El Gobierno aboga por aplicar la justicia transicional en el proceso con las FARC
El jefe del equipo negociador del Gobierno colombiano, Humberto de la Calle, defendió la aplicación de la justicia transicional en el caso de los diálogos con las FARC-EP porque, según subrayó en un artículo de opinión, repercute «en beneficio de la paz».
GARA | LA HABANA
El jefe del equipo negociador del Gobierno de Juan Manuel Santos, Humberto de la Calle, en un artículo publicado en el periódico «El Tiempo» abogó por la justicia transicional en un escenario postconflicto. Defendió que su aplicación «no es un acto de resignación, sino que persigue objetivos más amplios, como profundizar en el Estado de Derecho».
«La mayoría de quienes defienden la aplicación de la justicia de transición como consecuencia de un posible acuerdo de terminación del conflicto armado se refugian en la teoría del sapo: `El tratamiento menos drástico a los guerrilleros es un sapo que hay que tragarse en beneficio de la paz'». El ex vicepresidente colombiano consideró que, aunque la «la teoría del sapo es una visión pragmática que posee cierto valor, es también un enfoque limitado que desconoce los verdaderos confines de la llamada justicia transicional, cuyos esquemas pasan por el enjuiciamiento penal, el reconocimiento de las víctimas, la búsqueda de la verdad, la reparación integral, garantías de no repetición y reformas institucionales para que, cuando se trate de violaciones por parte de los agentes del Estado, se haga explícito el reproche de estas conductas», añadió.
Insistió en que «el territorio de la justicia transicional, a diferencia de lo que han sostenido algunos, es mucho más amplio que las simples medidas de amnistía e indulto, de larga tradición entre nosotros. Estas son fórmulas agotadas».
Consideró que sus objetivos son «radicalmente más avanzados. A partir de la utilización de formas especiales de justicia, se extienden al reconocimiento de las víctimas, la reconciliación y al afianzamiento del Estado de Derecho». «Justicia transicional es, en todo caso y sobre todo, una forma de hacer justicia. Aunque parezca una cacofonía, es exactamente eso: justicia para la transición que implica la finalización del conflicto armado», reiteró De la Calle.
Aseguró que lo que verdaderamente necesita Colombia y lo que debe surgir de este diálogo es la reconciliación nacional, que, destacó, no es sinónimo de perdón. «De hecho, el auténtico perdón es una cuestión individual», agregó. Dejó claro que «el Estado no es el que juega el papel determinante en el perdón», poniendo el foco en las FARC-EP, a las que instó a «reconocer sus víctimas. Es una cuestión esencial e insoslayable».
Asumió, eso sí, que «en Colombia hay un abigarrado escenario de fuentes de violencia, un entramado complejo de víctimas y victimarios».
Sobre esta cuestión, en una extensa entrevista concedida al periódico colombiano «El Espectador», el delegado de las FARC en la mesa de diálogo Pablo Catatumbo aseguró que «el país está maduro para escuchar con serenidad una declaración de responsabilidad histórica en el desastre que hemos vivido durante 60 años. Esa sola señal sincera por parte del Gobierno permitirá avanzar en transformar el acuerdo firmado en un tratado de paz». Pidió que se reconozca a las «víctimas de las dos partes» del conflicto.
«Que se pongan sobre la mesa todos los componentes del rompecabezas, que traigan a la mesa todas las víctimas y todos los victimarios», reclamó.
Las FARC negaron ayer la existencia de un acuerdo con el Gobierno sobre un «Banco de Tierras», y señalaron que cualquier entendimiento en el tema agrario debe tener en cuenta las propuestas que presentaron en la mesa de diálogo establecida en La Habana.