descenso del cuadro donostiarra.

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LAGUN ARO GBC 73

OBRADOIRO 77

Arnaitz GORRITI

Se acabó el margen de error, y menos mal que el Baskonia remontó en Fuenlabrada. Lagun Aro GBC necesita un milagro para salvar la categoría, después de caer en un partido muy disputado frente al Obradoiro.

No fueron las habituales estrellas galaicas las que descosieron a los de Sito Alonso, que llegaron a tener más de diez puntos de ventaja en el segundo y el tercer cuarto, sino los secundarios. Jugadores como Rafa Luz -que se impuso muy claramente en su esperado duelo con su compatriota Raulzinho Neto-, Ben Dewar o Hummel dieron el impulso definitivo a los de Moncho Fernández, mientras que Gipuzkoa Basket se fue diluyendo y se terminó de venir abajo después del empate a 69.

Tras un primer cuarto plagado de nervios, la irrupción del mejor Finley de los últimos partidos y la contundencia de Doblas llevaba a los donostiarras a irse al descanso con nueve puntos de renta:38-29. Más aún, Qyntel Woods tomó el relevo anotador para amagar la rotura del partido tras el receso.

Ni Corbacho, ni Andrés Rodríguez, ni Mejri marcaban las habituales diferencias, pero el Obradoiro encontró en sus reservas la forma de contestar. El rebote, sobre todo después de que Doblas empezara a acusar las personales, fue cayendo del lado visitante, que remontó dos veces. Primero pasando de un 42-29 a 42-41 y después, llegando al final del tercer cuarto 55-53 con triple de Buford cuando pocos minutos antes Papamakarios -otro de los destacados ayer- elevaba el 51-41.

La concentración se dispersaba por momentos: Valladolid se imponía al Cajasol 88-84 tras un durísimo partido mientras que el remozado Laboral Kutxa Baskonia no terminaba de remontar en Fuenlabrada, algo que sí volvía a conseguir el Obradoiro, llegando a adelantarse 58-62 tras un par de canastas de Hummel y Rafa Luz.

Los de sito Alonso lograron devolver ese golpe y ponerse por delante una vez más, pero en la recta final del choque, en el lapso de 30 segundos, Qyntel Woods y Doblas se iban a la calle con cinco personales.

Un triple que no entró

En un último arreón, Papamakarios empataba a 69 con un triple, pero los gallegos tenían la iniciativa y el acierto preciso desde la línea de tiros libres.

Ibekwe elevó el 71-73 y acto seguido, ya dentro del último minuto, Gipuzkoa Basket tuvo el ataque para empatar o ponerse por delante. Papamakarios lanzó solo su triple, pero erró, y el partido se escapó. Al menos el Baskonia echó una mano, pero el precipicio está al lado.

voluntad

No le faltó ni voluntad ni juego a Lagun Aro GBC. Sin embargo, conforme pasaban los minutos, la responsabilidad y los resultados ajenos pesaron en exceso, y un Obradoiro lanzado por sus jugadores reservas en pos de la octava posición hizo el resto.

«Hay que luchar hasta el final»

«Yo no pienso rendirme. Si quieres, ríndete tú», le espetó Sito Alonso a un compañero de la prensa después del encuentro. Con semblante serio pero manteniendo la cabeza alta, el técnico de Monzón se declaró «bastante orgulloso» por la imagen ofrecida por sus jugadores «en los primeros 28 o 29 minutos», aunque admitió que «la respuesta anímica» del Obradoiro, unido a la presión clasificatoria, resultó esencial para el desenlace.

«Hemos jugado contra un equipo que lleva una dinámica fantástica. El Obradoiro ha vuelto a tener un 40% de efectividad entre sus tiradores, pero no ha lanzado con la comodidad de otros días, porque en los 20 primeros minutos hemos dado una lección defensiva», explicaba.

«Es difícil explicar cómo no hemos tenido el empuje al final para ganar llevando el control de muchas facetas. Pero nos hemos ido quedando sin batería y ellos, por el impulso anímico, han jugado con un poco más de tranquilidad al final», añadió el preparador de Lagun Aro GBC.

En cualquier caso, Alonso no dejó de felicitar el trabajo de sus muchachos. «Debo dar la enhorabuena más sincera a mis jugadores. Ellos no son los responsables de que el equipo lleve ocho victorias, y no por ello debo dejar de reconocer su buen trabajo», terminó.

Y, como siempre, quiso ofrecer su versión más combativa cuanto más desesperadas resultaban las preguntas. «Hay que luchar hasta el final porque es lo que me ha enseñado mi vida y lo que siento desde mi club. Hay que luchar hasta el final», recalcó.

«Entiendo la situación de posible descenso a la LEB y os respeto al máximo», concedió a los periodistas, «pero conocéis mi carácter, que es realista con lo que veo. Si el equipo ha sido capaz de superar una paliza como la de Valencia, y viendo cómo ha jugado en 28 minutos, y como queda tiempo, hay que luchar», remachó. A. G.

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