Maite SOROA | msoroa@gara.net
«Flores» en el adios
Antonio Basagoiti, ese animal político, anuncia que se va, y a servidora le da la impresión de que son más amables las despedidas de algunos adversarios que la que le hacen algunos supuestos amigos. Porque resulta que a una parte de la derechona el lenguaraz Antonio no le cae muy bien. Por ejemplo, a Luis F. Quintero, quien en «Libertaddigital» titulaba su última columna: «Balance de Basagoiti: aplausos de Sortu y fuga de votantes». Se preguntarán cuándo ha aplaudido Sortu a Basagoiti, y la respuesta es nunca, pero qué importa eso si el titular sirve para hacerle pupita al cesante... Quintero hace balance y afirma que «desde aquel mes de octubre de 2008 cuando Antonio Basagoiti se hizo cargo del partido han pasado cinco años en los que el PP vasco ha formado parte de una coalición para sacar a los nacionalistas del Gobierno, pero también ha protagonizado un giro político que ha terminado dando la espalda a la trayectoria llevada por antecesores como Jaime Mayor, Carlos Iturgáiz o la propia María San Gil. Así se lo han reconocido y aplaudido a su despedida no sólo los nacionalistas, sino también el entorno de ETA». Ah, o sea que lo que le escuece al columnista es que Basagoiti sucediera a los tres ultramosqueteros. Según Quintero, «el presidente de Sortu, Asier Arranz ensalzaba los esfuerzos realizados por el ya expresidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, por cambiar la línea ideológica de su formación y alejarse de la herencia política que había dejado su antecesora en el cargo, María San Gil. Según Arranz, `Basagoiti se dio a sí mismo la misión de reconducir al Partido Popular vasco desde la extrema derecha de María San Gil, Santiago Abascal y compañía hasta un centro que entonces se antojaba poco menos que remoto. Toda una proeza, porque la distancia política que separaba todo aquel PP del centro político era entonces galáctica'». Resulta que Hasier Arraiz -para qué escribir bien el nombre, pensará el abajofirmante...- reprochaba después a Basagoiti haber abandonado ese viraje, ceder a los más ultras y rechazar el diálogo. Pero eso no le venía bien a Quintero, que aprovecha el coscorrón que le dieron los votantes al PP en las últimas elecciones para concluir que «el saldo político de Basagoiti no puede ser peor». Eso es algo que servidora no va a poner en duda, pero por razones muy, muy diferentes.