la jornada | Editorial 2013/5/27
Francia: la reacción toma la calle
En Francia la reciente aprobación y promulgación de una reforma legal que extiende a parejas del mismo sexo los derechos al matrimonio y a la adopción ha provocado una respuesta conjunta del clero católico, la ultraderecha política -representada básicamente por el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen- y la derecha que hasta hace poco se decía moderada.
(...) de acuerdo con encuestas de opinión, 78 por ciento de los franceses piensa que las movilizaciones de protesta tendrían que terminar, toda vez que la modificación legal ya ha sido promulgada. Sin embargo, es preocupante y significativo que el UMP haya abandonado sus conceptos tradicionales de centroderecha y haya decidido involucrarse en el respaldo a posturas características de la ultraderecha secular y clerical (...).
Entre los postulados civilizatorios y éticos logrados en la modernidad, uno de los principales es que las preferencias y prácticas de la mayoría no tienen por qué convertirse en prohibiciones discriminatorias contra las minorías. Esa convicción y sus consecuencias legales y sociales topan y seguirán topando con la resistencia de los reductos del pensamiento fundamentalista y cavernario que inspiran a los estamentos menos informados de la sociedad.
Tal resistencia es deplorable, pero puede entenderse como expresión del atraso educativo y la persistencia del autoritarismo y aun de la barbarie. Lo que no tiene justificación posible, en cambio, es que la UMP, uno de los polos principales de la vida política francesa, haya decidido plegarse a la reacción homofóbica y primitiva que se expresó ayer en las calles parisinas y sumado su apoyo a una demanda -suspender la vigencia de la ley y condicionarla a un referendo aprobatorio- que atenta, en lo formal y en lo sustancial, contra el estado de derecho y contra la institucionalidad misma. Semejante actitud sólo puede explicarse como producto de un cálculo electorero: dirigir un guiño a los votantes del FN para llevarlos a las filas de la propia UMP. (...)