Valgerour bjarnadottir | PARLAMENTARIA EN ISLANDIA
«Otros países valoraron más la experiencia de Islandia que nosotros»
La parlamentaria islandesa Valgerour Bjarnadottir presidió la Comisión Constitucional de su país que redactó la nueva Carta Magna, aprobada por la mayoría de ciudadanos en referéndum en octubre de 2012, pero cuya aplicación sigue en suspenso por la falta de voluntad del Parlamento.
Ainara LERTXUNDI |
La parlamentaria de la Alianza Socialdemócrata Valgerour Bjarnadottir expuso ayer en el Palacio Kursaal de Donostia, en el marco de las jornadas Herritarrekin, organizadas por la Diputación de Gipuzkoa, la experiencia de Islandia en cuanto a la implicación activa de los movimientos populares en la vida política y en la redacción de la nueva Constitución, aprobada en referéndum en octubre de 2012 con un 66% de los votos, pero cuya aplicación efectiva sigue en el aire. Bjarnadottir presidió el Consejo Constitucional formado por 25 delegados de diferentes edades, profesiones y niveles educativos -elegidos por votación popular-, encargados de redactar el borrador presentado posteriormente al Parlamento. El texto proponía mejorar la división de poderes, que el 10% del electorado sea suficiente para pedir la celebración de un referéndum, que un 2% pueda presentar una iniciativa legislativa en el Parlamento y una mayor transparencia por parte del Gobierno.
Durante cuatro meses, se reunieron tres veces por semana para revisar la Constitución heredada de Dinamarca en 1944 tras la independencia, reformada hasta en cuatro ocasiones. La ciudadanía islandesa pudo hacer sus aportaciones a través de las redes sociales y de la web dispuesta a tal efecto. En total, se recabaron 3.500 comentarios y 370 sugerencias. La participación también se extendió a los medios de comunicación y a la calle con debates públicos.
El colapso en 2008 de los tres principales bancos de Islandia, de 320.000 habitantes, y, por consiguiente de la economía, provocó la indignación de la ciudadanía y un cambio de gobierno a favor de la Alianza Socialdemócrata y el Movimiento de Izquierda-Verde. Sin embargo, cinco años después, han regresado a la oposición, mientras que la única coalición de partidos de derechas, principal causante de la crisis económica, ha regresado al Gobierno.
Preguntada sobre las motivaciones de tan sorprendente giro electoral, Bjarnadottir destaca entre otros aspectos la propia crisis y las promesas de los partidos conservadores, que aseguraron que bajarían los impuestos y el coste de la vivienda.
Promesas, en opinión de Bjarnadottir, difíciles de cumplir porque «no hay dinero en las arcas». «No es fácil de explicar lo que ha ocurrido. Lo cierto es que atravesamos por un periodo muy difícil y, en tiempos de crisis como la que vivimos en 2008 y aún hoy, la gente está más pendiente de su bolsillo que de otras cuestiones y creyó las promesas de la derecha de que, si ganaba las elecciones, bajaría los impuestos y reduciría la deuda. Nosotros, en cambio, no quisimos prometer nada que no pudiéramos cumplir, porque Islandia todavía no dispone de dinero suficiente y así seguirá siendo durante muchos años», manifestó a GARA.
Sobre la parálisis en la tramitación de la Constitución, recuerda que «ya en la redacción del borrador, nos encontramos con una oposición feroz. Las discusiones en el Parlamento siempre se eternizan con debates interminables. Si bien hay mecanismos para atajar los debates y decir `hasta aquí, no se discute más', son percibidos como una medida demasiado radical. Además, no teníamos la mayoría en el Parlamento para utilizar dicha herramienta».
En dos semanas, el Parlamento suspenderá sus actividades hasta setiembre como parte del periodo vacacional. Espera que a la vuelta se le dé un mayor empuje a esta cuestión. El reto, añade, es «mantener viva esta reivindicación popular y evitar que se pierda en el tiempo».
A modo de autocrítica, reconoce que «tal vez no fuimos capaces de transmitir de manera eficaz nuestros valores como socialdemocracia ni nuestros logros durante los cuatro años que estuvimos en el Gobierno, como, por ejemplo, la redacción de la nueva Constitución. Debemos tener más confianza en nosotros mismos y continuar por el camino trazado», subraya.
«Ciudadanos de países como España, Italia o Francia valoraron más la experiencia de Islandia que nosotros mismos. No supimos sacar rentabilidad a nuestro trabajo en el Gobierno. Ya veremos qué hace el actual y en qué derivan sus promesas. Ejerceremos una oposición constructiva, criticando la labor gubernamental cuando haga falta. No criticaremos por criticar, ese no es nuestro estilo».
«Es difícil de explicar. Lo cierto es que en tiempos de crisis como la que vivimos en 2008, y aún hoy, la gente está más pendiente de su bolsillo que de otras cuestiones y creyó las promesas de la derecha»
«No fuimos capaces de transmitir de manera eficaz nuestros valores y logros durante los cuatro años que estuvimos en el Gobierno, como la redacción de la nueva Constitución»