GARA > Idatzia > Mundua

Análisis | incidentes sectarios

Sobrevivir al futuro en Irak

Tras una reciente visita a las regiones sunitas de Irak, el autor sugiere que los actuales incidentes en Irak podrían obedecer a una respuesta preventiva de Bagdad ante un eventual cambio de poder en Siria. Chiítas contra sunitas en el tablero iraquí. Las fichas, como siempre, se mueven desde Teherán, Doha, Washington o Moscú. Muchos apuntan a un nuevo descenso al infierno sectario de 2006, pero lo cierto es que puede ser incluso peor.

p021_f01198x120.jpg

Karlos ZURUTUZA Periodista

La guerra es inminente». Tal era uno de los pocos puntos en los que coincidían kurdos, turcomanos y árabes de Kirkuk durante una cobertura para GARA el pasado mes de marzo. A la endémica tensión en la zona motivada por un estatus legal entre Erbil y Bagdad aún sin definir se le añadía el reciente despliegue en Hawija -a 50 kilómetros al suroeste de Kirkuk- de la Unidad Tigris. Inicialmente, los árabes de la región veían con buenos ojos un movimiento táctico de Bagdad que había de contrarrestar el creciente despliegue kurdo en Kirkuk. Sin embargo, las alarmas saltaban cuando se conocía que los aproximadamente 30.000 hombres de Tigris eran árabes chiítas (la mayoría en Hawija son sunitas)... Resulta que Bagdad no buscaba tanto «apuntalar» Kirkuk como desplegar un cortafuegos ante unas protestas que se sucedían desde el diciembre de 2012 en las regiones sunitas del país. No en vano, Tigris tiene varias «gemelas» en dichas zonas como las unidades Al Jazeera, Nínive y Badiya, franquicias de la que muchos dan en llamar la «Guardia Republicana» de Maliki.

El 24 de abril fueron miembros de Tigris los que arrasaron el campamento de manifestantes levantado en Hawija, provocando una matanza que parece haber resucitado inexorablemente al monstruo de la guerra sectaria en Irak. La ira por las decenas de muertos, muchos de ellos por un disparo en la cabeza, hacía que los líderes tribales sunitas llamaran a levas; las redes sociales muestran fotografías de comisarías abandonadas, milicia- nos gestionando puestos de control o incluso desplegando banderas baazistas junto a blindados presuntamente capturados al Ejército iraquí. Se habla de deserciones en el Ejército federal, de caravanas de camiones que cruzan las frontera desde Irán, supuestamente con suministros para Bagdad... Lo último, el anuncio de una inminente ofensiva sobre la rebelde Ramadi tras cerrar Bagdad las fronteras de Jordania y Siria de la región sunita. Los muertos se cuentan ya por centenares aunque nadie conoce las cifras exactas.

Khaled Shwani, parlamentario kurdo por Kirkuk apuntaba a que, en un futuro, la localidad de Hawija se administraría de facto por Saladino -de mayoría árabe sunita- mientras que Tuz Kharmato, de mayoría turcomana chiíta, pasaría a manos de un Kirkuk «deseablemente bajo control de Erbil». La relevancia de dicho true- que queda eclipsada frente a las dimensiones de la crisis. No obstante, es llamativo que la tensión estallara en una pequeña localidad donde las manifestaciones eran mucho menos significativas que en Ramadi, Samarra o Mosul.

Prisas. Desde la misma Hawija, representantes árabes suníes transmitían a GARA que Tigris y sus réplicas no buscan sino «garantizar la supervivencia del régimen chiíta de Nuri al-Maliki -primer ministro iraquí- ante un eventual cambio de manos en Damasco», un escenario que tanto Teherán como Bagdad tratan de evitar a toda costa.

Así las cosas, resulta difícil no preguntarse si los incidentes de Hawija y sus terribles secuelas no obedecían a un plan elaborado de antemano. ¿Podría Maliki haber precipitado los acontecimientos antes de que sea demasiado tarde? Y por «tarde» entendemos el momento en el que todos los combatientes internacionales que luchan hoy contra Al-Assad -muchos de ellos iraquíes- crucen la frontera para hacer la yihad ya en suelo iraquí.

Con los alauitas aún en Damasco, Maliki se enfrenta a una suerte de milicias poco entrenadas y peor armadas que poco podrán contra un poderoso Ejército cubierto por cazabombarderos F16 adquiridos a EEUU el pasado año. Y este último es un detalle importante porque, si Assad aún respira, es gracias a sus MIG, hoy por hoy los únicos dueños del espacio aéreo sirio.

La reciente adquisición de los primeros aviones de guerra del Ejército iraquí en diez años, el despliegue de las unidades chiítas en suelo suníta y los incidentes de Hawija apuntarían a la anticipación de Bagdad ante el nuevo escenario. ¿El cuarto as en la manga de Maliki? Quizás sean las milicias de Sahwa, ese movimiento fundado bajo auspicios de Washington en las regiones sunitas en 2005.

También conocidos como los «hijos de Irak», sus integrantes son antiguos insurgentes suníes reagrupados en una alianza de diferentes líderes tribales para expulsar a Al Qaeda de su territorio.

La retirada de las tropas americanas en diciembre de 2011 dejó a estos milicianos sin sueldo durante meses hasta que, en otoño de 2012, la Administración de Maliki decidió no solo asumir sus salarios sino que los dobló. Sin duda, era mejor tener a este contin- gente de unos 50.000 hombres armados de su parte que empujarlos a los brazos de la oposición armada en busca de unos dinares con los que dar de comer a sus hijos. No sería la primera vez.

Atrapados entre la lealtad tribal y la precariedad económica, los sahwa han seguido siendo víctimas fáciles de atentados selectivos en los últimos meses. Sin embargo, el jeque Abu Risha, uno de sus principales impulsores, acaba de hacer un llamamiento a los miembros de las fuerzas de seguridad chiíes desplegadas en la zona a que «deserten y no tomen parte de la represión de los manifestantes». Puede que las recientemente mejoradas condiciones laborales de los «hijos de Irak» se queden cortas.

Chiítas contra sunitas en el tablero iraquí. Las fichas, como siempre, se mueven desde Teherán, Doha, Washington o Moscú. Muchos apuntan a un nuevo descenso al infierno sectario de 2006, pero lo cierto es que puede ser incluso peor.

«Irak podría haber sido un país cohesionado de no ser, entre otras cosas, por las políticas represivas y excluyentes de Saddam Hussein», apuntaba a GARA Manuel Martorell, periodista y escritor de Iruñea especializado en Oriente Medio. Pues bien, todo apunta a que el país del Golfo está a punto de dejar de ser. Lo que fuera que fuese.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo