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Dani Maeztu Parlamentario de EH Bildu en Gasteiz y miembro de Aralar

Poderoso caballero es Don Petróleo

El lehendakari prefirió alejarse de los numerosos planes, programas, documentos, etc. que tiene la administración en algún cajón de Lakua. Decidió defender el pasado y la apuesta por el petróleo

Palabras y hechos. Virtualidades y realidades. Lo potencial y lo realizado. Términos todos ellos opuestos, antónimos, que dibujan la diferencia entre un gobierno firme y sincero; y otro modelo de gobierno que basa su administración básicamente en estrategias de comunicación y marketing. La brecha que separa un grupo de términos y otro es cada día más amplia, y de eso se deriva el cabreo que tiene la sociedad actualmente.

Necesitamos representantes más sinceros, más transparentes. Que no defiendan hoy una teoría en una comparecencia pública, y que mañana administren el país según la teoría contraria. Representantes públicos que unan sus discursos con sus hechos. Cuanto más cerca estén ambas cuestiones, antes mejoraremos la imagen pública que tiene la sociedad de nosotros y de nosotras. Y lo necesita la sociedad en general; no es una cuestión únicamente que compete a la clase política.

Explico esto porque en el ámbito medioambiental, muchas veces obviado por la opinión publicada, esta fisura entre el discurso y la acción es espectacular. Tristemente. El último acontecimiento indignante es la inauguración de la planta de coque de Petronor en Muskiz. Un acto que habría podido servir para, definitivamente, y aprovechando el eco «rosa» de la presencia del Príncipe, introducir el debate sobre el modelo energético de Euskal Herria. Sin embargo, la variable medioambiental y de modelo energético quedó difuminada, por la ausencia, premeditada o no, del lehendakari en el acto.

Lo que sí se escucharon fueron las palabras del portavoz del Gobierno Vasco, diciendo lo siguiente: «Por eso saludamos este esfuerzo inversor de Petronor. Porque es sinónimo de confianza en el futuro. Porque simboliza el punto de inflexión; el deseado reinicio de la actividad económica, del consumo, del crecimiento y del empleo». Todo ello, en referencia a la inauguración de la planta de coque. Esas palabras fueron una loa al modelo energético que capitaliza el petróleo; y al mismo tiempo, una traición nítida al discurso público que hace la administración vasca a favor de la renovación del modelo energético, traición que, seguramente, es consecuencia de la hipoteca que algunos partidos tienen con el capital.

Quienes nos oponemos a ese modelo energético estamos convencidos de que el futuro de la actividad económica no pasa o no debería pasar por el petróleo. De hecho, todos los datos apuntan a que la dependencia con esta materia prima nos puede condenar a una dependencia futura insostenible, materialmente, medioambientalmente y económicamente. Por ello, tras escuchar al portavoz del gobierno decidimos interpelar al lehendakari sobre esa aseveración que se redacta algunas líneas más arriba.

La respuesta fue digna de Sálvame deluxe o cualquier programa parecido. No nos interesaban las excusas de por qué Urkullu faltó a aquella inauguración; el marco del debate, para nosotros y nosotras, era otro. Lo único que pudimos rescatar de su intervención fue una defensa de Petronor y su apuesta por la planta de coque, porque según su visión, es un elemento importante en el futuro industrial y energético de Bizkaia y Euskadi. Y por supuesto, salió el tema de los más de 700 millones que Petronor aporta al fisco vizcaíno. He ahí la cuestión que empaña cualquier argumento medioambiental. Poderoso caballero es don dinero, venga de donde venga. Aunque venga de una planta que a día de hoy no tiene licencia de actividad y de obras para la nueva planta de coque; aunque venga de una planta que solo en 2012 tiene más de 4 episodios de emisiones incontroladas, que han sido denunciadas por los vecinos que las sufren.

La brecha entre el discurso y la acción de gobierno llega cuando se sacan de los cajones a los que han sido condenados los múltiples estudios que abordan el cambio climático. Actualmente, no hay estudio que se precie que a la hora de abordar el cambio climático que no hable de la necesidad de abandonar el consumo de combustibles fósiles y la necesidad de hacer una apuesta clara por fuentes de energía renovable. Si acudimos a diferentes planes que ha publicado en los últimos años el propio Gobierno Vasco (véase el Programa Marco Ambiental 2011-2014; Plan Vasco de lucha contra el cambio climático 2008-2014; o la Estrategia Energética de la CAPV E2020), encontraremos objetivos y acciones concretas que van en la línea del abandono de las energías fósiles y su sustitución por las renovables, con el objetivo de reducir los gases de efecto inverna- dero. También estamos convencidos de que mantener la apuesta por las energías fósiles no generaría más empleo y actividad económica que la apuesta por las energías renovables. Más bien todo lo contrario. Una revolución energética de transición, con el objetivo puesto en un mínimo de 20% de fuentes renovables como aportación al sistema energético de la CAPV en el 2020, supondría miles de nuevos empleos. Y todo ello contribuiría a, precisamente, cumplir lo que se recoge en el Plan Vasco Contra el Cambio Climático. Volvemos a lo anterior: se acercarían las palabras a los hechos; los discursos a las acciones.

Sin embargo, el lehendakari prefirió alejarse de los numerosos planes, programas, documentos, etc. que tiene la administración en algún cajón de Lakua. Decidió defender el pasado y la apuesta por el petróleo. Todo ello aderezado con dosis de frivolidad, al comparar las emisiones de Petronor con las que provoca un día y medio de tráfico en Donostia. El Señor Urkullu, les vino a decir a los habitantes de Muskiz que seguirán recaudando por 7.000 habitantes y respirando por la contaminación de 200.000, todo un consuelo.

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