El desplome del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo ha marcado, junto al récord de la abstención (62,4% en las 563 ciudades pequeñas y medianas y 56,2% en las 16 principales), la primera vuelta de las elecciones locales del fin de semana en Italia. Una situación que podría reforzar la estabilidad del Gobierno de Enrico Letta, cuya formación, el Partido Demócrata (PD), ha cosechado unos buenos resultados.

Grillo respondió criticando a los votantes del PD y del PDL de Berlusconi -que no confirmó el éxito augurado por las encuestas-, los dos partidos que, dijo, «han destruido el país y le han condenado a un callejón sin salida».

La mayor sorpresa fue el batacazo del M5S. Los medios lo atribuyen a la deserción de sus votantes y a la «venganza» del PD y los expertos, a la decepción del 10% de un electorado que en las legislativas de febrero respaldó a Grillo «con la esperanza de que trajera un cambio que no se produjo» y a su «mensaje confuso, su incapacidad de poner su fuerza al servicio de un verdadero impulso reformista y a la modesta capacidad» de sus electos. Para algunos de sus militantes, que reclamaban autocrítica, este desplome es el castigo a su rechazo a formar Gobierno con el PD.