Algunas aperturas de disco son como una declaración de principios y Hugh Laurie lo perpetra con «The St. Louis blues», un corte que arranca con guitarra al estilo Ry Cooder para dar entrada a un plano abierto que homenajea al blues, la tradición del Misisipi y a la propia ciudad, un referente de bullicioso blues, jazz y ragtime, que es lo que Laurie aglutina en los cuatro minutos de humeante canción. De hecho, no resulta complejo imaginar el pasado musical y los clubes con un piano al fondo a la derecha. «The St. Louis blues» resume, en esencia, las trece canciones incluidas en «Didn't it rain» (la versión iTunes contiene 14 y la especial un segundo cedé).

En «Kiss of fire», con aires de tango, canta una chica en castellano, «con este tango nació el tango y como un grito salió del sórdido barrial buscando el cielo». En realidad no es que la canción posea un paso tanguero, sino que es una versión del tango argentino «El choclo» (1903), uno de los tangos más populares nacidos en Argentina y que, por alguna extraña razón, versionaron músicos como Nat King Cole, Connie Francis, Guy Lombardo, Jimmy Young, Violetta Villas, Julio Iglesias y, ahora, Hugh Laurie.

Con «The weed smoker's dream» regresa la voz femenina, ahora cantando en inglés. El tono tira hacia Nueva Orleans (como en otros cortes) y la chica canta como para investigar su partida de nacimiento. Ella es la guatemalteca María Gabriela Moreno, conocida como Gaby Moreno. Ha grabado seis álbumes, el último «Postales». Gaby canta, compone y toca la guitarra. Posee estilo, personalidad. El disco también cuenta con invitados como Taj Mahal, un singular guitarrista, y Pepper Mashay, nacida Jean McClain, una veterana de 60 años con una sugerente carrera fundida entre el ritmo y blues y el soul, siguiendo los pasos de Bessie Smith.

Entre las numerosas versiones retratadas con buen feeling se encuentra «Wild honey», que ni unos créditos mal rotulados podrían quitarle la autoría al notable Dr. John. Su medicina resulta reconstituyente, quizá más que aquellos remedios que llevaban los medicine man por el lejano Oeste.

Caliente y animada cabalga la canción que titula al disco, «Didn't it rain», voces góspel, soul, blues, groove y una atmósfera pegajosa. Es uno de los momentos más completos del segundo álbum de Laurie.

Romántico y con el piano a la espalda carga Hugh en «Careless love», una acaramelada canción blues que da paso a un solo de armónica de película y a una intervención de guitarra que aproxima el ambiente a un vals vaquero. Hermosa.

Destacan también «Vicsburg blues», «I hate a man like you», de Jelly Roll Morton, y «Changes», canción que Alan Price escribió para The Animals y que Laurie se la lleva, una vez más, al ambiente cálido y húmedo de Nueva Orleans.

Steve Martin

El hecho de que Martin no sea un actor tan serio como Laurie podría inducir a entender que su propuesta musical tiene que ser hilarante, pero Steve Martin es un tipo con capacidad para extraer del cerebro algo más que la media. Es actor, cómico, pero también escritor, guionista, productor... y notable músico. Steve tiene 67 años, pero desde los 17 ya comienza a tocar el banjo instruido por John McEuen, de la Nitty Gritty Dirt Band, formación de country y bluegrass que cualquier aficionado al género tendrá en vinilo en su estantería favorita.

Martin afronta este nuevo disco, lleva grabando desde el año 77, junto a la vocalista Edie Brickell, a quienes muchos recordarán por Edie Brickell & the New Bohemians, que en 1988 consiguió un fuerte éxito con «Shooting rubberbands at the stars». La tejana, como Martin, Edie Arlisa Brickell, ha continuado grabando con regularidad en el presente siglo, pero sin demasiado eco, a pesar de su emocionante voz.

«Love has come for you» ha sido número uno en las listas de bluegrass y 21 en las generales. El disco queda para los seguidores del folclore estadounidense, los amantes del banjo, el folk y la voz de Edie. Martin y Brickell completan una preciosidad de disco que merece un ahorro, una búsqueda. Escúchese «Fighter» o «Remember me this way», Youtube, es una alternativa, como Spotify, y todos convencidos.