GARA > Idatzia > Kultura

Muguruza en México: «Me llena de orgullo escucharlos a todos cantar en euskera»

Fermin Muguruza actuó el pasado día 25 en México DF, final de la gira americana que le ha llevado también a Buenos Aires, Córdoba, Santiago de Chile y Bogotá. Tras el regreso le esperan este fin de semana la sala Jimmy Jazz de Gasteiz el viernes y el Hatortxurock al día siguiente en Atarrabia. El periodista mexicano Sergio Islas refleja las palabras de Muguruza previas al concierto, lo retrata y relata las canciones y ambiente generado en la bulliciosa sala Plaza Condesa.
p045_f01.jpg

Sergio ISLAS | MÉXICO

Fermin Muguruza es uno de esos casos cada vez más raros de artistas que prefieren el activismo político a ser parte de ese tedioso ritual que habitualmente le impone el mainstream a un creador de su talla. Lo mismo se le ve formando parte de una manifestación en Uruguay, que visitando el Museo de la Tolerancia en Colombia, o contactando como siempre con las bases zapatistas y colectivos independientes en México. Todo ello al paso de su gira «No More Tour», que le ha traído de nuevo al continente americano para realizar cinco conciertos en igual número de países, plagados cada uno del discurso que le caracteriza: rebelde, errante e inquieto. Incluyente también, porque no importando la latitud; siempre hay espacio para hablar de los problemas locales, sencillamente porque Fermin se ve a sí mismo como «un activista social, que cree en el derecho que tienen los pueblos a la libre determinación, sencillamente porque es posible».

El nombre de esta gira mundial remite a «una expresión que alude a la necesidad de seguir creando y superándome a mí mismo», afirma, porque no es que treinta años de música se vayan a cortar de tajo. Es más bien su oportunidad para seguir creando, auspiciándose a sí mismo su propia dosis de misterio a partir del siguiente año, «en paralelismo al silencio zapatista que me intriga mucho, porque el silencio también es una forma de comunicar, y me parece que hay muchos mensajes implícitos», un tema que él ha arropado desde siempre y que le llevó incluso a ser deportado escandalosamente de México cuando aún formaba parte de Negu Gorriak hace más de quince años. «Esto puede sugerir un cambio de ciclo para mí, un final que dará lugar a un nuevo comienzo, porque el silencio también es una figura musical imprescindible en cualquier partitura».

Escudo

Apenas una día antes de su concierto mexicano, Fermin platica con una veintena de medios y esa misma tarde tiene citas pendientes con diversos colectivos en una agenda personal que le entusiasma, «porque en México se lucha y se aprende». Además de la música, sus documentales avalan un trabajo que se aventuran por caminos que no son fáciles de tomar por cualquiera, llegando al extremo de involucrarse como escudo humano junto a otros artistas en 2002, para proteger a Yasser Arafat en su palacio de Ramallah durante los bombardeos israelíes.

Sobre si hoy en día estaría dispuesto a volver a arriesgar la vida por algún líder, Fermin reconoce que esa persona sería Arnaldo Otegi, «por quien me encadenaría afuera de la cárcel sin dudarlo. Aunque el término líder es algo desgastado y lleno de objeciones, se trata de ser coherentes y asumir la responsabilidad de fomentar, de todas las formas posibles, la libre autodeterminación de los pueblos y apoyar a todos los que dan su vida creyendo en esa causa».

«Venir a México es siempre para mí una experiencia de aprendizaje, siempre hay algo nuevo que ustedes tienen para enseñarme», expresa Fermin en el concierto, enfundado en una camiseta del EZLN que hace compatible la música y la conciencia, y el vasco se emociona al momento que los coros en euskara se uniforman en la sala. «Me llena de orgullo escucharlos cantar en euskara a todos, un idioma que apenas hablamos 600.000 personas en todo el mundo, y que hoy ustedes han hecho propio».

«Asmatic lion», «Mongolian barbarie», «Balazalak», «Police» y «Urrun» suponen el primer vendaval que lanza este amo del mestizaje. «Inkomunikazioa» remite al eterno boicot que el Estado español cierne sobre él todo el tiempo, pero que lo ha encumbrado en estas tierras al puesto de héroe libertario. Todo se sabe de él, todos le conocen. Porque sus temas remiten a su prolija alquimia musical, lo mismo en «Urrun» que «Azoka eguna» o «Euskal Herria Jamaica Clash», los sonidos se funden y la gente goza. Con «Shoot the singer» y «Big Beñat» acaba la primera parte de su concierto, con la gente extasiada que lo hará regresar dos veces más.

Tras el regreso a escena suenan «Etxerat», «La línea del frente» y una estupenda «Yalah Yalah Ramallah» que la gente skankea a tope. Segunda vuelta y suena «Kolore bizia», de los Negu, dedicada a Luis Güereña cantante de Tijuana No, uno de los promotores del punk rock mexicano fallecido hace ocho años.

UN POCO DE FIESTA

El concierto se cerró con «Sarri Sarri». Fermin mandó un saludo a Sarrionaindia. Fue la locura a ritmo de ska. Conciencia y fiesta digna para un país como México que ante la tragedia social, se está olvidando de disfrutar.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo