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En dos partidos ha perdido toda su ventaja y tendrá que sumar los mismos puntos que el Valencia para mantener la cuarta plaza

Sin margen por irresponsables

Los goles de Agirretxe y las parada de Bravo no pudieron evitar el empate de un Granada que se vio beneficiado por la disparatada forma de dirigir de Montanier y de actuar de sus jugadores. Recio marcó en la séptima ocasión clara de su equipo del segundo tiempo.

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REAL SOCIEDAD 2

GRANADA CLUB FÚTBOL 2

Joseba ITURRIA

La Real ha perdido en dos partidos todo el margen de error en la lucha por la cuarta plaza que se había ganado en su maravillosa racha de 23 jornadas con una sola derrota por la irresponsabilidad con la que se jugó en Getafe y en el segundo tiempo de ayer, en el que jugaron como si se tratara de una pachanga de colegio sin el más mínimo rigor.

Las paradas de Claudio Bravo y los dos goles de Agirretxe no pudieron evitar que el Granada empatara en el último minuto con un remate de Recio que hizo justicia a lo que fue el partido, porque la Real no mereció ganar y, como no cambie radicalmente, tampoco va a merecer jugar la previa de la Champions.

Cuando se presenta una oportunidad que costará que se vuelva a repetir, con cinco puntos de ventaja a cinco partidos del final, no se puede jugar al fútbol como en Getafe, pero lo del segundo tiempo de ayer fue un disparate. Cuando un equipo gana y tiene tanto en juego, no puede jugar así. El primer responsable es Montanier porque el mensaje que lanzó a su equipo al sacar a Ifrán en lugar de Chory Castro fue tan equivocado como el cambio. Zurutuza no podía jugar porque en el descanso le comunicó a su entrenador que no estaba en condiciones, pero debían haber salido Cadamuro o Estrada en lugar del uruguayo.

A pesar de tener ventaja y de lo que se jugaba, la Real jugó como si estuviera de kalejira. Los laterales, en lugar de centrarse en defender, subían como si fueran por detrás en el marcador. La colocación de Markel, el único pivote, en la jugada que le cuesta a Mikel la quinta tarjeta que le impedirá jugar en Sevilla es tan irresponsable como el pase del partido de Getafe.

La estupidez que hace Ifrán al intentar regatear en lugar de acabar la jugada y permitir la contra que origina el empate en el tiempo añadido fue la gota que colmó el vaso y es normal que cuando un equipo hace las cosas tan mal no tenga suerte y su rival marque un gol en el último minuto.

Ese tanto, que fue un mazazo para todo Anoeta, hizo justicia porque la Real no hizo lo que debía para ganar ni en el primer tiempo, en el que solo los dos goles de Agirretxe, uno en fuera de juego en una jugada a balón parado y otro en una contra que no supo cortar Mikel Rico -como tampoco supo cortar Markel la jugada del empate- tampoco supo jugar bien con empate.

Los cinco jugadores ofensivos de la Real cometieron el error de juntarse en las posiciones centrales, con lo que facilitaban la labor de los defensas del Granada cuando estaba bien colocado, que fue casi siempre. Eso provocó que la Real no pudiera tener ocasiones de gol cuando su rival estaba bien colocado,

El 2-1 obligó a Lucas Alcaraz a cambiar de estrategia y a abrir espacios y la Real, en lugar de intentar el partido y aprovecharlo para sentenciar a la contra, entró en el intercambio de golpes. Pero lo peor no fue esa osadía, sino la irresponsabilidad. Los dos laterales y el pivote se olvidaron de que en ventaja su primera misión es defender y ocupar unos espacios, Xabi Prieto y Griezmann hacían regates en el centro del campo como si estuvieran en un entrenamiento y llegó la puntilla de Ifrán en la última jugada.

Es cierto que la Real no tuvo suerte en los rebotes de los dos goles y en los remates al poste de Vela y Prieto que hubieran supuesto el 3-1, pero el Granada tuvo siete ocasiones muy claras y eso no se lo puede permitir un equipo que tiene ventaja y que se juega tanto. Lo bueno, es que la Real sigue cuarta.

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