URRUTIKOETXEA 22

IDOATE 18

Casi de la misma manera en la que los viejos herreros forjaban sus utensilios de metal, golpe a golpe, así forjó Mikel Urrutikoetxea ayer en el Bizkaia de Bilbo su primer pase a las semifinales del Manomanista, la primera de un vizcaino en catorce años -Imanol Agirre fue el último-, convirtiéndose en la principal sorpresa de este campeonato hasta el momento. El ganador del Olaizola II / Barriola del sábado en el Labrit será su rival en la pugna por la final.

Sin llegar a sacar con peligro, sin recursos en ese saque-remate que se antoja indispensable estos días, el golpe, la diferencia existente hoy en día entre la pegada del de Zaratamo y la de el de la Txantrea fue el factor determinante ayer en Miribilla, aunque, como siempre, el estudiante de Derecho obligó a exprimirse hasta su última gota a su rival y seguro que todavía hoy sigue dándole vueltas a la dejada que, con todo a su favor, echó bajo chapa con apretadísimo empate a 18 en el marcador.

A pesar de las dos mínimas rentas adquiridas por Idoate en el arranque, Urrutikoetxea se adelantó 8-3 a base de mostrarle la espalda a su rival. Sin embargo, acostumbrado a ello, el dos veces semifinalista fue capaz de, gracias a su gran defensa de volea -volvió a haber algún pito sin demasiado fuste pidiendo atxiki- meterle un parcial de 0-6 con el que recuperó el control del marcador, aunque sin tomar rentas de más de dos tantos.

Despliegue físico

Aunque ambos hicieron grandes tantos, ninguno de los dos estuvo especialmente acertado en el remate, por lo que el partido se alargó, convirtiéndose en una agonía en la que parecía que el físico iba a ser determinante, lo que otorgaba cierta ventaja a un guerrillero como Mikel Idoate.

Pasó su momento de apuro Mikel Urrutikoetxea, pero el de Zaratamo, hoy por hoy, está lejos de ser aquel prometedor pelotari que se fundía ante las adversidades. Su cuerpo también ha sido forjado en los últimos meses, en este caso a base de gimnasio, y los 11 kilos de músculo ganados desde que diera el paso a profesional en 2009 se notaron en la cancha. Y es que, justo en los momentos de mayor crisis, Urrutikoetxea recuperó su golpe y eso le sirvió para hacerse con el triunfo.