Casi descartadas las opciones de Gerardo Martino y Julen Lopetegi por tener compromisos en estos momentos, la dirección deportiva y el Consejo de la Real deben decidir en los próximos días si se concreta una de las opciones que analizan en el mercado europeo o si se apuesta por Jagoba Arrasate, el técnico de la casa en el que hay puestas más esperanzas desde la época de Alberto Ormaetxea y Boronat.

Desde que Marco se encargó del primer equipo en 1989, ningún técnico de la casa ha podido debutar como entrenador de la Real desde un inicio de temporada. Salva Iriarte, Periko Alonso, Gonzalo Arkonada, José Mari Bakero y Joserra Eizmendi asumieron el puesto en situaciones delicadas en plena temporada y tres no llegaron a acabarla y los otros dos fueron destituidos al inicio de la siguiente.

Con Jagoba Arrasate hay dos teorías, incluso dentro de los que deciden en el club. Una confía en él y le ve capacitado para asumir el papel de entrenador ya y otra dice que confía en él, pero entiende que es mejor foguearle en el Sanse antes de un hipotético salto que, como suele ser habitual en las últimas décadas, probablemente llegará en plena temporada. Porque no será fácil que este Consejo siempre pueda sostener a los entrenadores hasta final de cada ejercicio y seguramente entonces no se pensará que darle el equipo en una situación difícil será un riesgo y una forma de quemarlo y se le echaría a la hoguera que ha devorado a otros técnicos de la casa.

Lo mejor para Jagoba Arrasate no es foguearlo en el Sanse. Lo mejor para él es asumir la dirección del equipo ahora, cuando está formado, tiene jugadores de muchísimo nivel, con un gran ambiente y con el respaldo de una plantilla que ha sido muy receptiva durante toda la temporada a sus aportaciones. Por supuesto que tiene sus riesgos, como todas las decisiones, pero son menores a los que representa la contratación de un técnico foráneo.

En el entorno de la Real se ha pasado de considerar a Loren como un desastre de director deportivo a mitificarlo. Y ni lo uno ni lo otro. Acertará y se equivocará y, al igual que ha acertado con Lasarte y Montanier a la hora de buscar el cambio que necesitaba en cada momento el equipo, ahora se equivocará si hay una variación porque lo que se precisa es continuidad y eso solo puede darse con Arrasate. Si alguien piensa que va a venir un buen entrenador a ponerse el traje que le ha dejado Montanier es un iluso. Cualquier técnico nuevo que venga cambiará lo que funciona. Y ese es el mayor riesgo ahora.