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Los Coen dejan buen sabor en Cannes con «Inside Llewyn Davis»

Los hermanos Coen dejaron buen sabor de boca en Cannes con «Inside Llewyn Davis», un film intimista, lleno de música folk y melancolía y en el que destaca la actuación del protagonista, Oscar Isaac, y los característicos toques de humor surrealista de los realizadores de Minneapolis.

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GARA | CANNES

«Nos gusta esta historia porque siempre nos ha gustado mucho el Village del 61, el renacer de esa música», explicaron ayer los hermanos Coen en la presentación en Cannes de «Inside Llewyn Davis».

La película se inspira en época que marcó el renacer de la música tradicional americana a través de cantantes como Bob Dylan, a los que precedieron otros menos conocidos como Dave Van Ronk.

Una historia sobre «unos personajes y su tortuosa relación con el éxito», según la definió Ethan Coen, y una «combinación de `inoportunismo' y algunas tendencias autodestructivas, que vienen de la búsqueda de autenticidad», en palabras de Isaac.

«Inside Llewyn Davis» comenzó a tomar forma en la cabeza de los Coen cuando se imaginaron a un hombre que pega una paliza a un cantante en un callejón oscuro. Las razones de porqué lo hacía fueron el punto de partida para poner en pie esta historia que brinda un tardío reconocimiento a una música que los hermanos Coen conocen bien, explicó Ethan Y a unos músicos que luchaban por hacer oír un estilo que en la época en la que se desarrolla en filme no era muy popular.

Para Joel Coen, lo importante era encontrar unos actores que pudieran ser tan adecuados para sus papeles como buenos músicos o cantantes, por lo que «Pasamos mucho tiempo viendo actuaciones, cantantes (...) estuvimos jodidos hasta que encontramos a Isaac», afirmó Ethan Coen. Al protagonista, Oscar Isaac -nacido en Guatemala pero criado en Miami-, le acompañan en pequeños papeles Carey Mulligan, Justin Timberlake, Garret Hedlund o John Goodman, que contribuyen a crear un ambiente tan heterogéneo como era el Greenwich Village neoyorquino de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta. Es una historia sencilla, con momentos y personajes tan surrealistas como los habituales en su cine y con una música presente en cada instante de la narración mediante unas canciones melancólicas y llenas de una profunda simplicidad.

Bertolucci vuelve con un clásico

Por su parte, Bernardo Bertolucci estuvo ayer en Cannes para presentar la versión en 3D de la épica «El último emperador», que se proyectó restaurado dentro de la sección «Cannes Classics». Bertolucci aseguró que no está en contra de las nuevas tecnologías, pero se alegró de no haberlas tenido a mano cuando rodó la película, en 1987: «No tuve la tentación de caer en ese tipo de circo de efectos banales, con comida china que va hacia tu cara. No hay nada de eso, sino una discreta sensación de estar dentro, con los personajes».

«Me emocionó mucho verla de nuevo. Me sorprendió la cantidad de trabajo que vi en la película por parte de todo el mundo, desde el diseño de producción a la fotografía o el vestuario», indicó sobre ese filme que le hizo valedor de nueve Óscar.

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