El análisis sobre el fracking que hoy publica GARA ofrece algunas claves a tener en cuenta a la hora de formarse un criterio ante una técnica relativamente desconocida. La poca información al respecto a la que los ciudadanos tienen acceso procede de quienes se oponen a la fracturación hidráulica, dada la ocultación de sus promotores, al igual que ha ocurrido en torno a otros proyectos de gran envergadura, como el TAV. Los autores del estudio, expertos en geología y medio ambiente, explican clara y rigurosamente, con datos concretos y objetivos, en qué consiste la técnica del fracking, cuya aplicación exitosa puede producir un cierto beneficio económico, pero también no menos evidentes y graves perjuicios medioambientales y riesgos para la salud de personas y animales. De hecho, cada vez son más los países que han establecido moratorias e incluso prohibiciones al empleo de esa técnica. Ello exige al menos esa claridad y esa rigurosidad a la hora de informar a la ciudadanía que, a la postre, es la supuesta beneficiaria y/o perjudicada por la misma. Ella debería ser quien, sobre la base de la información acerca de ese tipo de proyectos, decidiera si se llevan a cabo o no; además, debería tener acceso al debate sobre el modelo energético y de crecimiento y las posibles alternativas al actual. Con información objetiva y detallada, y sin demagogia.