«La gran boda» cuenta con la ventaja de que la mayoría del público no va a poder hacer comparaciones con la película original en la que se basa, porque fuera del mercado francófono «Mon frère se marie» es una realización del año 2006 poco conocida, así como su realizador Jean-Stéphane Bron.

La gracia del enredo estaba en la aparición en la boda de la madre biológica del novio, la cual resultaba ser vietnamita. A los responsables del remake anglosajón les ha debido de parecer dicho personaje clave demasiado exótico, cambiándolo por una procedencia de América del Sur. El papel recae en la actriz colombiana Patricia Rae, una nacionalidad que coincide también con la de la hermana biológica que le sale al protagonista, y que está interpretada por la colombiana Ana Ayora. Para complicar más las cosas en la versión doblada quieren hacernos creer que la madre y la hija son en la ficción brasileñas. No hay que darle tampoco mucha importancia a los cambios de nacionalidad, porque en «La gran boda» cumplen la mera función de elementos desencadenantes con una presencia solo puntual.

El argumento gira por completo en torno a la familia adoptiva del novio, que es la encargada de los preparativos del casamiento. El lío surge por las diferencias generacionales entre los novios y sus padres, debido a que los jóvenes se muestran más conservadores que los mayores. El hijo adoptado no quiere que su madre biológica sepa que los padres que le han criado están ya divorciados, y que su padre se ha vuelto a casar.

Robert De Niro aparece viviendo con Susan Sarandon, pero para la boda debe fingir que sigue casado con Diane Keaton. Todo con tal de contentar a la muy católica madre biológica, motivo por el que se solicitan los servicios del sacerdote encarnado por Robin Williams, quien debe dar a la celebración una apariencia de religiosidad que en realidad no se da.