Tras la huelga general del 30 de mayo, el sindicato LAB iniciará un nuevo camino dirigido a materializar la acumulación de fuerzas reflejada en las movilizaciones en la construcción de un nuevo modelo socioeconómico, en cuyo proceso cobrará especial protagonismo la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. Así lo explicaron ayer en Donostia la secretaria general de la central sindical, Ainhoa Etxaide, y el secretario general adjunto, Jabi Garnika, quienes valoraron «muy positivamente» el apoyo recibido el 30-M.

Etxaide destacó que en sectores como la Educación, especialmente en el ámbito universitario, la industria y el pequeño comercio la adhesión a la huelga fue muy alta, y apuntó que se trata de ámbitos que deben ser sujetos activos en el debate y la construcción de otro modelo.

En esta línea, declaró que esta última huelga se asemeja a la de 2009 en el sentido de que es un punto de inflexión en el diseño de un nuevo modelo socioeconómico, como la de aquel año lo fue en la determinación de enfrentar los recortes. Sobre las movilizaciones del pasado día 30, valoró que «nos unimos, no en la demanda, sino en la construcción de otro modelo».

Los trabajadores, sujeto político

En el contexto de la crisis económica que atraviesa el Estado español y otros países de la eurozona, Etxaide advirtió de que Bruselas «ya ha establecido una agenda neoliberal» y aseguró que en Europa no existe un movimiento sindical «tan fuerte» como en Euskal Herria y con una «agenda propia» para la construcción de otro modelo económico y social.

Así, añadió que la mayoría sindical y social vasca «no so solo denuncia las políticas neoliberales que han generado esta crisis, sino que demanda cambios estructurales». Destacó que la clase trabajadora de Euskal Herria se está convirtiendo en «sujeto político» a la hora de desarrollar alternativas a la crisis económica y que ello se visibiliza en los centros de trabajo, en el aumento de conflictos laborales y de las dinámicas de lucha emprendidas por los trabajadores.

Consideró que estas dinámicas son muestra de que «la mayoría social disputa el poder al capital» y exigió que se deposite la decisión en la sociedad vasca y no en los pactos políticos que puedan fraguarse en las diferentes instituciones. En concreto, criticó el posible acuerdo entre PNV y PSE en la CAV, que calificó de «fraude», así como un pacto UPN-PSN en Nafarroa.

Ante esta situación, mostró su compromiso por trabajar en la Carta de los Derechos Sociales, que aseguró «va a ser un modelo social» y «referencia» para activar el debate y gestionar el «contrapoder» que lidere la construcción de otras políticas.