El director general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat de Catalunya, Xavier Martorell, presentó el martes por la noche la carta de dimisión, según informó ayer el conseller de Justicia, Germà Gordó, que aseguró que fue una decisión personal basada en motivos de salud, en la que ni CiU ni el Govern presionaron en ningún momento a Martorell.

Sin embargo, resulta inevitable ligar la dimisión del jefe de prisiones al caso de espionaje político vinculado a la agencia de detectives Método 3, hecho público el pasado mes de febrero.

Según diversa información publicada en los últimos meses, Martorell habría contratado los ser- vicios de dicha agencia para espiar a algunos líderes políticos, incluso dentro de su propio partido, Convergència Democràtica de Catalunya. Todos los partidos políticos habían pedido con anterioridad su cese en el cargo.

La investigación policial -a cargo de la Policía española- sigue abierta, en un caso con más sombras que luces y en el que habría podido ser espiada buena parte de la clase política y empresarial catalana. Pocos dudan de que el caso de Martorell no es más que la punta del iceberg.