David Cantalejo | compositor
«En los últimos años los compositores están mostrando interés por el txistu»
El joven compositor y pianista de Bilbo David Cantalejo finalizó sus estudios musicales en Iruñea con Joseba Torre y en Barcelona con Eulàlia Solé. Autor prolífico para su edad, ha escrito músicas para numerosos conjuntos camerísticos, pero en su catálogo hay un instrumento que sobresale entre todos los demás: el txistu.
Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
David Cantalejo ha ganado el segundo y tercer premios en la última edición del Concurso de Composición para Txistus «Durango Hiria», que organiza la asociación Silboberri, y cuyos galardones se entregarán esta tarde en San Agustin Kulturgunea durante un concierto en el que se interpretarán obras de Jon Artetxe, Joaquín Á. Lecumberri y el estreno absoluto de «Akelarre», de Urtzi Iraizoz.
Ha ganado dos premios del Concurso de Composición para Txistus «Durango Hiria». Y no es la primera vez, pues ya ganó este mismo concurso en 2007 y 2011. ¿Siente algún tipo de afinidad especial con el txistu?
El txistu es un instrumento que me trae muchos recuerdos de mi infancia. Siempre había pasacalles de txistularis en las fiestas señaladas de mi pueblo y desde entonces conozco el repertorio popular. Lo asocio a momentos alegres, con familiares y amigos. Es por ello que me llama la atención y tengo una afinidad especial con él.
¿Considera que este instrumento, tan unido a la música popular, está evolucionando en consonancia con los tiempos? ¿Están los compositores escribiendo nueva música interesante para el txistu?
Creo que en los últimos años los compositores están mostrando un gran interés por el txistu y considero que Silboberri tiene mucho que ver con ello, incentivando la creación de música nueva e implicando a compositores y a grandes intérpretes, sin cuya labor, empeño e interés, no se podrían conseguir buenos resultados. Se está investigando sobre las numerosas posibilidades del instrumento y, a mi juicio, se están consiguiendo resultados muy curiosos e interesantes. Yo mismo intento buscar recursos atractivos, tanto para el instrumentista como para el oyente, aunque algunas veces obtengo mejores resultados que otras.
La obra con la que ha obtenido el segundo premio del concurso tiene un curioso título, «La cápsula del tiempo». ¿De qué trata?
Suelo dar a mis obras títulos sugerentes, aunque no por ello esté escribiendo música con un programa literario. En esta ocasión describo «La cápsula del tiempo» como un sueño evocador de recuerdos pasados, que cobran fuerza cuando se desentierran de su letargo. Está escrita para txistu, tamboril y cuarteto de cuerda y tiene tres partes: la central es la que posee más fuerza expresiva, mientras que la obra comienza y concluye de forma enigmática. El txistu y el tamboril tienen un papel determinante en ella, de gran expresividad, cuyo clímax se encuentra en una cadenza antes del final de la obra.
¿Y qué hay de «Lamiak II», que también ha sido premiada?
«Lamiak II» está escrita para txistu, tamboril, violoncello y piano. La agrupación es un tanto peculiar y la compuse primando el conjunto camerístico, sin destacar ningún instrumento en especial. Está en la línea de «Lamiak», para txistu, tamboril y piano, que escribí hace varios años, encargada por Silboberri, y en ambas intento reflejar lo que me inspira el personaje mitológico. Está escrita en dos movimientos y es de carácter contrastante y agresivo. La construyo bajo principios dodecafónicos, aunque trabajados de una manera muy personal, imponiéndome mis propias reglas.
Además de compositor es usted un notable pianista acompañante. ¿Por qué faceta tira más su carrera en estos momentos?
Es complicado decantarme por una de las dos facetas. Me encuentro muy cómodo como pianista, especialmente cuando toco con grupos de cámara, pero también estoy muy a gusto componiendo. Lógicamente, me siento como pez en el agua cuando tengo que interpretar una obra mía, ya sea en conjunto o a solo. Pero en ambas especialidades es difícil abrirse paso, sobre todo porque hay muchos músicos jóvenes emergiendo, a mi juicio, de mucha valía.
Hace poco su rostro se ha hecho conocido al obtener la más alta puntuación en el concurso televisivo «Los Increíbles», con una curiosa prueba en la que tenía que adivinar los instrumentos que faltaban en la interpretación de una orquesta. ¿Cómo es que se animó a ir al concurso y además con una prueba semejante?
Los concursos de la televisión me han llamado la atención desde que era un niño. He participado en varios e «Increíbles» ha sido el más reciente. La prueba me la propuso el propio programa al saber a qué me dedicaba, ya que la tenían redactada y estaban buscando a algún «valiente» que ese atreviera con ella. Al principio me pareció muy complicada, pero luego me animé a realizarla y logré el favor del público en el programa clasificatorio. Pero en la final ocurrió lo contrario, logré superar el reto, que era considerablemente más difícil, pero solo convenció a una minoría del mismo. En cualquier caso, la experiencia fue maravillosa a todos los niveles y he conocido a gente realmente increíble.
¿Cree que el paso por el programa le dará algún impulso en su carrera como músico?
Ojalá me impulse de una manera u otra, pero creo que un concurso de televisión es algo circunstancial, puntual y efímero.
¿Cuáles son sus próximos estrenos a la vista?
Compositivamente tengo un encargo de Silboberri, cuya obra se estrenará en los próximos meses. Además, volveré a colaborar con el grupo de música contemporánea Garaikideak en su tercer proyecto, que se llevará a cabo en el mes de noviembre. También me sentaré al piano en Barcelona, acompañando en su impactante proyecto final de carrera a un amigo pianista admitido en la Manhattan School de Nueva York.
«El txistu es un instrumento que me trae muchos recuerdos de mi infancia. Lo asocio a momentos alegres, con familiares y amigos»
«`Lamiak II' está escrita para txistu, tamboril, violoncello y piano. La agrupación es un tanto peculiar»
«La experiencia de participar en el concurso de la tele fue maravillosa a todos los niveles y he conocido a gente realmente increíble»