Usted cree a la Sra. Merkel?
Antonio ALVAREZ-SOLÍS
Periodista
Ante el derrumbamiento de un edificio dedicado a la producción barata de textiles en Bangladesh, con cerca de seiscientos muertos, la canciller alemana ha dicho: «tenemos que luchar por una mayor transparencia de la producción y extender la filosofía del comercio justo con el fin de saber de donde procede lo que compro». El «tenemos que luchar» constituye un plural insidioso encaminado a responsabilizar a toda la sociedad de la tragedia, como confirma el explícito añadido: «Hay que saber de donde procede lo que me pongo». O lo que es igual, la Sra. Merkel transfiere la misión clarificadora a los compradores de los productos asesinos, como si la economía y su necesaria ética dependiesen directamente de la ciudadanía común.
Ahora bien, ¿no sabía la canciller alemana que existen esos criminales centros de explotación y que está en manos de los gobiernos poderosos acabar con ellos legislando para que los salarios y el trabajo adquieran un nivel de igualdad en todo el mundo? ¿Está sorprendida la Sra. Merkel, cuando Alemania recurre a inmorales deslocalizaciones para abaratar el costo de muchas de sus fabricaciones? ¿Consiste en eso la libertad de comercio?
Sra. Merkel, usted ha incurrido en una iniquidad al hablar así ante el asesinato de más de quinientos desgraciados trabajadores cuya compensación salarial no llegaba a un euro diario. Más aun, la iniquidad se agrava al pronunciar las anteriores palabras en una iglesia, descargando moralmente la culpabilidad en oyentes posiblemente muy sensibles. Sra. Merkel, Adolf Hitler hacía algo parecido, pero a cara descubierta y con el añadido de la muerte directa de los trabajadores. Usted ha soslayado su responsabilidad retóricamente. Yo nunca he creído en usted. Lamento que usted sea un ejemplo para españoles obtusos.