En nuestra tierra estamos viviendo un nuevo tiempo político para superar las conse- cuencias de las expresiones violentas del conflicto político que durante años hemos conocido y de sus expresiones violentas. Pero esto no significa que la paz haya llegado plenamente a Euskal Herria, puesto que el cese unilateral de una de las violencias no es sinónimo de paz. Posibilidades para crear un marco de paz real y duradera existen, pero para ello todos los sectores políticos y sociales tenemos que abordar este proceso con valentía, asumir nuestra responsabilidad y dar pasos para avanzar en esa dirección.

No es un camino fácil. No está siendo fácil. Todavía hay sectores políticos que están anclados en el pasado y pretenden sabotear los esfuerzos que la mayoría de la sociedad está realizando para superar las dificultades inherentes a todo proceso de superación de un conflicto con expresiones violentas como el nuestro.

Nuestra determinación para seguir avanzando y superar las consecuencias del conflicto es indiscutible. No es momento de estar esperando a que los demás den pasos; son tiempos para exigir responsabilidad y altura de miras. Y, al mismo tiempo, avanzar con toda nuestra fuerza y convicción.

Por eso también es importante abordar el tema de las víctimas, de todas las víctimas. Desde su complejidad, para poder adoptar medidas de todo tipo, también políticas, que eviten que se vuelva a producir toda clase vulneraciones de derechos.

El tema de las víctimas está siendo utilizado por sectores que no quieren profundizar en este proceso de normalización política. Por ejemplo, utilizan a las víctimas para justificar la política de venganza y de excepción que están sufriendo los presos y presas políticos vascos. Somos conscientes de que es un tema delicado, pero también estamos com- prometidos para que todas las víctimas de todas las violencias sean reconocidas. Es necesario su reconocimiento y reparación para la construcción de una paz justa y duradera en Euskal Herria.

Representantes de Bildu hemos participado en diversos actos de reconocimiento a víctimas de todo tipo de violencia. Por participar en algunos de ellos hemos sufrido la represión del Estado español. Hoy en día todavía el reconocimiento a las víctimas provocadas por la violencia del Estado no solo no está aceptado, sino que está siendo perseguido.

Como representantes de Bildu también hemos participado en otros actos. El último, en recuerdo de Tomás Caballero. Creemos que es un paso más para mostrar nuestra voluntad y capacidad para aportar y adoptar compromisos que conlleven el reconocimiento de todos los sufrimientos y la reparación que se les debe a todas las víctimas y a la sociedad, en general.

También participaremos en los actos de recuerdo y reconocimiento a José Luis Cano, cuando se cumplen 36 años desde que la Policía española lo mató, y donde volveremos a pedir que se conozca la verdad. En ese acto sería lógico que también estuvieran presentes otras fuerzas políticas y reclamasen verdad y justicia. Porque si no, se constataría una vez más la utilización parcial e interesada del sufrimiento generado en este pueblo.

Estamos convencidos de que las demás fuerzas políticas y agentes sociales también deben dar pasos en la dirección de reconocer a todas las víctimas de todas las violencias. Es una asignatura que tienen que superar, ya que nadie es ni debe tratar de mostrarse como mero espectador o evaluador, con respecto al pasado y al presente de un conflicto en el que ha tomado y toma parte. Hoy en día todavía se ejerce la violencia por parte de los estados y se sigue generando sufrimiento. Se mantiene la legislación de excepción, una política penitenciaria inhumana y se detiene y juzga a jóvenes por su actividad y militancia política. A esto se añade la muerte de dos presos políticos vascos, el empeño en detener en lugar de buscar el diálogo para seguir dando pasos que materialicen la paz. Ejemplos dolorosos que deberían exigirnos a todos una reflexión.

Por nuestra parte, vamos a poner los cauces para que en Iruñea avancemos en una reflexión colectiva en la que todas las víctimas de este conflicto político sean objeto de reconocimiento y reparación, e invitamos al resto de fuerzas políticas y al conjunto de la ciudadanía a avanzar por este camino.

Finalmente, consideramos que la mejor garantía para que no se repitan las situaciones provocadas por las vulneraciones de derechos humanos es la superación definitiva del conflicto político y para ello diálogo es la mejor y más eficaz herramienta. Para alcanzar una paz justa, verdadera y duradera, es necesario que entre todos los agentes políticos y sociales nos comprometamos en la tarea de acordar y construir un escenario democrático.