GARA > Idatzia > Kirolak> Athletic

ATHLETIC Con los dos de San José e Ibai en Vigo, los leones suman veinte balones a los palos

Azoospermia rojiblanca

La falta de gol de los de Bielsa, desnudada en el fallado por Aduriz, es motivo de preocupación.

P038_F01_200x148.jpg

Joseba VIVANCO

La cantante Björk decía que «el fútbol es un festival de fertilidad: once espermatozoides intentan penetran un óvulo». Si la islandesa llevaba razón con su ingeniosa metáfora, los jugadores del Athletic deberían hacerse tratar su problema de azoospermia con el galeno rojiblanco Josean Lekue en lugar de sentarse durante la semana en el diván de Marcelo Bielsa. La verdad es que, a estas alturas de la película, el viernes los leones no nos descubrieron sus problemas para `fecundar' la portería rival, pero lo de Balaídos fue una broma de mal gusto.

Por más que el gol errado por Aritz Aduriz en la misma boca de meta sea repuesto por los programas deportivos esta semana una y otra vez, e incluso pase a formar parte de algún programa de vídeos caseros, no terminaremos de verle la gracia por ningún lado. Llueve sobre mojado y no solo precisamente sobre el delantero donostiarra. Las dos que tuvo la sutil bota de Ibai Gómez, o incluso la que el luego certero De Marcos mandó al azul cielo vigués, son otros ejemplos. Demasiada falta de pericia y remate como para tomárselo como un «imponderable» más, que diría Bielsa.

En las últimas semanas, en Lezama, las sesiones del argentino incluyen un buen número de ejercicios que culminan en un bombardeo de balones a portería. Ya saben, esos que a todo el que haya jugado a fútbol son los que más le gustan y a quien, como en Lezama, observa desde el público, más entretiene. Desde la frontal, desde los costados, tras pase y control, tras pared... Y ni por esas. Los balones que terminan en la red de Iraizoz, Raúl o hasta Kepa son tan contados que si es cierta esa máxima de que se entrena como se juega o se juega como se entrena, que tanto da, no es de extreñar que luego el fin de semana, aquello de sábado sabadete, los nuestros lo dejen para mejor ocasión... La semana pasada, De Marcos `mojó' y se anotó todo un golazo en uno de esos ejercicios, recibiendo el aplauso generalizado de sus compañeros. Sintomático.

Puntería que no se entrena

«La falta de pegada me parece que no obedece a mala suerte ni vamos a resolverlo con trabajo, es más ligado a la falta de pericia, a que no se resuelve bien», argumentaba Marcelo Bielsa... en setiembre de 2011, tras el 1-2 al Slovan de Bratislava en Europa League y fallar lo que no estaba escrito. Bueno, sí. Empezaron a hacerlo en aquel increíble 0-0 ante el Tranzonspor turco.

El pasado 28 de febrero, el propio entrenador rosarino volvía sobre aquellos pasos para ahondar en esa falta de acierto ya endémica en su equipo. «La eficacia es la culminación de un procedimiento que deja a un jugador en condiciones de convertir un gol. El trabajo colectivo, el trabajo individual, los aportes colectivos e individuales, hacen que un equipo genere opciones de gol. Pero los goles no los meten todos los jugadores, sino uno. Entonces, frente al hecho de errar o acertar, no hay procedimiento que mejore esa ecuación, porque el entrenamiento no reproduce la acción del juego aunque sea idéntica. No es lo mismo acertar o errar una misma jugada en un partido que en un entrenamiento. Cualquier persona que conozca el tema del que estamos hablando, sabe que lo que los equipos necesitan a través del desarrollo del trabajo y el juego colectivo es generar opciones de gol, porque convertir un gol no depende de la intervención: depende de la culminación de la jugada».

Y volvemos a lo que siempre hemos sostenido. Este Athletic carece de hombres gol, porque ninguno de ellos lo es -excepción hecha de Aduriz- y aun a sabiendas de que es como la mayoría de delanteros: goleador por rachas. Cuando toca la mala, como ahora, el problema aquí es que nadie más tira del carro.

¡Qué razón tenía Bielsa cuando, no hace mucho, esbozó aquella ilustrativa ecuación de que «nuestros rivales necesitan tres opciones de gol, de media, para hacernos un gol, y nosotros necesitamos seis opciones de gol para concretar una»! Lo sucedido en Vigo lo refrenda, sobre todo si de ocho remates solo dos van entre los tres palos.

Los palos precisamente volvieron a lastrar el marcador de los bilbainos. Dos balones a la madera, los que enviaron San José e Ibai, que suman ya nada menos que veinte a lo largo de la temporada, uno menos que el Barcelona, lo que da idea de los puntos que también se han dejado por el camino por culpa de la dichosa madera, esa que, es cierto, también cuenta, como los porteros.

¿La solución a la falta de eficacia goleadora? Si no se encuentra en el trabajo en Lezama, como sostiene Bielsa, y no tiene nada que ver con seguir el ejemplo de los 500 tiros libres que el malogrado Drazen Petrovic lanzaba tras cada entrenamiento, entonces no nos quedará sino recordar aquella frase del gran Alfredo Di Stéfano: «Marcar goles es como hacer el amor: todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo».

Y eso le falta a este equipo, jugadores que sepan hacer goles, que tengan sosiego y no vértigo ante el marco rival, que aporten su granito de arena a la faceta anotadora del equipo sin esperar a que el ariete de turno obre el milagro del orgasmo del gol que, como diría el escritor -y rosarino por más seña-s Eduardo Galeano, uno y otro, orgasmo y gol, «cada vez son menos frecuentes en la vida moderna». Y en este Athletic más.

Se trajeron más grapas que goles

Óscar de Marcos era medianamente feliz. «Para mí, personalmente, me da confianza el gol, porque llevaba mucho sin marcar. Hemos tenido muchas ocasiones, muy claras, pero no hemos podido materializarlas y al no ponernos en ventaja han tenido una y la han metido para adelante», se lamentó. No era de extrañar que «el vestuario estaba dolido, se te queda mal sabor de boca. Ahora, ganando al Mallorca estaríamos ya salvados prácticamente, lo que llevamos buscando muchos partidos. «Como una final», tildaba Markel Susaeta ese choque ante los mallorquinistas. El de Eibar coincidía en que «nos vamos jodidos para casa, porque el equipo está jugando bien, hace ocasiones, con ritmo, pero no entran. Es un golpe, pero nos quedamos con las buenas sensaciones». Otro protagonista fue Carlos Gurpegi, que se trajo cuatro grapas en la cabeza, pero satisfacción en lo personal. «Me encuentro bien, tras la operación en la rodilla estoy mejor, más seguro, mejor físicamente». Sobre el empate «no es la primera ni la segunda vez, son accidentes del fútbol. Habíamos hecho todo para merecer la victoria». O casi todo.   J.V.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo