Un atentado con coche bomba que mató ayer al menos a 13 personas e hirió a otras 41, según un balance policial, es el último episodio de la creciente inseguridad en Libia.

Según las primeras informaciones, la bomba estaba colocada en un vehículo particular que hizo explosión en la calle Beirut, situada en las proximidades del hospital Al Jala de Bengasi.

La explosión, que se oyó en un radio de varios kilómetros, destruyó ocho vehículos y causó la muerte de trece transeúntes que se encontraban en el lugar, indicaron fuentes de los servicios libios de seguridad, aunque había informaciones contradictorias sobre el balance de víctimas.

«Los restos de cuerpos de mujeres y niños quedaron esparcidos en varias decenas de metros, lo que imposibilita por ahora las tareas de identificación de los cadáveres. Es una escena horrorosa», declaró a la cadena de televisión Libia Al Ahrar el portavoz de la policía de Bengasi, Tarek Al Jerraz.

Más tarde, en el lugar del atentado cientos de jóvenes se concentraron para denunciar esta situación que golpea regularmente la ciudad, mientras se recogían los restos esparcidos de las víctimas.

«Bengasi despierta», gritaban en medio de restos de vehículos calcinados, recordando el primer eslogan de la revuelta que acabó con el régimen de Muamar Gadafi. Luego se dirigieron hacia el centro de la ciudad reclamando también la disolución de las milicias armadas.

Tras el atentado, el Gongreso General Nacional (CGN), la más alta autoridad del país, anunció una reunión de urgencia con los responsables de seguridad. Se trata del primer ataque producido en medio de civiles, de día y en un popular barrio de la ciudad, frente a los que hasta ahora evitaban los lugares poblados y las horas diurnas.

En los últimos días varios atentados han tenido como objetivo comisarías de Bengasi, sin causar víctimas, pero sembrando el miedo entre la población y dando prueba de la creciente inseguridad y de la incapacidad de las autoridades para imponerse a las milicias armadas.

Estas milicias consiguieron la semana pasada, con un asedio a los ministerios de Exteriores y de Justicia en Trípoli, la aprobación de una ley que excluye a antiguos cargos del régimen de Gadafi de la participación política en el país.

Por otra parte, la petrolera BP ha retirado a su personal extranjero de Libia, siguiendo la advertencia del Ministerio británico de Exteriores.